Revista Cine

Catherine, de Patrick Modiano.

Publicado el 07 abril 2015 por Meg @CazaEstrellas

"El mundo, cuando lo veía sin gafas, ya no tenía asperezas, era tan suave y tan acariciante como una gran almohada de plumón en la que apoyar mi mejilla, y acababa por dormirme (...) Con mis gafas veía el mundo tal como es. Ya no podía soñar".
Catherine, de Patrick Modiano.
Desconocía que el Premio Nobel de Literatura de 2014, Patrick Modiano, tenía en un haber algún título infantil, hasta que lo vi en el catálogo de Blackie Books. Imposible que esta joya pase desapercibida con una edición tan bonita y cuidada: tapa dura y preciosas ilustraciones del famoso ilustrador francés Sempé.Cuando era pequeño, Modiano vivía con sus padres y paseaba en solitario por París (su padre era judío y se movía en la clandestinidad mientras su madre trataba de triunfar como actriz). Esas vivencias del autor se plasman en libros como este, publicado en 1988 y editado ahora en nuestro país por la editorial antes referenciada.Catherine Certitude es una niña que vive en París con su padre, cuyos negocios y trapicheos no están claros. Su madre vive en Nueva York y es bailarina. Catherine quiere seguir los pasos de su madre, y se apunta a una academia mientras llega el momento de reunirse con ella. Pronto descubrirá que al quitarse las gafas para bailar puede ver el mundo de forma diferente, más borrosa y tierna.
"Al principio sentía envidia de mis compañeras porque no llevaban gafas. Para ellas todo era sencillo. Pero, cuando lo pensé, se me ocurrió que yo tenía una ventaja: la de vivir en dos mundos diferentes, según llevara puestas mis gafas o no. Y el mundo del ballet no era la vida real, sino un mundo en el que se saltaba y se hacían entrechats en vez de andar normalmente. Un mundo de ensueño, borroso y tierno como el que veía sin mis gafas."
Lo que más me ha gustado es el hecho de que la historia nos la cuenta Catherine ya de mayor, lo que imprime al libro su carácter evocador, nostálgico y entrañable, con el que en mayor o menor medida se puede identificar un lector al recordar su niñez. Un cuento dulce y melancólico con una protagonista cautivadora que a veces prefiere no ver la realidad tan clara. Ideal para acercar a los más pequeños a la literatura, aunque igualmente válido para adultos. 
"Y ahora, señora Vida, a vernos las caras".

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