Ser aficionado al fútbol es una ardua labor, por no decir masoquista. Y si encima el equipo que apoyas es un desastre total, en mi caso, la cosas no pueden terminar bien al momento de realizar una maldita apuesta. Perdí, por supuesto. Y mi recompensa fue visionar una de las peores películas que yo recuerde en muchos años. En serio, muchos años. The Mortal Instruments: City of Bones (título en inglés), es la adaptación cinematográfica de la saga literaria de fantasía creada por Cassandra Clare allá por el año 2007. Como viene siendo costrumbre en años recientes, a raíz de Los Juegos del Hambre, el género literario conocido como Young-Adult, un disparate traducido como Jóvenes-Adultos, ha ganado inexplicablemente una horda de seguidores en todas partes del mundo.
La saga de Cassandra Clare, conocida como The Mortal Instruments, bautizada en español como Cazadores de Sombras, lleva publicados hasta el momento seis libros…¡seis libros! Y eso no es todo. La propia escritora ha seguido expandiendo su universo con más precuelas y secuelas de su obra original y tal parece que el final luce muy lejos. Mientras las ganancias sigan siendo redituables Clare podrá seguir por tiempo indefinido. Ojo, no estoy criticando a la escritora ni a los fans sino a la industria, misma que ha caído en una zona de confort de reciclar la misma historia una y otra vez, promocionándola de paso. La fórmula base es bastante simple y tal parece que muchos listillos por ahí la venden como algo nuevo y el público cae en la trampa por culpa propia. Una tristeza pero es lo que hay. Y si te gusta la saga o eres seguidor asiduo no te culpo, son tus gustos. Adelante. Yo voy a hablar de la obra fílmica no de la literaria, la cual no pienso leer. Tengo muchos otros libros pendientes que planeo terminar en el transcurso del año como para agregar otro que sinceramente poco me interesa. Vamos pues a la película.
Horrible adaptación
Aquí me estoy metiendo en terreno peligroso pues desconozco el universo de Clare a fondo. Sin embargo me he informado, gracias a esta poderosa herramienta llamada Internet, del contexto de la historia, personajes y el conflicto presente a lo largo de la saga. Basta con un click para saber completamente todo sobre la vida de alguien o de algo. De Cassandra Clare sé que es un fanática de Harry Potter y que inclusive ha escrito historias acerca del mundo de Rowling, algo que acabaría por plasmar en su primera saga de fantasía como lo fue Ciudad de Huesos. Evidentemente el género fantástico goza de muchos seguidores y si encima lo metes en el mismo saco (Young-Adult) que Los Juegos del Hambre, Maze Runner y demás similares, el éxito está asegurado. Obviamente la temática puede variar de una obra a otra pero los elementos seguirían siendo los mismos con los que el lector se identificara: Un mundo en crisis, un villano bastante pintoresco y una o varias historias de amor juveniles. Repetitivo pero efectivo.
Dicho todo eso, ¿en qué se equivocaron al adaptar una obra de fantasía para jóvenes que ya tenía sus bases contadas mil veces? Por increíble que parezca, en todo. Lo más básico de cualquier historia, sobretodo una ambientada con monstruos y criaturas fantásticas, es tener personajes plenamente identificados con el espectador, sobretodo si este último desconoce la obra en cuestión. Cuanto mejor desarrollado esté el personaje principal, con sus virtudes y defectos, así como el resto de personajes secundarios que lo (a) ayudarán o impedirán concretar su destino (misión,objetivo,etc.) mucho más fácil resulta para el espectador promedio interesarse por lo que le están contando. En Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos, eso nunca pasa. Un gravísimo error pues ahí radica su fracaso.
La protagonista principal, Clarissa Adele Fray (Lilly Collins), tiene tan poco peso en su propia historia que resulta preocupante cuestionarse si en verdad los encargados de producir la película sabían de la importancia de Clarissa en el relato. Esto es culpa también, evidentemente, de la actriz seleccionada para el protagónico y de un director inexperto cuyo máximo logro fue hacer el olvidable remake de Karate Kid. Si, ése con Jackie Chan y el odioso hijo de Will Smith. Pero de ellos hablaré un poco más adelante. Sigamos con nuestra protagonista. Bien, ¿por dónde empezar? Se supone que Clarissa es una adolescente de 16 años común y corriente que vive junto a su madre, interpretada por una sosa y desaprovecha Lena Headey. En ocasiones los visita el mejor amigo de su madre, Luke, una especie de figura paterna para Clarissa. “Clay” va la escuela, tiene amigos y hace cosas que una chica de su edad haría. Inclusive nunca le pasa por la cabeza que su mejor amigo está enamorado de ella. Hasta ahí todo bien, cliché pero bien. ¿La virtud de nuestra protagonista? Sabe pintar. ¿Su debilidad? Nunca la sabremos pues durante toda la película no se molestan en mostrárnosla, simplemente la hacen ver inútil y dudo que ésa sea su debilidad. Así que tenemos a un personaje unidimensional. Empezamos mal.
¿La historia? Se supone que Clarissa tiene poderes divinos, o es una especie de Semi-Ángel que debe combatir a los demonios que habitan la Tierra, pero no a los hombres lobo o vampiros pese a que estos mismos también existen en este mundo ficticio. Lo sé, es algo confuso. Pero bueno, lo digo en términos muy generales, está claro que es más profundo que estas líneas pero en esencia esa es la gran revelación que tiene nuestra protagonista: ella es una Nefilim, término bíblico que hace referencia a los ángeles caídos del cielo sobre la Tierra. Dentro del contexto de la obra creada por Cassandra, hace mucho tiempo hubo una guerra entre ángeles y demonios; uno de los ángeles fue el responsable de mezclar su sangre con la de los humanos, dando como resultado la raza Nefilim, mitad humano y mitad ángel que se encargarían de combatir a las fuerzas demoníacas por toda la eternidad. Clarissa descubre que su madre es una Nefilim y que su difunto padre, interpretado por un borracho Jonathan Rhys Meyers, es el responsable de un terrible mal que amenaza por completo el mundo del hombre y de las demás criaturas que lo habitan. Ésa es la idea general. Bien, pues nunca se ve reflejado de manera coherente en la pantalla. Lo digo de verdad. Ni tampoco por qué los hombres lobo y/o vampiros no califican como demonios o como una potencial amenaza para el humano.
Resulta un tanto decepcionante tener que investigar por otros medios la historia básica de la película que acabas de ver y que no te pudieron explicar, sobretodo en una historia que es el comienzo de una saga con múltiples personajes, escenarios y situaciones. No diré mucho más sobre la trama porque quizás quieran ver la película e ir descubriendo el mundo de posibilidades que tenían por abarcar y que al final terminaron desperdiciando épicamente. Las ideas están ahí pero nunca las explotan ni mucho menos se interesan por ellas. ¿Resultado? Fracaso en taquilla y en crítica. Y tal parece que la adaptación que hicieron de la misma obra pero para televisión no le fue muy diferente. Tengo dos teorías: O los libros son muy malos o los responsables de adaptarlos no sienten ni la más mínima pizca de emoción y amor hacia el material literario. Porque fans hay y me cuesta trabajo pensar que un grupo de gente le agarre cariño a personajes basura e historias mediocres, pero bueno, ahí tenemos los casos de la saga Crepúsculo y Cincuenta sombras de Grey, recientemente.
Un mundo muy aburrido
Lo menos que puedes hacer al recrear un mundo de fantasía es procurar que este mismo sea mágico y espectacular, algo que te queda en la memoria y que desearías estar ahí. Ya saben, como La Tierra Media, Hogwarts o Narnia, mundos de sueños llenos de vida, peligros y desafíos que inducen al espectador a plantearse la posibilidad de vivir ahí. En Ciudad de Huesos tenemos a Nueva York siendo pues eso, Nueva York. El diseño de arte y escenografía no tuvo ni el más mínimo interés en innovar algo en el apartado visual. No hay un solo plano o momento que luzca mágico dentro de la película. Todos los set pieces lucen sin vida, planos y comunes. Recuerda que el cine es imagen y sonido, a diferencia de la literatura donde todo está recreado en tu imaginación. Entonces, pese a que en las páginas del libro las descripciones de los lugares sean muy torpes o vagas, CREA e INVENTA.
Las criaturas que habitan este dichoso mundo: hombres lobo, vampiros, ángeles, demonios etc., lucen tan simples y monótonos que provocan más pereza que asombro. No existe la menor relevancia o cuidado al momento de crear a las criaturas, sin nada trascendental ni innovador, simplemente copias baratas de míticos personajes ya vistos antes en infinidad de medios visuales y literarios. Basta con decir que los lobos vistos en la saga Crepúsculo están más trabajados que aquí. Ridículo pero cierto. Entonces, si en tu mundo de fantasía todo lo que lo habita luce tan gris y pobre, ¿cómo esperas que el espectador se interese? Y lo que es más importante aún: ¿Cómo esperas que tu película sea memorable o digna de visionado si no ofreces absolutamente nada interesante en su contenido?
Y no estoy atacando solo por atacar, eso se los dejo a medios amarillistas que lo único que desean es rating. Yo escribo desde una perspectiva imparcial y con un sano juicio, justificado. La fantasía es un género cinematográfico excepcional, es hermoso. Puedes crear mundos y criaturas inverosímiles y que solo ves en sueños; es una salida a la realidad en la que vivimos, es en esencia una falsa realidad pero al mismo tiempo es una crítica jodida y cruel hacia nuestra sociedad vista desde un punto de vista irreal. Ciudad de Huesos no es ni remotamente eso, parece un trabajo amateur digno de serie B que no se esforzó en lo más mínimo en impactar a las audiencias. He visto más fantasía en las telenovelas que pasan en la televisión que en esta película. Ahora bien, si no tienes el presupuesto ni los recursos para crear algo muy vistoso, entonces trabaja en la parte narrativa y en tus personajes. Star Wars: Una nueva esperanza, por poner un ejemplo, no tenía los mejores efectos del mundo puesto que el presupuesto era muy limitado sin embargo eso no te importaba porque querías y te identificabas con los personajes, te importaba la historia. Aquí no pasa ni una ni otra cosa.
Lilly Collins y Harald Zwart, responsables de la hecatombe
No sé hasta qué punto un actor puede ser considerado malo o bueno teniendo tan pocas películas sobre su espalda. Tal es el caso de Lilly Collins, hija del conocido cantante Phil Collins, quien hasta el protagónico de Ciudad de Huesos llevaba poco más de cinco películas en las cuales en una sola había sido protagonista (Mirror, Mirror). Por ello me cuesta trabajo afirmar o juzgar su trabajo aquí. No quiero ser un maldito desalmado y decir que es la peor actriz que he visto en mi vida pero sin duda su “trabajo” aquí es vergonzoso. Desconozco el acuerdo que la actriz tuvo con los productores o con la obra como tal pero está claro que nunca le interesó ni su personaje ni la película. Basta con verla en dos o tres escenas donde su personaje debe mostrar una evolución dramática y Collins luce desinteresada y aburrida. Quizás se dio cuenta a mitad de la filmación que esto iba a ser un bodrio. Quizás.
Y es aquí donde entra el otro gran culpable: el director Harald Zwart. Es probable que muchos de ustedes ni lo conozcan y no tienen la culpa, en verdad es un personaje del que se sabe muy poco y que se ha mantenido lejos del cine por lapsos prolongados de tiempo. Como dije párrafos arriba, su película más importante fue el remake de Karate Kid y antes de eso, poco y nada. ¿Por qué lo eligieron para este proyecto? No sé. Así como tampoco sé que tanto peso tuvo dentro de la producción y desarrollo de la película pero por lo visto en pantalla creó que poca. Mi razonamiento me lleva a pensar que fue una simple marioneta que pusieron en la silla del director, una marioneta que podían manejar a su antojo. Dudo que Zwart haya hecho un casting a Collins y la haya elegido. Digo, eso pudo pasar, siempre y cuando Zwart estuviera drogado. Para mí que Collins fue escogida por altos mandos y lo demás lo fue tratando de solucionar Zwart. Poco puedes hacer si tu actriz es un desastre y no la puedes despedir y contratar a alguien más que tenga, no sé, emociones.
Es una pena puesto que con un mejor director, uno con trabajos que lo avalaran con anterioridad y con personalidad, la película pudo tener una mejora muy sustancial. Se nota que tanto Collins como Zwart querían cobrar el cheque e irse a casa lo más pronto posible y que se jodan los seguidores de los libros. No encuentro otra explicación. No encontré ni una sola secuencia, un solo momento, un solo dialogo en que tanto actriz como director estuviesen interesados en lo que hacían. Y si a ellos no les importa lo que hacen, ¿por qué debería importarnos a nosotros la película?
La fantasía está herida de muerte
Aunque parezca difícil de creer, el haber perdido la apuesta y visionar esta cosa me trajo algo bueno: supe apreciar el buen cine. Y eso es algo de lo que no muchos somos conscientes. Al ver cine de mala calidad, y me refiero al verdaderamente malo, apreciamos el esfuerzo que tantos otros proyectos le pusieron a sus ideas. Pudieron tener un par de cosas desafortunadas y fallidas pero al menos se esforzaron. Esforzarse. Es una palabra que en el cine debería ser usada más a menudo pero que parece ya no importa en lo más mínimo. ¿No es lo mínimo que deben hacer los grandes estudios, actores y directores al hacer cine? Digo, los precios para entrar a una sala de cine no son nada económicos y encima el tiempo que invertimos en ver el producto por el cual pagamos no regresa nuca más. Entonces, pregunto sinceramente yo: ¿No es deber de los involucrados en el cine esforzarse en su trabajo? No importa si el resultado final es bueno o malo pero que al menos se noten ganas por querer hacer las cosas con convicción, sudor y ganas.
Desconozco la profundidad de la obra literaria, como ya lo he recalcado varias veces, pero supongo, y estoy asumiendo, que hay un trabajo por parte de la escritora por dotar su mundo y a sus personajes de vida, emociones, miedos y otras singularidades. Y debe ser una falta de respeto que productos como el mencionado aquí se burlen de todo aquello por lo que una persona (escritora) dedico tanto tiempo así como también por todos aquellos (fans) que fueron con vagas esperanzas e ilusiones a ver algo mínimamente bien hecho y terminaron aterrorizados. Una pena puesto que no solo mataron la posibilidad de representar un mundo de fantasía en un medio audiovisual sino que también alejaron a las millones de personas, me incluyo, que nunca han leído las novelas a acercarse a las mismas simplemente por curiosidad.
Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos se erige pues como un triste fracaso cinematográfico basado en una obra literaria que hace sangrar ese género tan maravilloso como lo es la fantasía. Se une a películas como Eragon, La brújula dorada o El séptimo hijo, recientemente, en una larga lista de adaptaciones que murieron miserablemente en intentar trasladar la magia de las letras a imágenes y sonidos. ¡Qué lejos queda La Tierra Media de Tolkien y Jackson! O ese deprimente y esperanzador (al mismo tiempo) mundo que tan perfectamente retrato Guillermo del Toro en la brutal El laberinto del fauno. Ésa fantasía parece estar ahora muy lejos. Demasiado.