Se trata del hallazgo en Praga de un enterramiento perteneciente a la cultura de la cerámica cordada con el esqueleto de un hombre.
En esa cultura, los restos de los varones suelen aparecer tumbados sobre su lado derecho, con la cabeza apuntando al Oeste y acompañados por armas como cuchillos y martillos. Pero este señor estaba acostado sobre su lado izquierdo, con la cabeza hacia el Este y rodeado de “jarras domésticas”. Es decir, lo habían enterrado como a una mujer.
Por tanto habría sido considerado “femenino” por los suyos, y según concluyen los arqueólogos, habría sido probablemente un varón homosexual y/o transexual.