Hoy tuve muchas ganas de hablar con vos. Por primera vez en mucho tiempo, o por primera vez en mi vida al llegar a casa tuve esa sensación de vacío, no se soledad eh!. Sabés que me llevo muy bien con mi soledad y al menor síntoma de perderla, de sentirme observada, invadida… Hago algo y escapo. El punto fue que tuve una tremendas ganas de llegar y encontrar en casa a ese compañero con el que “nos habláramos todo” literalmente. Las buenas y las malas. Si, extraño eso. Y no se da con cualquiera…
Tal vez esto debió ser un mail, o un llamado. Pero no da, no soportaría otra vez la charla, las indirectas, las ironías, lo reproches… vengan de donde vengan, porque si a alguien te consta que no soporto en ese estado es a mí misma. Y ni pensar en alguna ilusión, por chiquita que sea. No y No. Extrañé a ese tipo que en los peores momentos siempre encontraba las palabras para sacarme una sonrisa o terminar riendo los dos… aunque fuera un tremendo drama el que tenía o teníamos...
Las cosas no están tan mal, tampoco bien. Y otro aspecto que me conocés es que con la intuición pocas veces fallo, aunque me hice la boluda cuando no quise (quiero) enfrentar algo que nos doliera a los dos. Te acordás esas cosas producto de tu psicopatía. Hasta eso me banqué. ¡No me digas que no soy una santa!!! Uy, arranqué con reclamos. Ves que al menos soy sincera, además de muy boluda, ya lo sé.
Bueno, tenía ganas de contarte el día que tuve, que incluyó de todo, muchas cosas lindas… y además un rollo personal que traigo, que me hace mucho ruido y a la vez me enoja… Mucho.
Capaz que de alguna manera me contestes que le haga caso a mis señales, o no me digas nada, o ya sepas todo y hasta cómo terminará. Por el momento, no sé qué hacer… O sí, pero no lo decido. Capaz que me asusta asumirme como la mujer que llega tarde a todos lados, o la que se le fue el tren. Aunque viste que los psicólogos dicen que cuando una puede decirlo, y además escribirlo… es el principio del cambio.
Ojala