Pero van ganando. Sin duda afecta al segmento de población que apoya el soberanismo, pero es insuficiente mirar solo ese segmento catalán de gente que se suma al proceso con alegría visible, resulta preocupante la ilusión de aquellos trabajadores y clases populares españolas que piensan que aquello de la separación no va con ellos, que incluso lo ven con simpatía, dado que luchan contra el Estado español que ya es sabido su carácter derechoso, todavía más preocupante es que piensen que no les influirá el proceso de ruptura.
Millones de personas no son conscientes de que los costes económicos de una separación perjudicarían a trabajadores y jubilados, españoles. La contribución neta a la caja común la realizan fiscalmente las comunidades ricas, contribuyentes netos son las CCAA de Madrid, Catalunya, Baleares y Valencia, el resto son receptoras, salvo los casos particulares de las ricas Euskadi y Navarra que no contribuyen por el concierto-cupo particular del que disfrutan. Si algunos españoles en territorios históricamente atrasados han podido mejorar sus condiciones de vida en estos últimos 35 años, en parte ha sido posible por la redistribución fiscal del Estado, la esencia socialdemócrata, el estado del bienestar, que se dotaba entre otras, de las contribuciones fiscales de individuos pudientes y corporaciones con altos beneficios, en mayor parte asentados en los territorios contribuyentes netos citados arriba. Si ahora los ricos se van, si los más pudientes no contribuyen al Estado y éste deja de realizar su labor redistributiva, muchos millones de españoles empeorarán sus condiciones. Si los ricos dejan de pagar impuestos o consiguen que solo se gasten en su territorio, y ese es un primer objetivo de la secesión, las dificultades las notarán, principalmente, parados, dependientes, trabajadores y jubilados españoles. Esta será una de las mayores agresiones de clase que hayan vivido nunca estos grupos de personas. Este es uno de los aspectos del problema, sin duda hay otros, culturales, sentimentales, de reconocimiento, empezando por esta contribución citada que se ha venido haciendo durante años. La creación de dos trincheras, es una preocupación que irá en aumento. Algunos quieren ser protagonistas únicos, -allí y aquí- para ello tratan de expulsar y silenciar muchas voces que no se encuentren en los extremos, típicamente español, allí y aquí. La separación que provoca la apropiación por la derechona de símbolos, lugares e historia de España, lleva a miles de progresistas a abrazar lamentablemente las políticas de otros nacionalismos, fundamentalmente porque esos nacionalistas se enfrentan al nacionalismo español, asignándolos erróneamente un plus de democracia ideal y concreto respecto a las ideas constitucionales. Enfrente parece que la política que se desarrolla, en los discursos y los hechos es la de la confrontación, sea o no la estrategia diseñada todo parece conducir a lograr ese objetivo haciéndolo coincidir en el año santo de 2014, es lo que Joaquín Coll llama ‘el accidente insurreccional’. La intervención de la extrema derecha, y los Aznar boys cual machitos, echará más leña al fuego agravándolo todo puesto que su postura conduce únicamente al agravamiento a la radicalización ya que, no es que piensen que no tienen razón, sino que no tienen razones, como si no hubiera motivos y todo fuera un invento. En este asunto tan complicado, está apoyado en motivaciones reales con otras inventadas, peligroso por camino que transita que no parece tener retorno y complejo porque toda sociedad es un conjunto de múltiples interrelaciones nada unívoco; ninguna solución podrá ser sencilla, aquellos que las propugnan solo entorpecerán y su participación dificultará encontrar soluciones, que para serlo, deberán ser negociadas, si fueran impuestas no serían soluciones estables, no durarían; y deberán ser consensuadas muy ampliamente, lo cual requiere un clima de máxima serenidad ya que todos deben aceptar ceder un tanto. Los machotes generarán además problemas colaterales, –sus intervenciones añadirán más independentistas allí y retraerán posturas conciliadoras en todas partes, que se aparcarán para que nadie las vea en el mismo bando, nadie quiere que le arrimen a esa gente-.Otra vuelta de tuerca que dañará la convivencia española, la está dando la política partidista del PP, siempre alejado de la visión de estado, que implica ser inclusivo en cualquier movimiento, tratan de aprovechar particularmente el problemón para destrozar/expulsar al PSOE, pretendiendo obtener con ello el rédito electoral que perderá con la crisis económica. En este sentido muy similar al tratamiento dado por CiU, ocultar con la emoción nacionalista los problemas derivados de la austeridad en las condiciones de vida, lo cual tendrá también costes para ambos.
PD. Ambos cuadros son del CEO.