Los nacionalismos han dedicado muchas fuerzas a la construcción identitaria.
En
el tránsito político que vivimos el catalanismo tiene andado mucho ante los
excesivos silencios de todo el mundo, -ahora toca hablar de las izquierdas-, los
nacionalistas se han aplicado a ello durante años, mientras al otro lado se
callaba en muchos temas, durante mucho tiempo, al margen de la circulación de
clichés antiguos que algunos aplican tanto a pasado como a presente a situaciones
muy diferentes entre sí. Pérez Royo ‘En la dirección
equivocada’ , mantiene que 'La separación de Cataluña de España parece estar produciéndose ya, y a una
velocidad extraordinaria al menos en el terreno de la opinión pública' su andadura de construcción nacional
está desarrollada a pleno rendimiento desde hace muchos años, la construcción
de un patriotismo democrático español tímidamente esbozado desde la transición
sufrió un frenazo brusco con los gobiernos del PP de Aznar.
Que los españoles
no estén seducidos por España, es un problema considerable, porque el nacionalismo se extiende sin encontrar oposición seductora, -un país, una sociedad mejor, mas democrática, libre, igualitaria, justa, basada en ciudadanos libres que adoptan decisiones no ancladas en historias antiguas muchas de ellas inventadas, que se unen hoy, con los criterios de igualdad de hoy, sin crear mas fronteras y artificios separadores- el problema se agrava si con la crisis y las políticas gubernamentales aumentan las desigualdades y por tanto los desafectos, y en País Vasco y Cataluña el
cóctel puede resultar explosivo.
¿Qué
hacen las izquierdas si no defienden ideas propias? Ceder el sitio a los
nacionalismos que ocupan un lugar diferenciado al de la derecha españolista, lo
cual para mucha gente es suficiente. Si las izquierdas no defienden a los
trabajadores catalanes –y vascos- y a los más débiles del engaño de la pócima
mágica de la independencia que dicen mejorarán sus condiciones de vida y
trabajo quedará la interpretación del mundo, sus problemas y soluciones en manos
de otras corrientes ideológicas que llevan a compartimentar el mundo en conjuntos
de personas separadas en trocitos marcados por fronteras.
Se
puede entender el
agotamiento del PSOEy del PSC en este caso, pero no hasta
el punto de no llegar a un mínimo de respuesta al gobierno de CiU a tanto
desvarío como difunde su propaganda. Vean el ejemplo del déficit fiscal, un
argumento central desde hace años, aquellos 16.000 millones de € de déficit, un
año, que algunos en su propaganda elevaban a 20.000 anualmente y que en el
congreso de historia elevan a 300.000 millones durante los últimos 25 años, lo
cual muestra el rango de importancia que le concedieron y como no pudo ser de
otra forma caló profundamente, porque ni el gobierno central, ni PP, PSOE, PSC,
ICV… no fueron capaces de desmentir rápida y eficazmente de forma masiva, se
limitaron a una pequeña y perdida protesta. La solución era sencilla, para
desprestigio de la Generalitat, en el mismo informe de balanzas fiscales,
aparecían otros tres modelos, dos de los cuales daban cifras considerablemente
menores y otro las invertía, había superávit. No tiene explicación tanto
silencio, salvo que la lucha interna por decidir si apoyar o no el proceso
paralizara toda expresión crítica. Los nacionalismos atraen como la miel a las
moscas, pero parecería como si en este lado estuviéramos carentes de una
identidad de la que sentirnos orgullosos que pudiéramos contraponer, ¿incapaces
de ofertar una realidad constitucional atractiva que supere aquellas ofertas?,
¿inseguridad en su potencial?
Estamos
dejando la defensa de un modelo de sociedad en manos de la derecha, la
solidaridad interregional construida en estos años pasados no es una broma
social, debería sentirse el mucho peso en la construcción de identidad democrática
española, aunque parece que somos incapaces de entender que es imprescindible sumar
para ganar, lo cual lleva aparejado ceder alguna particularidad. Nos rebelamos
a la contra, mareas ciudadanas para defender el estado de bienestar que pocos días
antes hemos sido incapaces de reconocer con orgullo como signo de identidad
nacional española, icono democrático construido en los ochenta. –No podemos
ensañarnos con quienes lo construyeron e igualarlos a sus destructores, sin pasar
por el psiquiatra-
Si
no es posible defender a los que sufren opresión nacionalista en Cataluña, ni
denunciar abiertamente la tremenda corrupción catalana, ni responder a tanta
exageración propagandista, ¿para qué queremos la izquierda? si no logran frenar
a la derecha, si tampoco resuelven la tremenda crisis, el paro, precariedad,
recortes, desahucios, desigualdades, problemas de crédito, etc. si no es
posible ofrecer una visión de sociedad diferente, ¿para qué la izquierda? No
basta, ni mucho menos con elaborar argumentos como el PP es muy malo y por eso
crece el independentismo, lo cual siendo verdad no toca nuestra
responsabilidad, la argumentación anterior es secundaria para mantener una
postura política propia que defienda nítidamente una democracia contrapuesta a
una decisión de independencia tomada a raíz de un referéndum con 51% de
participación y un 51% de voto afirmativo, ¡un 26% del cuerpo electoral puede
decidir la autodeterminación en criterio independentista! Eso se viste con
ropajes de alta democracia. Si la izquierda no es capaz de contraponer otra
democracia a este planteamiento, el futuro de la izquierda se convierte en una
incógnita.
La
izquierda desaparecerá transmutada en nacionalista, y entonces las supuestas
ventajas económicas nacionales lo serán a costa de la solidaridad de clase en
el conjunto del Estado, lo que quitan a unos dicen que lo darán a otros,
redistribuir entre pobres, pero ¿quien asegura que una vez ahorrado el pago a
los unos las mejoras llegarán a los otros, obreros y pensionistas? Quizás ERC o
la CUP estén haciendo la revolución socialista y este servidor no se haya dado
cuenta de que los medios de producción y las finanzas pasan a manos obreras en
el programa por la independencia.
El
PSC e ICV , y la extrema izquierda, partidos intelectuales y militantes, han
orillado críticas básicas al nacionalismo, filosóficas y políticas, olvidaron el
contenido de clase por razones de oportunidad para combatir a la derechona, y
también porque sus direcciones estaban sobre representadas de catalanistas, la alta
población emigrante de décadas anteriores, los trabajadores no encuentran
propuestas, orientación ni aclaración y la crisis los está machacando, por lo
que se agarran a la salida que otros ofrecen con gran música y colorido, salida
populista que promete mejoras y juega con discursos encendidos, con
proposiciones de alternativas fáciles de desarrollar, y que remueva las
vísceras.
‘El independentismo es, la forma que ha adoptado en
Cataluña la denuncia y la desesperación…El relato catalán, ha alcanzado la
perfección del círculo político. Ha aliado a la derecha en el poder, y a buena
parte de la contestación radical de izquierdas’. El Estado de la izquierda. Jordi Gracia. El problema explotará cuando las
soluciones no lleguen a pesar de la secesión, aunque luego será tarde, el mal
ya estará hecho. El independentismo era antiguamente un reducto
mayoritariamente elitista con puro ADN catalán que se fortalecía sintiéndose amenazados
por el españolismo y la clase obrera, hoy al independentismo tradicional se
suma el sobrevenido del catalanismo antes unionista y otro sector numeroso que
suma es producto de la debilidad de las izquierdas que se encuentran sin
fuerzas para imponer un relato fuerte y coherente sobre lo ocurrido y por qué,
y lo más importante un relato que contenga salidas creíbles que consigan
ilusionar.