¿Porqué consideramos que el coaching náutico es una forma del coaching organizacional? En principio, una tripulación por pequeña que sea, constituye una organización y como tal, tiene sus prácticas, sus visiones, misiones y también valores.
De esas tripulaciones se puede aprender y mucho. La enseñanza que deja la náutica es aprovechada por lo que damos en llamar coaching náutico.
Los participantes del entrenamiento o capacitación toman los roles de una tripulación y deben arreglárselas para relacionarse en un medio nuevo que literalmente “les mueve el piso”. Mientras, todos deben cooperar para que el viento esté del lado de la meta común ; llegar a un puerto determinado. No sin antes cumplir determinados objetivos. Digamos – si fuera en tierra – una carrera de obstáculos.
Pero no es en tierra, es mucho mas complejo; siendo esa la gran ventaja para el aprendizaje organizacional. La coordinación de acciones es aprendida “desde mente y cuerpo” en forma casi instintiva. La huella perdurará en la memoria para siempre.
Está en juego dejar de lado las disputas personales y conflictos, para llevar el barco a donde se propuso como idea común…la navegación no pierde tiempo.
El coaching en veleros propone a los participantes muchos desafíos. Tal vez los dos predominantes son los que en las organizaciones más cuesta: la coordinación de acciones y el cambio.
Si este aprendizaje se internaliza y es capaz de trasladarse al día a día organizacional – que en definitiva es el objetivo de cada capacitación – podríamos decir que los recursos invertidos logran un excelente retorno.
Queda en los coaches que realicen los rescates de la experiencia y el diseño previo del programa; que la experiencia se capitalice en toda su potencia y se lleve al ámbito organizacional del día a día.