Lunes 12 de abril, 20:00 horas. Oviedo: Conciertos del Auditorio. Cecilia Bartoli (mezzo), Orquesta La Scintilla; Ada Pesch (concertino). Obras de "Sacrificium" y otras.
Espléndido/a (Del lat. splendĭdus): 1. adj. Magnífico, dotado de singular excelencia; 2. adj. Liberal, desprendido; 3. adj. resplandeciente. U. m. en leng. poét. Tras lo vivido este lunes me he quedado sin calificativos y con pocas palabras, aunque como bien dice la protagonista, "La música de los 'castrati' es emoción".
El auditorio ovetense tuvo un lleno (sin la sala de cámara) de los históricos como por todos los lugares por donde pasa, con entradas agotadas hace meses (es cuando no me pesa gastarme el dinero en setiembre, asegurando mi butaca de la fila 13) para escuchar en vivo mucha de la música del último trabajo discográfico de la mezzo romana. Y la emoción que citaba se respiraba en el ambiente antes del inicio, con montón de personalidades de todos los ámbitos, sin olvidar alguna que otra profesional también atenta a todo un espectáculo que recorrerá el norte y oeste español presentando mucha de la música grabada en el auditorio vallisoletano Miguel Delibes, aunque sin Il Giardino Armonico. pero con una orquesta que conoce de su homenaje a María Malibrán. No importó qué orquesta estuviese, sólo un mínimo retraso de la orquesta con la mezzo en Come nave de Porpora, unas palabras de Cecilia al oído de Ada (tal vez un "un poco más rápido") y desde entonces, EL MILAGRO.Poderosa, portentosa, prodigiosa... ponderada y entregada, espontánea, cálida y dramática, simpática, pero sobre todo DISFRUTANDO y compartiendo su propio gozo. Desde esa salida travestida cual Casanova con capa y guantes rojos incluidos, arrojando el tricornio cual torero nada más pisar la arena, fue despojándose de ropa a medida que se revestía de un halo o aura angelical remarcada por la luz blanca siempre sobre ella (1), con el último cambio de modelo tal cual Farinelli.
Una sabia elección del programa -que dejo encima escaneado para no alargarme con obras y autores- conjugada con una organización y estructura que alternaba arias con unos números instrumentales que ya servirían para llenar todo un concierto (todos los músicos increíbles aunque el viento: flautistas, trompas y oboes tuvieron mayor protagonismo). Y tras más de dos horas dejándonos boquiabiertos pese a comentarios en voz baja, aplausos antes de finalizar el aria, algunas toses y papelitos de caramelos que acaban convirtiéndose en "asquerosa normalidad" por no llamarlo mala educación, aún nos regaló ¡TRES PROPINAS!:
Lascia ch'io pianga del "Rinaldo" de Händel que me hizo brotar las lágrimas, Un pensiero nemico di pace y ¡todavía otra más! que finalizaría lanzando las plumas que sirivieron de abanico y espada... "Y nos dieron las diez y las once..." en otra acepción de lo que supone lo espléndida que fue Cecilia.
Y no quiero dejar de citar en esta velada de calidad suprema las notas al programa de María Sanhuesa, una enamorada y estudiosa de la ópera, más de la barroca, "Bajo el signo de Parténope" que hicieron honor a una jornada espléndida e irrepetible. Hablar de la técnica aplastante y epatante siempre al servicio de la música, los pianisimos, el fiato de vértigo, las agilidades que recordaban el trinar de los pájaros (con el que incluso jugó -grabado y por megafonía- al inicio de la segunda parte: Usignolo sventurato de Porpora), una interpretación cercana a la perfección total, sin "trampas o trucos de estudio", una preparación física que le permite cantar lo difícil con la falsa apariencia de facilidad sólo al alcance de unos pocos escogidos, y una orquesta de fábula rendida a sus pies, creo que todo ello hasta resulta obvio citarlo.
Escribe María: "El reguero de pólvora musical que corrió por Italia en el Barroco fue la ópera", y si se me permite, creo que la explosión tuvo lugar esta noche abrileña de lunes en Oviedo.
Desconozco lo que escribirá la prensa pero sólo me queda decir:
CECILIA, GRACIAS INFINITAS.
P.D.: Las fotos son malas porque ¡están prohibidas! y sacarlas a hurtadillas, sin mirar por el objetivo para que no me llamen la atención, es lo que tiene.
(1) Además, el foco sobre ella creo que también busca aumentar el halo, y nunca mejor dicho.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 24 abril a las 18:44
Coincido totalmente con la opinión de que fue un grandísimo concierto. Me permito, no obstante, un par de matizaciones: los bises que ofreció la Bartoli fueron "Lascia la spina" (del oratorio "Il Trionfo del Tempo e del Disinganno"; más tarde reconvertida en el aria que tú comentas de la ópera "Rinaldo"), luego el aria "Desteró dall´empia dite" de la ópera "Amadigi" y para terminar el aria "Son qual nave ch´aggitata" de Riccardo Broschi de la ópera "Artaserse". Saludos!!