La Catedral Vieja de Salamanca está consagrada a Santa María de la Sede y adosada a la Catedral Nueva, lo que convierte a Salamanca en una de las pocas ciudades donde coexisten dos catedrales, adosadas, y ambas espectaculares. Se construyó a lo largo de los siglos XII y XIII y, dado que la repoblación de la ciudad se llevó a cabo en época tardía, su estilo es de transición del románico al gótico. Posee una planta de cruz latina con tres naves, los pilares se diseñaron para sujetar una bóveda de cañón, típica del románico, pero se construyó una bóveda de crucería al estilo gótico, causando que entre pilares y bóveda no haya continuidad constructiva, lo que no impide afirmar que es el principal templo románico de Salamanca, y uno de los más bonitos y originales de España. Hasta que se construyó la Nueva, se pensó en destruirla, pero afortunadamente se tomó la decisión contraria, permitiéndonos admirar toda su belleza. Esta catedral románica tiene muchas curiosidades que conviene mencionar.
El Claustro, las Capillas y las Salas Capitulares sirvieron como aulas de la Universidad donde se examinaba a los estudiantes. Aquí nacieron los primeros estudios, que dieron lugar más tarde a la famosa Universidad de Salamanca, pero el terremoto de Lisboa de 1755 arruinó una parte importante del claustro, lo que motivó su desmantelamiento y reconstrucción en 1783. Debido al daño sufrido, y por diversos avatares de compra y venta, originó que dicho claustro acabara en Palamós, en una finca privada. Un grupo de investigadores, coordinados por Gerardo Boto Varela, investigador de la Universidad de Gerona, llegó a la conclusión de que el claustro de Palamós no es una imitación historicista del siglo XIX, sino que procede del auténtico claustro de la Catedral Vieja de Salamanca, del siglo XII.
Exteriormente, lo que más llama la atención de la Catedral Vieja es el cimborrio o Torre del Gallo, de corte bizantino, inspirado en el de la catedral de Zamora, pero más esbelto. En el interior, la mirada se centra en la espléndida belleza del retablo principal, que narra en 53 escenas sobre tablas la vida de Jesús y María, más el fresco superior, que representa el Juicio Final. Destacar también la imagen románica del siglo Xll de Nuestra Señora de la Vega.
Podemos concluir finalmente, que el conjunto catedralicio de Salamanca forma parte de sus señas de identidad y ofrece una perspectiva de la ciudad única y de gran belleza que admiramos cada día cuando vemos su magnífico reflejo en las aguas del río Tormes.
CIEN ESTAMPAS DE MI TIERRA
Una idea de Paqui para Curiosón