Raúl Rentero - La onda expansiva
Cerrojazo en Nervión. Las alarmas se disparan. Colaboradores, columnistas y oportunistas varios claman al cielo por la engañifa. Que si no se trajo a Pellegrini para esto. Que si estos jugadores alcanzan de sobra para llevar la manija de un encuentro. Que si la millonada del Jeque no es digna de semejante proceder. No pondremos desde aquí en solfa la metodología del técnico chileno. Lo dijimos en su día y ahora es más cierto que nunca: seguramente Pellegrini no era el entrenador más adecuado para sacar a un paciente de la UCI. El método del Ingeniero es de largo recorrido y aquí las urgencias mandan por encima de la estética. El Málaga C.F. es el que es y su situación en la tabla es la que vemos en las hojas centrales de los periódicos. Y ante eso, y con los goles rebasando como remolachas desde los adrales, no quedaba otra.
Cierto es, y ya se dijo, que para esto mejor no haber traído al técnico sudamericano. Si al final nos vamos a encomendar a un catenaccio a la costasoleña, mejor hubiera sido contratar a un experto en tales menesteres. Aún así, rompamos una lanza en favor del míster, que la semana pasada confesó estar más perdido que un atunero en las Bermudas. Una semana después ha demostrado que, a pesar de las convicciones, prefiere no morir con ellas. De valientes, ya se sabe, está el cementerio lleno. Veremos si, tal como está el patio, el chileno se atreve a dibujar el mismo planteamiento en el próximo partido de La Rosaleda ante el Getafe. Si decidimos tomar el camino de lo sibilino, al menos que nos reconozcan como tal.
De hecho lo importante no fue el punto sacado del Pizjuán con sacacorchos. Lo importante, en verdad, es la hazaña de mantener la virginidad, tanto tiempo ha y tantas veces mancillada, frente a tanto amante bandido rondando por el césped sevillista. De todos los fichajes realizados por el club el de Demichelis parece el más fiable, sin duda. Y eso que el Sevilla, justo es dar la de cal sobre la de arena, parece haber retrocedido ocho años. También lo dijimos en otras ondas: es difícil, y a veces imposible, entender el complejo concepto de estar entre los grandes. Cabría preguntarse, para quien tenga tentaciones de permuta, si preferiríamos tener como técnico a Gregorio Manzano, entrenador, por otra parte, que es uno por los que siento especial predilección pero que he encontrado en Sevilla con el norte perdido y ahuecando alas sobre el nido.
Así que habrá que dar por buena la cosecha, que parece quitarnos de encima algunos años y pone algo de antiojeras al insomnio. Sirva esta última cantinela para sacar las palmas por Sergio Asenjo, cuya mala suerte parece no tener límites. Desde esta onda expansiva le hemos atizado algún que otro pescozón; recriminábamos, hace un par de semanas, que esperábamos de él una mano salvadora que hubiera permitido puntuar en Mestalla. Lo dicho, borrón y cuenta nueva. Aunque hagamos la suma durante ocho meses. Si hace dos pensábamos que el palentino era el cancerbero del proyecto ahora no puede dejar de serlo. Como parte de batalla, y en compensación, le anoto un plus junto a la nota, que, aun con la rodilla hecha trizas, hizo el esfuerzo de erguirse para recoger una pelota que podría haberse convertido en el 1-0. A veces las acciones más comunes se convierten en proezas. Bravo por él. Le esperamos.
P.D. Una última palabra para el cabezazo postrero de Weli-gton, tras el cual le pitaron los oídos a la madre de Palop. Que no nos confundan con aquello de la mala suerte o la compensación del destino por agravios pasados, léase Javi Martínez. La puntería no es cuestión de suerte.