Esta es la primera parte de la traducción de mi artículo de febrero en Mapping Ignorance.
El salario relativo entre trabajadores de mucha y poca especialización empezó a crecer en las industrias manufactureras de los EE.UU. a final de los años 80, fenómeno que también se observó en México. Al mismo tiempo, el comercio entre ambos países, medido como porcentaje del PIB de EE.UU., creció drásticamente durante el mismo periodo. ¿Significa esto que el comercio está detrás del patrón observado o es este un ejemplo de “correlación no implica causalidad”?
Kirokawa (2014) [1] examina la evidencia disponible para llegar a una conclusión plausible. Primero identifica las razones contrarias a esta hipótesis:
1. De acuerdo con el modelo estándar de Heckscher–Ohlin (H-O) usado para estudiar el comercio internacional, tras la liberalización del comercio, el salario relativo de los trabajadores especializados respecto a los no especializados debería haber crecido en EE.UU., el país con abundancia de los primeros, al producirse un movimiento hacia la producción de bienes con mayor uso de trabajo especializado. En México, sin embargo, el desplazamiento en la producción se produciría hacia bienes intensivos en trabajo no especializado y debería incrementarse su salario, disminuyendo consecuentemente la desigualdad salarial. Si el modelo H-O es correcto, el hecho de que las predicciones para México no se hayan observado implicaría que el comercio no puede ser la razón del incremento de la desigualdad. Esta es la llamada “anomalía de la desigualdad salario-comercio”.
2. En el modelo H-O, un incremento en el salario relativo de los trabajadores especializados respecto de los no especializados debería suceder tras un alza en el precio relativo de los bienes intensivos en trabajo especializado en EE.EE. Sin embargo esto tampoco se observa. De manera similar al punto 1, esto se conoce como la “anomalía precio-salario”.
3. Una tercera crítica se basa en el volumen del comercio: Krugman (1995) [2] proporciona ejemplos numéricos para explicar por qué el pequeño volumen de comercio bilateral respecto del PIB de EE.UU. hace muy difícil que el comercio pueda dar cuenta del cambio en salarios. Un punto al que no se suele hacer referencia en esta crítica es al hecho de que el volumen de comercio sí es grande si se mide en términos de la economía mexicana.
En vista de estas observaciones y otras similares para otros países, las principales explicaciones para el incremento de las desigualdades salariales se han basado en el sesgo pro-especialización de los cambios tecnológicos.
Krusell et al. (2000) [3] considera un modelo teórico estándar de producción agregada en el que permite diferencias en capital y en especialización del trabajo, y calibra sus parámetros usando datos de series temporales de los EE.UU. durante el periodo 1963-92. En el modelo muestran cómo los cambios en los factores de producción pueden explicar la mayor parte de la variación en los salarios. De acuerdo con su modelo, el mecanismo funciona así: el gran descenso en los precios de equipamiento en los 80 llevó a un incremento en la demanda de trabajadores especializados, los que podían usar esos equipos, y un descenso en la demanda de trabajadores poco cualificados, que son sustituidos por la nueva tecnología. Esta tendencia ocurre tanto en los EE.UU. como en México y es consistente con la “anomalía precio-salario”. Esto implica que los trabajadores no especializados de los EE.UU. se enfrentan a la competencia, no de los trabajadores mexicanos o de otro país, sino a una combinación de equipamiento de alta tecnología y de trabajadores especializados de su propio país.
Entre otros muchos estudios que relacionan el cambio tecnológico sesgado hacia la especialización con la desigualdad salarial encontramos a Lindquist (2005) [4], quien presenta una versión sueca del trabajo de Krusell et al., y Goldin y Katz (1998) [5], quienes documentan la importancia de la complementariedad ente capital y trabajo especializado durante el periodo 1909-29, cuando la economía también experimentó un cambio tecnológico importante y un aumento sustancial en la desigualdad salarial.
Parece, entonces, que el caso debe cerrarse y que los modelos basados en el comercio no explican los datos. Si embargo, el crecimiento del comercio internacional y estudios recientes sugieren que el comercio sí puede estar desempeñando un papel incluso si la tecnología sigue siendo la causa más importante para la desigualdad salarial.
(Seguirá en la segunda parte).
Referencias
1. Kurokawa, Y. 2014. A survey of trade and wage inequality: Anomalies, resolutions and new trends. Journal of Economic Surveys 28, 169–193.
2. Krugman, P.R. 1995. Growing world trade: Causes and consequences. Brookings Papers on Economic Activity 1995, 327–377.
3. Krusell, P., Ohanian, L.E., Rios-Rull, J.-V., and Violante, G.L. 2000. Capital-skill complementarity and inequality: A macroeconomic analysis. Econometrica 68, 1029–1053.
4. Goldin, C., and Katz, L.F. 1998. The origins of technology-skill complementarity. Quarterly Journal of Economics 113, 693–732.
5. Lindquist, M.J. 2005. Capital-skill complementarity and inequality in Sweden. Scandinavian Journal of Economics 107, 711–735.