Con bastante frecuencia, nos introducimos en la ética de la actuación médica dando por supuesto que los aspectos científicos están claros, por estar generalmente admitidos. Paradójicamente, en multitud de patologías muy frecuentes, no es así.
Es lo que sucede con la tesis de que la depresión se debe a problemas del metabolismo de la serotonina: tiene los pies de barro. Lo explica un artículo de The Conversation que remite a una revisión de Molecular Psychiatry y a otras referencias científicas sólidas.