1) RIVALIDADES TERRITORIALES
- Francia, que no ha olvidado la humillación de 1871, sigue reclamando Alsacia y Lorena y, si cabe, con mayor fuerza debido al auge del nacionalismo francés.
- Las fuerzas nacionalistas polacas (Pilsudski), muy vivas, reivindican la resurrección de Polonia como estado (su última división se había producido en el Congreso de Viena).
- En entradas anteriores se ha dejado constancia de las rivalidades en los Balcanes, las distintas divisiones de su territorio con los consiguientes descontentos y reivindicaciones.
- Rivalidades territoriales en las colonias.
2) RIVALIDADES ECONÓMICAS Aunque varios autores sostienen que no hay que exagerar el factor económico como causa de la Guerra, hay otros muchos que lo ponen en primer plano y no dudan en presentar este conflicto como una guerra imperialista, por la conquista de mercados y el control de materias primas. El enorme crecimiento industrial de las potencia explican esta necesidad de mercados y materias primas. Además, el fuerte proteccionismo reinante y el establecimiento de circuitos comerciales cerrados con las colonias contribuyeron a enrarecer las relaciones internacionales.
Edit. Vicens Vives
Alemania, con gran desarrollo industrial desde 1870 y una gran competitividad de su producción, disputa a Gran Bretaña los mercados exteriores, incluso llega a arrebatar varios mercados a los ingleses en Europa (Francia, Holanda, Rusia...) y América Latina. Ejemplos:
“Pero la competencia entre exportadores alemanes e ingleses era muy dura en casi todos los mercados europeos (...)
En 1898, las compras efectuadas por Francia en Alemania llegaban apenas a los tres quintos de las que eran efectuadas por ella en Gran Bretaña; en 1913, las importaciones alemanas e inglesas se encontraban casi al mismo nivel.
En Bélgica, donde, en 1898, eran más importantes las importaciones inglesas que las alemanas, ahora las alemanas sobrepasaban en 200 millones de francos belgas a las inglesas.
Los holandeses compraron, en 1913, 1.051 millones de florines de mercancías alemanas, y solamente 356 millones de mercancías inglesas.
En Italia, donde el comercio inglés (...) había conservado clara preponderancia hasta finales del siglo XIX, la situación se había invertido; las importaciones alemanas (626 millones de liras) sobrepasaron en 50 millones de liras en 1912 a las importaciones inglesas.
En Rusia, las importaciones alemanas (...) llegaban al cuádruplo de las importaciones inglesas.
Por último, las supremacía del comercio alemán sobre el inglés, desde 1890 en Rumanía y desde 1901 en Serbia, se extendió en 1911 a Bulgaria.”
Pierre Renouvin. Historia de las relaciones internacionales.
La población inglesa tomó conciencia de esta rivalidad a través de la prensa y de la obra del economista Williams titulada "Made in Germany". Bien es verdad que los mercados financieron siguen teniendo su centro en Londres y, en segundo lugar, en París.
“A pesar mío soy cada vez menos inglés. Mi calzado es francés, mi ropa alemana, las sillas de mi despacho son de fabricación alemana, lo mismo ocurre con mis plumas, mi papel y mi alfombra: la cerveza que bebo es alemana. Pronto lo único inglés de mi casa serán mi carne y mis huesos y los sentimientos inmutables que me animan.” Palabras del cónsul del Reino Unido en Aleppo (1898). 3) LA CARRERA DE ARMAMENTOS La veloz carrera de armamentos es, en parte, resultado de las tensiones entre las potencias. Para justificar la carrera de armamentos los Estados Mayores insisten en la situación de estado de guerra y, apoyados por la prensa, tratan de despertar y alimentar un furibundo nacionalismo.
El siguiente gráfico ilustra el aumento del gasto militar desde la primera crisis marroquí al inicio de la I Guerra Mundial. Todas potencias aumentan el gasto militar, pero lo que más destaca es el aumento de Alemania (muchos de estos fondos fueron destinados a la marina de guerra).
Se constata también un aumento de los efectivos militares de los distintos ejércitos.
En este ambiente, es fácil explicar el fracaso de las tendencias pacifistas y de los intentos por frenar la carrera de armamentos (terrestres y navales). 4) LA PSICOSIS DE GUERRA Y EL FUERTE NACIONALISMO En los años anteriores al estallido del conflicto fue haciendo acto de presencia una psicosis de guerra. La guerra va apareciendo como un hecho inevitable que podía convertirse en una "guerra liberadora". Muchos autores han destacado el papel de la prensa en hacer surgir y mantener esta psicosis de guerra entre la población.
Se constata el avance de un fuerte nacionalismo que se presenta en dos facetas: la protesta de las minorías nacionales que se consideran sometidas y los deseos expansionistas de las potencias. Señala Martínez Carreras que las corrientes del sentimiento nacional, los intereses materiales y las crisis políticas contribuyeron a acrecentar las mentalidades nacionalistas de los pueblos, de los Estados Mayores y de los Gobernantes.
"Unos quieren la guerra porque es inevitable dadas las circunstancias actuales. Y para Alemania más vale enseguida que tarde. Otros la consideran necesarias por razones económicas, motivadas por la superpoblación, la superproducción y la necesidad de mercados y salidas de productos, o por razones sociales: una maniobra de distracción en el exterior sólo obstaculizar o retardar la llegada al poder de las masas democráticas y socialistas. Otros inseguros sobre el porvenir del Imperio (*), y creyendo que el tiempo que transcurra irá en beneficio de Francia, piensan que hay que acelerar los acontecimientos. No es extraño encontrar, a través de conversaciones o folletos patrióticos, el sentimiento oscuro, pero profundo de que una Alemania libre y una Francia resucitada son dos hechos históricos incompatibles. Otros son belicosos por "bismarkismo". Se sienten humillados por tener que discutir con los franceses, que hablar claro, razonablemente, en las negociaciones o conferencias en las que no tuvieron siempre razón, mientras tienen la fuerza más decisiva. Hacen emerger un orgullo sin límite de un pasado reciente, alimentado por recuerdos vividos, por la tradición oral o por los libros, y herido por los acontecimientos de estos últimos años". P. GUILLEN "EI Imperio Aleman (1871‑1918)". Tomo II. Vicens Vives, 1.973. EJEMPLO DEL AMBIENTE BELICISTA EN EUROPA (1914) "Francia no está aún preparada para el combate. Inglaterra se enfrenta con dificultades interiores y coloniales. Rusia rechaza la guerra, porque teme la revolución interior. ¿Vamos a esperar a que nuestros adversarios estén preparados o debemos aprovecharnos del momento favorable para provocar la decisión? Esta es la grave cuestión que hay que zanjar.
El ejército austriaco es aún fiel y útil. Italia está todavía firmemente ligada a la Triple Alianza e incluso si prefiere (...) mantener la paz para restañar las heridas de la última guerra, sabe (...) que si Alemania es derrotada, quedará sin remedio a merced de la violencia de Francia e Inglaterra y perderá su posición independiente en el Mediterráneo
(...) Podemos igualmente contar llegado el caso con Turquía y Rumania (...) Podríamos tener la dirección de la política europea mediante una ofensiva resuelta, y podríamos asegurar nuestro porvenir.
Esto no quiere decir que debamos provocar la guerra; pero allá donde se manifieste un conflicto de intereses (...) no debemos retroceder, si no solucionarlo mediante la guerra y comenzarla con una ofensiva resuelta, poco importa el pretexto, porque no se trata de ese conflicto, sino de nuestro porvenir, lo que está en juego." Extracto de un artículo aparecido en el diario alemán Die Post. 24 de febrero de 1914