Revista Cultura y Ocio

Cecilia Bartoli

Publicado el 25 marzo 2015 por Maac @Elblogdemaac
Cecilia Bartoli Cecilia Bartoli nació en Roma, donde comenzó sus estudios musicales de la mano de sus padres, también cantantes. Durante más de dos décadas ha sido una de las artistas más destacadas de la música clásica, ha vendido más de diez millones de discos, ha estado más de cien semanas en las listas pop internacionales y ha conseguido con su trabajo numerosos discos de oro, además de cinco Grammys y otros prestigiosos galardones. Es una cantante mediática, con gran poder de comunicación, que además de sentido melódico en los momentos de abandono, posee una capacidad técnica fuera de lo común para exponer con facilidad los adornos vocales más endiablados. Cada uno de sus nuevos trabajos se esperan por los aficionados con impaciencia y curiosidad. Ha sido, además, la primera mujer en ser nombrada directora artística del Festival de Salzburgo.
Después de consolidarse como cantante mozartiana y rossiniana,, Cecilia Bartoli, lleva ya algunos años interesándose por los repertorios más recónditos del barroco y el clasicismo, llegando a convertirse en un auténtico fenómeno con sus recitales dedicados a Vivaldi, Gluck, Salieri y a los castrados del XVIII, a Maria Malibran y, más recientemente, a Agostino Steffani.
Aunque su carrera profesional comenzó en 1988, hace 25 años, su presentación escénica tuvo lugar a la edad de 8 o 9 años, como pastor, en una Tosca, en la Ópera de Roma. Más tarde, durante un corto período de tiempo estudió piano y trompeta y se interesó por el baile, entrando  a formar parte de una compañía semiprofesional italiana dedicada al flamenco. Así que su primera intención había sido ser bailarina de flamenco pero descubrió que su instrumento no estaba ni en sus brazos ni en sus piernas, sino que se encontraba en su garganta y  a  la edad de dieciséis años comenzó a tomar lecciones de canto de su madre, la soprano Silvana Bazzoni. Después ingresó en la Academia de Santa Cecilia de su ciudad natal, comenzando entonces su gran pasión por la música.
Ya con voz impostada de mezzosoprano su presentación fue en 1985, tenía 19 años, participando en un concurso de televisión de la televisión italiana que se emitía los sábados por la noche.
Su primera ópera en escena fue en la Ópera de Roma interpretando el papel de Rosina en El barbero de Sevilla, coincidió en el escenario con la despedida de su padre, que era miembro del coro y estaba a punto de jubilarse. La escuchamos en "Una voce poco fa" de El barbero de Sevilla en el Schwetzingen Festival (1988):

Posteriormente fue invitada para participar en un homenaje a Maria Callas en el Teatro de la Ópera de Paris, donde cantó el rondó de La Cenerentola, que fue retransmitido en directo. En esa retransmisión la escucharon dos grandes directores de orquesta y se fijaron en ella: Barenboim y Karajan. Karajan la llamó a Salzburgo para hacer una audición, trabajó con él en la Misa en si menor de Bach, tenían proyectado interpretarla en abril de 1990 en Salzburgo, pero al morir Karajan no fue posible llevarlo a cabo, con Barenboim (también con Harnoncourt) trabajó el repertorio mozartiano, según ella misma confiesa no pensaba que su voz fuera adecuada para Mozart hasta que con Barenboim estudió los papeles de Cherubino y Dorabella, gracias al director argentino tomo conciencia de que el repertorio del salzburgués no está reservado a cantantes del ámbito germánico, y que los italianos le dan una idiomaticidad difícil de encontrar en aquéllos, el resultado de la colaboración con Barenboim fueron las grabaciones de Las bodas de Figaro y Cosi fan tutte, y las representaciones de ambas en la ópera de Chicago. Con el tiempo fue asumiendo, con la excepción de Donna Anna,  todos los roles femeninos de la trilogía Da Ponte: Las bodas de Figaro, Cosi fan tutte y Don Giovanni.
Por aquellas fechas, tras una audición en Bolonia, consiguió un contrato en exclusiva con DECCA, sus primeras grabaciones para este sello fueron El barbero de Sevilla y un recital con obras de Rossini, le siguieron otros discos de Rossini, por supuesto, pero también de Mozart. La escuchamos ahora cantando "Il tenero momento" de Lucio Silla de Mozart:

Después vendría su colaboración Chaillyy recitales con Chung y Andràs Schiff, con el que grabó la cantata de Haydn Ariadna en Naxos y canciones de Schubert y Beethoven, también ha trabajado con los fallecidos Georg Solti, Giuseppe Sinopoli y otros todavía en activo entre los que se encuentran James Levine (con el que grabó a finales de los 90 un recital dedicado a canciones de Rossini, Bellini y Donizetti bajo el título An Italian Songbook ), Marc Minkowski,  William Christie, Christopher Hogwood, Claudio Abbado o Giovanni Antonini. Ahora la escuharemos en "Vedi quanto adoro ancora ingrato" de Schubert:

Se presentó en España por primera vez en un Barbero que se representó en el Liceu de Barcelona en 1990 antes del incendio. En aquellas funciones del Liceo la mezzo interpretó el papel de Rossina acompañada por su madre que interpretaba el papel de Berta. En la ópera de la Bastilla había debutado en 1990 como Cherubino, y en  1991 debutó en La Scala con Le comte Ory. Su debut en el Metropolitan de Nueva York tuvo en 1996 cantando Despina en Cosi fan tutte, volvería a cantar allí Angelina (La Cenerentola) y Susanna (Las bodas de Fígaro).
En 1989 fue el Cherubino de Las bodas de Figaro de Mozart en Zurich a las órdenes de Nikolaus Harnoncourt,  incrementando su vinculación con el teatro de esta ciudad suiza, porque dicho teatro tiene el tamaño adecuado para su voz y también debido a su matrimonio con un barítono suizo que le llevó a instalar su residencia cerca de allí. Podemos decir por lo tanto que Zúrich es su casa operística.
Pero Bartoli no se ha dedicado sólo al repertorio belcantista, cabe recordar al respecto que uno de sus grandes discos, el titulado In paradisum, de 1999,  junto al barítono galés Bryn Terfel y a las órdenes de Myung-Whun Chung,, interpreta los réquiems de Gabriel Fauré y Maurice Duruflé. Asimismo, con Chung al piano, Bartoli grabó en 1996 un recital de música de autores franceses como Ravel, Bizet, Berlioz y Delibes, titulado Chant d’amour. De este disco podemos esuchar "Ouvre ton coeur" de Bizet:

Señalaremos también que en sus últimos recitales discográficos ha intentado que haya una histoira detrás que sirva de hilo argumental, como su homenaje a María Malibran, no sólo como cantante, sino como una mujer que se siente libre e intenta emanciparse en el siglo XIX, Sacrificium: dedicado a la castración, un auténtico sacrificio, de miles de niños al año en nombre del arte en la Italia del XVII y XVIII a consecuencia de la prohibición de cantar las mujeres en la ópera en el siglo XVIII, su trabajo Ópera Proibita se centra en la prohibición papal de las óperas en Roma, lo que posibilitó el desarrollo del oratorio y del melodrama sacro, y su último disco se titula St. Pettersburg y está dedicado a la música del s.XVIII escrita por italianos y alemanes para la corte rusa, escuchamos un fragmento de este último disco:
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Y para finalizar su trayectoria y como curiosa y extraña anécdota  recordemos que en 1993  participó en la grabación de una versión de la ópera Manon Lescaut de Puccini a las órdenes de James Levine, en la que intervenían Mirella Freni y Luciano Pavarotti.
La actividad operística no es prioritaria para Bartoli, su presencia se limita a dos producciones al año, o tres como mucho. En la temporada pasada intrepretó dos roles de soprano Adele en El conde Ory (en Viena) y Norma (Salzburgo), en cuanto a recitales intenta no ofrecer más de 50 al año.
LA VOZ DE CECILIA BARTOLI.
Tanto en el Barroco, como en tiempos de Mozart o Rossini, no existía la voz de mezzosoprano como tal o existía pero no estaba catalogada así, podríamos decir que para interpretar  este tipo de roles de soprano del repertorio barroco, mozartiano y rossiano se necesitan voces elásticas, con un amplio dominio en la zona central y suficiencia en el agudo, y así es la voz de Cecilia Bartoli, que podemos calificar como la de una mezzosoprano de agilidad o de coloratura. Así la define ella, pero la voz de Bartoli no es fácil de clasificar, no es una mezzo típica y ha ido incorporando a su repertorio roles de soprano; por ejemplo, Susanna en Las bodas,  Donna Elvira en Don Giovanni,  la Cleopatra de Giulio Cesare de Haendel, Amina de La Sonnambula  o en versión concierto en Dortmund hace cuatro años,  Norma, posteriormente aparecería su grabación comercial.
Su timbre es más claro que oscuro, sobre todo para ser una mezzo, es además cálido, dulce y muy fresco, Bartoli está especialmente dotada para la ligereza en el trino, las escalas, la coloratura martellata, y tiene una amplia capacidad para dosificar la voz, lo que habitualmente se conoce como fiato y mantener un canto ligado. Domina tanto el canto íntimo y elegíaco como el ornamentado y de coloratura, resultando siempre muy expresiva, expresividad que se basa en una dicción muy limpia y en la la riqueza de dinámicas y colores extraordinarios.
Es una intérprete muy temperamental, vital y apasionada, capaz de expresar al cantar tanto el más intenso dramatismo como la mayor de las alegrías. Sus interpretaciones son una mezcla insuperable de espontaneidad, reflexión  y rigor, nunca descuida la musicalidad, respeta minuciosamente la traducción del texto, busca siempre la elección de un colorido vocal que le permita encontrar el clima dramático de cada momento cuidando especialmente las ornamentaciones.
Conoce a la perfección aquello que interpreta puesto que es el resultado de un profundo estudio y plantea su trabajo desde una óptica cercana al historicismo, aunque nunca deja de implicarse emocionalmente en su trabajo. Ella se considera como una intérprete ideal del repertorio del siglo XVIII, así, tras sus comienzos en el repertorio rossiniano -Barbero, Cenerentola, L'Italiana- se dirigió hacia otros repertorios del período clásico como los de Mozart, Salieri y Gluck, y finalmente miró hacia el Barroco, podríamos  decir que hizo un recorrido inverso al desarrollo histórico del canto, dirigiéndose hacia los orígenes para desde allí y sin descuidar el Barroco volver otra vez al repertorio romántico italiano de la primera mitad del XIX –disco dedicado a Malibran, Sonnambula, Norma- .
Es una de esas cantantes que parecen estar destinadas a que se hable de ellas y de las que se aman o se odian, he intentado recoger algunas de las críticas que le hacen los más puristas del canto:
- Algunos la critican diciendo que no es una mezzo sino que es una soprano con cierta oscuridad en la voz que le ha permitido enfrentarse a roles de mezzosoprano.
- Otros que su emisión es engolada, es decir, poco cubierta y sale como empujada, lo que le lleva a producir sonidos parecidos a los que se emiten al bostezar o que  emite sonidos “de gola” como de Oso Yoghi.
- Los hay que no están de acuerdo con que sea engolada, dicen que si fuera engolada no se le escucharía en el teatro porque su voz es más bien pequeña, entonces hablan de entubamiento, en el sentido de que su problema es que entuba los sonidos, que emite demasiado abajo para poder encontrar graves que no suenan muy naturales.
- Sus defensores justifican este entubamiento en cuanto lo considera un recurso expresivo, una aspereza que utiliza Bartoli para dotar de una especial expresión a la palabra que está diciendo en esos momentos, que podría ser, por ejemplo, naufragar.
- También hay quien dice que su emisión es mala porque cuando da los agudos lo sebresalen los tendones del cuello.
- O que explota la voz de pecho hasta límites exagerados.
- Que sus registros escindidos y carece de homogeneidad
- Que no hace las ornamentaciones "col fiato", que sería la forma más ortodoxa de hacerlas sino que las hace con movimientos de la laringe, que es la manera más rápida y fácil pero no la adecuada.
- Que abusa de la coloratura "martellata"” (imaginemos el sonido seco y cortante de un martillo dando golpes) incluso cuando en la partitura aparece como ligada.
-  Que nunca emplea el fote, sino que abusa del piano, pianísimo o mezzoforte.
Pero los aficionados no debemos ser tan ortodoxos y es conveniente que nos fijemos más en el resultado que en el procedimiento. Es cierto que tiene algunos de estos límites como por ejemplo el ya señalado de una tesitura indefinida entre mezzo y soprano,  una regulación de incontables volúmenes. o un tamaño de voz reducido, que requiere espacios íntimos y recogidos, pero no es menos cierto que ella sabe hacer virtud de estas limitaciones. Bartoli sabe llegar al meollo de cada pieza que interpreta porque sabe escogerlas y une dicción con canto, musicalidad con estilo y expresión con ornamentos. Estoy seguro que con su fuerza escénica, su encanto, sensibilidad, gusto, originalidad y variedad de registros expresivos puede hacer pasar una tarde inolvidable a cualquier espectador que asista a uno de sus conciertos.
Y para terminar una canción de Bizet que me gusta especialmente, "La coccinelle":

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