Ahora que al Rey de España parece que ha sufrido una fractura social - juro que no es nuestro, lo hemos leído por ahí- con el tema de su cadera y sus cacerías, parece que la mejor elección hubiera sido quedarse en La Zarzuela cazando ratones. Recuerden aquel tema del Oso. Lo emborracharon para que el monarca pudiera hacer de el una presa fácil. En estos tiempos donde la vida de cualquier animal genera más empatía que cualquier ser humano, resulta inconcebible que la monarquía o quién la representa - o el que recibe una pasta por asesorar- no se haya percatado aún de que los escarceas en plan Jesulín de Ubrique por las sabanas africanas no favorecen su imagen. Los ratones no tienes defensores y sobre todo si te partes la cadera le echas la culpa al encerado. Es que no aprendemos.....