Se trata de un problema crónico que sufren más las mujeres. La producción baja de lágrima aparece en la menopausia y con más frecuencia en terapias hormonales sustitutorias, donde los estrógenos
aumentan su incidencia.
Riesgo de la sequedad excesiva
Cuando el ojo no produce con eficacia la lágrima o bien su composición no es adecuada, no puede distribuir de forma correcta la humedad, provocando el síndrome de ojo seco.
Esta afección también puede llegar a provocar una alteración en la vista, dañando la superficie del ojo, debido a la aparición de úlceras o infección de la córnea.
Síntomas
- Si las molestias son esporádicas no hay que preocuparse, pero si se convierte en algo habitual la aparición de estos síntomas, es necesario acudir al médico.
- mala visión
- cansancio de los ojos
- parpadeo continuo
- dolor, molestias con las lentes de contacto
- sensibilidad excesiva a la luz
- escozor y enrojecimiento
- sensación de ardor
Otras causas
- pasar mucho tiempo bajo los efectos del humo de tabaco la contaminación o ambientes demasiado secos o con ventiladores.
- algunos medicamentos reducen la lágrima, como los diuréticos, los beta bloqueadores, los antihistamínicos, calmantes, anticonceptivos, ansiolíticos, etc…
- enfermedades como diabetes, o autoinmunes
- abuso de las lentillas
- alimentación pobre en ácidos grasos omega 3
- cirugía refractiva corneal
- avanzada edad
El tratamiento depende del grado que haya alcanzado la dolencia.
Generalmente hay que recurrir a lágrima artificial y pomada lubricante así como procurar desenvolverse en ambientes con mayor humedad.
Otra opción consiste en bloquear el canal por el que la lágrima fluye hacia la nariz, para que ésta permanezca más tiempo en el ojo.