Retomamos una serie de artículos sobre la Reina Catherine Howard publicados a finales de 2012. Aquí tenéis los enlaces anteriores para poder seguir está trágica historia:
Catherine Howard, "No other will but his" (Primera Parte)
Catherine Howard, "No other will but his" (Segunda Parte)
SEGUIMOS CON LA TERCERA PARTE...
10) Una vivaracha dama
Así como Thomas Culpeper estaba a años luz de ser un príncipe de fábula, Catherine tampoco es que podría considerarse una frágil protagonista de un romance decimonónico. Mas bien se trataba de un idilio en el que confluían el placer por lo prohibido, la lujuria, el poder, la ambición (estos dos últimos Thomas) y la falta de juicio por ambas partes. El historiador Baldwin Smith describe a Catherine como una niña alegre y vivaz que desconocía por completo las consecuencias que acarrearían sus temerarias acciones. David Starkey nos cuenta también que probablemente fuese una chica con cualidades de liderazgo y bastante resuelta. Por otro lado, Antonia Fraser expone que era la clase de muchacha que pierde fácilmente la cabeza por un hombre, en suma, una mujer que acepta sin muchas reticencias las proposiciones masculinas. Incluso se ha llegado a pensar que la reina Catherine tuvo relaciones con Culpepper para darle al rey un hijo varón saludable. No obstante, se descarta totalmente la posibilidad de que tuviera una mente tan calculadora y ambiciosa. Como se observa, la joven Howard era totalmente ingenua, no veían ningún inconveniente en compaginar ambas cosas mientras no la pillasen. Según sus propias palabras, había aprendido "cómo las mujeres podían mezclarse con un hombre y sin embargo no concebir ningún hijo al menos que lo quieran".
11) Un rey perdidamente enamorado
Volviendo al comienzo de su historia con Enrique VIII, a partir de abril de 1540 el rey había comenzado a conceder tierras a Catherine. En mayo, recibió veintitrés regalos de tela de seda acolchada, pagados por el rey. Eso denota una notoria importancia, un privilegio del aprecio y afecto del soberano. No está claro del todo si Enrique hizo a Catherine su amante antes de la boda, sin embargo, de lo que no hay dudas, es que estaba perdidamente enamorado de ella. Aún estando casado con Ana de Cleves, hay testimonios de que el rey atravesaba el Támesis para ir a visitarla, incluso en horarios intempestivos, como podría ser después de la medianoche. Enrique iba a ver a Catherine casi todos los días, pero a la mayoría de la gente pensaba que aquello era un juego de amantes como cualquier otro, a nadie entonces se les pasaba por la cabeza que la joven Howard podría convertirse en una futura reina.
Angela Pleasance interpretó a Catherine Howard en dos episodios de la serie de la BBC "Las seis esposas de Enrique VIII (1970)
Una semana antes de la boda, comenzó a circular el rumor de que Catherine estaba embarazada. En realidad, lo más probable es que la familia de la futura novia no permitiera que se quedara a solas con el rey hasta que él le propusiese matrimonio. Y sabían que si ella se mantenía comedida y casta, las probabilidades de que conquistará la corona eran bastantes altas, sólo había que fijarse en la trayectoria de sus predecesoras. Sin embargo, cuando se confirmó el compromiso, el ambiente seguramente estuvo más "relajado". Enrique estaba embelesado por su futura esposa y por parte de Catherine es improbable que rechazará sus avances. La joven adolescente se vio colmada de valiosas joyas, vestidos y dinero y se sentía exuberante ante tantas atenciones que recibía de parte de su benefactor.
En el fondo, la familia Howard sabía que Catherine no era una candidata ideal para reina. Según Antonia Fraser, a pesar de tener "un pasado" no es que la damisela fuera muy promiscua como algunos llegaron a afirmar: muchas jóvenes de aquella época, si se hubiera expuesto su vida privada al detalle, habrían demostrado poseer experiencias semejantes, en especial cuando esperaban casarse con el hombre con el que mantenían relaciones. Por otro lado, es cierto también que no era ninguna inocente. Lo que sucedía es que había un precontrato de por medio con Francis Dereham. El juego era peligroso: la relación de Catherine con Dereham no había sido exactamente secreta sino que "muchos la conocían". Pero bueno, una vez que el rey mostró interés por ella, todo eso fue convenientemente ocultado y olvidado. No se podría esperar otra cosa de los Norfolk, no era viable que el duque señalara la mala elección de su soberano. ¿Quién es capaz de estropear su propio triunfo? Además, Enrique ya estaba engatusado, entonces quien, por lo tanto, tendría el coraje de atentar contra la ira del rey revolviendo el pasado de su "rosa sin espinas"?
Continuará...
Bibliografía:Fraser, Antonia: Las seis esposas de Enrique VIII, Ediciones Web, Barcelona, 2007.
Hart, Kelly: The Mistresses of Henry VIII, The History Press, Gloucestershire, 2009.Lindsey, Karen: Divorced, Beheaded, Survived: A Feminist Reinterpretation Of The Wives Of Henry VIII, Da Capo Press, 1996.Ridgway, Claire: The Anne Boleyn Collection: The Real Truth About the Tudors, CreateSpace Independent Publishing Platform, kindle edition, 2012.Smith, Lacey Baldwin: Catherine Howard: A Tudor Tragedy, Amberley Publishing, Kindle edition, 2011.