Fue enternecedor oír a un grupo de actores y unos pocos escritores que se atribuían la representación de la cultura española para llamar a la huelga general del día 29, aunque adverían que no era una protesta contra el Gobierno.
Pues si no van contra la reforma laboral de Rodríguez Z. que facilita los despidos, reduce los sueldos y las pensiones, retrasa la jubilación, va camino de crear cinco millones de desempleados mientras compra a los nacionalismos catalán y vasco traicionando al socialismo español, o incrementa en pocos meses el treinta por ciento el precio de la electricidad, ¿contra quién van?
Una pista: los convocantes dedicaron la mayor parte de su tiempo a denunciar al PP como causante de los males mientras, presentaban a Z. como víctima de una conspiración capitalista. Hasta algunos justificaron su apoyo a Sarkozy en la expulsión de gitanos rumanos.
Aunque esta vez no imitaron las cejas circunflejas de Rodríguez Z. como hacían antes la mayoría de los convocantes en el Círculo de Bellas Artes madrileño, entre ellos, Almudena Grandes, Juan José Millás, Adriana Ozores, Miguel Ríos o Pilar Bardem.
Jorge Bosso, un dizque actor que recita teatro como si cantara la tabla del nueve, y que quizás por eso preside la Unión de Actores de Madrid, advirtió que “esto no es una huelga contra un partido político (PSOE), porque también estamos en contra de la situación en que la cultura se encuentra en nuestra capital".
Acabáramos: contra Albert Boadella. Contra los nuevos Teatros del Canal dirigidos por el creador de Els Joglars, convertidos en poco tiempo en exitosos centros de referencia internacional.
Cuando se abrieron muchos faranduleros capitalinos protestaron ruidosamente contra la elección de Boadella, un catalán, y no de un madrileño.
Los del canon digital, subvenciones millonarias para películas nunca estrenadas, o que no llevan cien espectadores, llaman a la huelga. Sigan en ella toda su vida. Gracias.