Revista Cultura y Ocio
Nací en Madrid, he vivido durante muchos años en Valladolid y me siento absolutamente español. Pero sobre todo, me siento yo.
Me encanta España porque en cada zona de mi país se puede disfrutar de su diversidad en cuanto a tradiciones, gastronomía, cultura, lenguas... Cuestiones que aportan esa variedad, que es lo que me maravilla de España. Adoro todas y cada una de las regiones que conforman mi país: Asturias, Galicia, Cataluña, mi Castilla, Extremadura, Andalucía, Aragón, Euskadi... en todas he pasado días inolvidables y he disfrutado de sus gentes, maravillosas. El que no haya vivido esto, seguramente no me entenderá.
Hoy se ha celebrado la Diada, fiesta de Cataluña, y en en estos días he cambiado de opinión sobre este tema.
Siempre he pensado que todas las regiones que conforman España se deben a la legalidad que se votó en 1978. Que ninguna zona tiene derecho, por decisión propia, a escindirse de España, que es el país que a todos nos aglutina.
Pero hoy he cambiado de opinión radicalmente. He visto a cientos de miles de personas cogidas de la mano pidiendo la independencia de España, he oído a personas diciendo que los españoles les odiamos y que quieren tener su propio país. Pues bien, tienen toda la razón.
Desde aquí pido que se haga un referendum en Cataluña y que voten si quieren ser un Estado distinto al español. Si es así, desde el día siguiente que empiecen a ser extranjeros con respecto a España, salvo aquellos que quieran ser españoles.
Estoy cansado de estas cosas. Si la mayoría de los catalanes quieren ser un Estado, que lo sean; si no lo quieren ser, que no lo sean.
Propongo la siguiente pregunta: "¿Quiere que Cataluña tenga un Estado propio con todo lo que conlleva? Si gana el sí, mañana seremos un Estado; si gana el no, no habrá otro referendum hasta dentro de cien años".
Los partidos políticos se encargarán de explicar las consecuencias del sí y del no. A partir de ahí, a aceptar la decisión de los catalanes.
Me parece muy respetable la identidad de los pueblos y de las personas, si la mayoría de los catalanes desean tener un Estado propio, una nacionalidad propia, una liga de fútbol propia, unas Fuerzas Armadas propias, una moneda propia... por mi, que lo tengan. En serio, es su decisión.
Yo quiero seguir siendo yo. El que no quiera estar a mi lado, que no lo esté. Podéis ser lo que queráis. De verdad, me da igual.