Aunque está escayolada desde el tobillo, Gara no pierde la sonrisa. Tiene seis años. Cuando nació contrajo una bacteria hospitalaria que le ha dejado sin cadera. Lleva 15 operaciones y 32 anestesias generales.
No tienen dinero para pagar un hotel y lleva nueve días esperando para volar a Canarias. Pero un sofá salido de la caridad de Elisabeth, una amiga a la que conoció en Barcelona, se ha convertido en su casa estos días.
Hasta ahora su madre compraba nueve asientos para trasladar a Gara pero, ahora, la compañía exige más medidas, como una ambulancia y una enfermera a pie de avión para que se haga cargo de ella. Y mientras el servicio canario de salud solucionaba el problema, sólo les ha quedado la ayuda de Elisabeth. Mañana podrán volar, pero Gara tiene que regresar en Abril a Barcelona y nadie le ha asegurado que puede hacerlo.
Cuando su madre se desespera, la risa de Gara le devuelve las fuerzas. Hasta que no tenga 20 años no podrá tener una cadera artificial, pero Gara no desperdicia ni un segundo de los años que faltan.
Revista Solidaridad
Sus últimos artículos
-
Los olímpicos y paralímpicos españoles no vestirán igual porque Joma quería cobrar a los paralímpicos
-
Isidre Esteve: “Llegué a pensar que no volvería al Dakar”
-
Air Europa se niega a pagar la silla que rompió a un tetrapléjico
-
Una madre denuncia la falta de un monitor en el instituto para su hijo con discapacidad