Revista Opinión

Celáa: "Sus convicciones no son tan fáciles de echar abajo"

Publicado el 01 febrero 2010 por Quemandoiglesias

Dice el señor Rafael Bengoa, Consejero de Sanidad y Consumo, que «El conocimiento del euskera va a perder peso en las próximas oposiciones». Porque como todo el mundo sabe, que un euskaldun tenga derecho a que la administración pública le atienda en su lengua, es una de esas patrañas nacionalistas que sólo nos cuestan disgustos y dinero, y que además asustan a los niños. ¡Ah! y cada vez que un funcionario habla el vascuence ese, dios mata un gatito.

Sin embargo no se repara en gastos para la contratación de la formación en euskera del Lehendakari. Valor estimado incluidas prórrogas: 73.200 euros. Igual creen que como los vascos lo asimilan todo tan rápidamente, Patxi tendrá tiempo de aprender euskera en lo que le queda en la lehendakaritza. ¿Para qué ese gesto? ¿Realmente piensan que va a colar?
No lo tiene tan claro la Consejera de Educación, Universidades e Investigación Isabel Celáa, que con los primeros datos de la prematriculación en la mano admite que las preferencias son los modelos con 'más euskera'. Atención al párrafo que no tiene desperdicio:


¿No es clarificadora la declaración de Celáa: "Sus convicciones no son tan fáciles de echar abajo"Repitamos: "Sus convicciones no son tan fáciles de echar abajo" (Y digo yo que al redactor de El Mundo le traiciona el subconsciente: ¿asqueara?)
En su afán por conquistar el mundo, un camionero euskaldun ha sido multado con 4.601 euros por poner en euskera las fechas de tacógrafo. Una muestra más del aberrante desprecio por la lengua patria en peligro de extinción, ya que en castellano las fechas se ordenan día/mes/año, mientras que en euskera lo hacen por año/mes/día.
Aunque pensándolo bien, ¿no se les ha ocurrido que es una buena medida para compensar el déficit público?  Únicamente tienen que pasearse por la red con el bloc de multas en la mano.
Adenda:  Acabo de leer un patético argumento en favor del monolingüismo:
Hay una diferencia fundamental entre el castellano, por una parte, y el catalán, el euskera y el gallego, por otra. No es el número de hablantes. No es el encono nacionalista y paleto que defiende a uno o a otros, con la eñe o con la barretina de estandarte. Es el hecho simple de que en el mundo hay doscientos o trescientos millones de personas que sólo pueden comunicarse en castellano y no hay seguramente ya ninguna que sólo pueda comunicarse en catalán, en euskera o en gallego.

Debemos renunciar a nuestras lenguas porque esos pobrecitos castellanohablantes sólo saben comunicarse en la suya. Y puestos a ser todos iguales, igualemos por lo bajo.


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