Joaquín Sabina y Luís Tosar, dos de los artistas más identificados con la izquierda, aunque sólo Sabina imitó con un dedo el cejamen zapateril, han renegado en público estos días de la mística fe que le profesaban al primer ministro.
Sabina se sabe un icono progresí, y ante la derechización del líder quiere demostrar que sigue fiel a la izquierda que alaba el castrismo, pese su miseria creciente y a los casos probados de enfermos que mueren de frío y hambre en su isla.
Pero sus canciones siguen siendo hedonistas, deliciosamente canallas, nada revolucionarias, y están escritas con la mentalidad machista y libidinosa de quien le llama Masturbito a Pajín, Leire.
El caso Luís Tosar es más significativo. Actor de gran talento, era un icono nacionalista que antes presumía de ser solamente gallego. Pero ha viajado. Y ahora sabe que su fama se construye crecientemente gracias al público español.
Hizo campañas que multiplicaron la crispación azuzada por Zapatero en casos como el Prestige y el No a la guerra. Hoy, sin embargo, está desencantado con la ceja. Ha comprobado que hay vida más allá del Telón de Grelos de su Galicia natal.
Este impresionante Malamadre en Celda 211, que recuerda en otros papeles la fuerza de Marlon Brando, acaba de confesarse “de menos banderas, menos nacionalista y más descreído de la política”.
“Hoy no daría mi apoyo a ningún partido. El tiempo y el ejemplo de los políticos me han hecho más escéptico” dice.
Y no han pasado demasiados años desde 2002, el de sus histriónicos llamamientos contra el PP por el Prestige.
Huida general de las cejas: la pareja Barden-Cruz, tan rojo-zapaterista, procastrista, propalestina y antiisraelí, ha tenido su hijo estadounidense en el lhospital de una oenege judía, el Cedars-Sinai, de Los Ángeles. Y sus amigos y mamá Barden pidiendo boicotear los productos israelíes...
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Hace algún tiempo SALAS previó la situación: