Revista Salud y Bienestar
Este inesperado fenómeno comenzó en enero y ha ido aumentando durante marzo, abril y mayo, relatan los responsables de los servicios, que cifran entre un 7% y un 10% la disminución de la demanda espontánea, en especial, de los procesos no graves susceptibles de ser resueltos en un centro de asistencia primaria (CAP). Pero en los CAP tampoco está aumentando la demanda. «No sabemos qué está pasando, pero no llegan enfermos a urgencias y en las salas de hospitalización hay camas libres, algo sorprendente», indica Sergi Hurtado, del área de Radiología del Clínic. «Quien viene a urgencias espera menos tiempo que antes porque, al haber disminuido la actividad quirúrgica por los recortes, tenemos camas disponibles», coincide Pepa Sánchez, del servicio de reanimación urgente de Bellvitge.
Una parte importante de esa menor demanda -aunque no toda- corresponde a usuarios que no precisaban una atención urgente pero que tenían por costumbre solicitarla, explica Mercè Biosca, directora clínica de los servicios de urgencias de Vall d'Hebron. Las unidades de oftalmología y otorrino son algunas de las que están notando más el descenso de demanda, añade Biosca. «Quien venía porque le pican los ojos o le duele un poco el oído, ya no nos llega. Suponemos que va a su CAP -afirma Biosca-. Los enfermos graves, los accidentes y las auténticas emergencias han disminuido, pero menos».
Las áreas que atienden la emergencia, el punto habitualmente más caliente y complicado de los hospitales de máximo nivel, empezaron a descongestionarse cuando la Conselleria de Salut anunció que el presupuesto de los centros sanitarios públicos iba a experimentar un serio recorte. «La difusión de esas medidas y las pancartas que dicen 'No te pongas enfermo que no tendrás cama' o 'No vengas a urgencias que esperarás 12 horas' han ejercido un efecto disuasorio de lo no urgente -dice Biosca-. Muchas personas que venían de forma inadecuada han asumido que tenemos menos medios, y que si acuden esperarán más tiempo».
-CONCIENCIA ESPONTÁNEA / Tal vez se está produciendo una especie de toma de conciencia colectiva sobre la razón de ser de la sanidad pública, considera Sánchez, de Bellvitge: «La Generalitat ha intentado durante muchos años, sin éxito, que los ciudadanos que no están graves no vayan a urgencias -añade-. Es posible que estemos ante una concienciación espontánea de los usuarios». Biosca calcula que casi un 50% de las visitas atendidas en el pasado en los servicios de urgencias no eran auténticas emergencias imprevisibles, sino molestias banales por las que los usuarios preferían no acudir a su CAP. De ser así, no obstante, la demanda estaría creciendo en los centros de primera asistencia y en la red de CUAP (Centro de Urgencias de Asistencia Primaria), que atienden las 24 horas. Y no es así, informa la dirección del Institut Català de la Salut (ICS), responsable de dichos servicios. Los responsables del Hospital Clínic sí atribuyen parte de esa menor demanda urgente a la apertura de varios CUAP en el Eixample barcelonés. Este centro atiende ahora un 20% de urgencias menos que hace cinco años, explican, a pesar de haber cerrado hace un mes el dispensario de la calle de València, que absorbía 14.000 emergencias cada año.
En el Hospital de Sant Pau el fenómeno es idéntico. De nuevo, la dirección relata que desde hace dos meses se percibe una sorprendente «y muy bienvenida» disminución de pacientes en la sala de urgencias, que calculan oscila entre un 8% y un 10% de la demanda habitual. «No sabemos por qué», apunta. Lo mismo sucede en el Hospital del Mar.
Al igual que en el resto de centros, el perfil de paciente que ya no acude a urgencias es el que los médicos definen como «visita urgente inadecuada». Esta calificación, puntualizan, nunca se traduce en la negativa a visitar a quien pide ser atendido. «Solo sabemos que un caso no era urgente cuando lo hemos atendido, porque los malestares graves no siempre son evidentes», explican. La decisión de desplazarse al servicio de urgencias de un hospital corresponde al paciente, aunque los centros siempre dispusieron de la opción -que ahora ejercen- de aceptar únicamente a los habitantes de su zona geográfica de influencia. Esto significa que ya no es posible recibir atención inmediata en cualquier hospital de Catalunya, salvo si se trata de una emergencia vital. La actual restricción económica provoca que esos rechazos por motivos geográficos se apliquen sin muchas contemplaciones. Más de un paciente se declara inadecuadamente tratado.
-TAMBIÉN EN LOS CAP / En los centros de asistencia primaria, la moderada afluencia de pacientes del último trimestre se suma al descenso que se inició con la introducción de la receta electrónica, que evita las visitas al médico de quienes únicamente precisan una renovación de fármacos. Esa prescripción se hace ahora en forma de planes terapéuticos que recogen la medicación de varios meses e informan de ella a la farmacia a la que el paciente está adscrito.
Con esta aplicación, Salut está consiguiendo reducir el gasto por consumo de fármacos, que sigue absorbiendo el 20% de su presupuesto. La receta electrónica aún no se ha implantado en toda Catalunya.
**Publicado en "EL PERIODICO DE CATALUNYA"
Una parte importante de esa menor demanda -aunque no toda- corresponde a usuarios que no precisaban una atención urgente pero que tenían por costumbre solicitarla, explica Mercè Biosca, directora clínica de los servicios de urgencias de Vall d'Hebron. Las unidades de oftalmología y otorrino son algunas de las que están notando más el descenso de demanda, añade Biosca. «Quien venía porque le pican los ojos o le duele un poco el oído, ya no nos llega. Suponemos que va a su CAP -afirma Biosca-. Los enfermos graves, los accidentes y las auténticas emergencias han disminuido, pero menos».
Las áreas que atienden la emergencia, el punto habitualmente más caliente y complicado de los hospitales de máximo nivel, empezaron a descongestionarse cuando la Conselleria de Salut anunció que el presupuesto de los centros sanitarios públicos iba a experimentar un serio recorte. «La difusión de esas medidas y las pancartas que dicen 'No te pongas enfermo que no tendrás cama' o 'No vengas a urgencias que esperarás 12 horas' han ejercido un efecto disuasorio de lo no urgente -dice Biosca-. Muchas personas que venían de forma inadecuada han asumido que tenemos menos medios, y que si acuden esperarán más tiempo».
-CONCIENCIA ESPONTÁNEA / Tal vez se está produciendo una especie de toma de conciencia colectiva sobre la razón de ser de la sanidad pública, considera Sánchez, de Bellvitge: «La Generalitat ha intentado durante muchos años, sin éxito, que los ciudadanos que no están graves no vayan a urgencias -añade-. Es posible que estemos ante una concienciación espontánea de los usuarios». Biosca calcula que casi un 50% de las visitas atendidas en el pasado en los servicios de urgencias no eran auténticas emergencias imprevisibles, sino molestias banales por las que los usuarios preferían no acudir a su CAP. De ser así, no obstante, la demanda estaría creciendo en los centros de primera asistencia y en la red de CUAP (Centro de Urgencias de Asistencia Primaria), que atienden las 24 horas. Y no es así, informa la dirección del Institut Català de la Salut (ICS), responsable de dichos servicios. Los responsables del Hospital Clínic sí atribuyen parte de esa menor demanda urgente a la apertura de varios CUAP en el Eixample barcelonés. Este centro atiende ahora un 20% de urgencias menos que hace cinco años, explican, a pesar de haber cerrado hace un mes el dispensario de la calle de València, que absorbía 14.000 emergencias cada año.
En el Hospital de Sant Pau el fenómeno es idéntico. De nuevo, la dirección relata que desde hace dos meses se percibe una sorprendente «y muy bienvenida» disminución de pacientes en la sala de urgencias, que calculan oscila entre un 8% y un 10% de la demanda habitual. «No sabemos por qué», apunta. Lo mismo sucede en el Hospital del Mar.
Al igual que en el resto de centros, el perfil de paciente que ya no acude a urgencias es el que los médicos definen como «visita urgente inadecuada». Esta calificación, puntualizan, nunca se traduce en la negativa a visitar a quien pide ser atendido. «Solo sabemos que un caso no era urgente cuando lo hemos atendido, porque los malestares graves no siempre son evidentes», explican. La decisión de desplazarse al servicio de urgencias de un hospital corresponde al paciente, aunque los centros siempre dispusieron de la opción -que ahora ejercen- de aceptar únicamente a los habitantes de su zona geográfica de influencia. Esto significa que ya no es posible recibir atención inmediata en cualquier hospital de Catalunya, salvo si se trata de una emergencia vital. La actual restricción económica provoca que esos rechazos por motivos geográficos se apliquen sin muchas contemplaciones. Más de un paciente se declara inadecuadamente tratado.
-TAMBIÉN EN LOS CAP / En los centros de asistencia primaria, la moderada afluencia de pacientes del último trimestre se suma al descenso que se inició con la introducción de la receta electrónica, que evita las visitas al médico de quienes únicamente precisan una renovación de fármacos. Esa prescripción se hace ahora en forma de planes terapéuticos que recogen la medicación de varios meses e informan de ella a la farmacia a la que el paciente está adscrito.
Con esta aplicación, Salut está consiguiendo reducir el gasto por consumo de fármacos, que sigue absorbiendo el 20% de su presupuesto. La receta electrónica aún no se ha implantado en toda Catalunya.
**Publicado en "EL PERIODICO DE CATALUNYA"
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