El Celebgate Independentista (Keiserens nye Klæder) también conocido como El presidente desnudo, es un cuento de hadas catalán escrito por Hans David Fernarandersen y publicado en 2014. La historia es una fábula o apólogo con un mensaje de advertencia: «No tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad».
Hace muchos años vivía un rey llamado Artur, rey de Catalunya, corrupto en todo excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su mujer a la que quería mucho al igual que a sus hijos. No paraba de hacerse selfies con cualquier prenda, cambiaba de chaqueta, para entendernos. Un día escuchó a dos charlatanes llamados Rahola y Jonqueras decir que podían fabricar la bandera más grande, suave y delicada que pudiera imaginar. Esta bandera, añadieron, tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo, unícamente aquellos valientes que creyeran en Catalunya podrían verla. El Rey Artur no tenía más que ponerse el traje por bandera y sería inmortal. Por supuesto, había una bandera, pero como todo el mundo sabe, una bandera no es más que un trozo de trapo que los pícaros hacen lucir mientras se quedan con los ricos materiales que solicitan para aliementar a los padres de la patría. Patría, que viene de patraña.
Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la bandera idependentista o no, el rey Artur envió primero a uno de sus hombres de confianza a ver la bandera. Su hombre de confianza, Oriol Pujol V, V de confianza, y V de ITV, no fue capaz de admitir que era incapaz de ver la bandera pues lo uníco que era capaz de ver era el poder y el dinero, pero comenzó a alabar a la misma y exclamó que toda la ciudad había oído hablar de la fabulosa bandera independentista y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.
Los estafadores más listos que el hambre se aliaron con otros picaros del país vecino, España, y simularon entrar en conflicto con Catalunya para que de esta manera el Rey Artur no tuviera más remedio que hacer como que se creía lo del trapo independentista. Unos hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y otros hacían como que se la querían quitar. Entre forcejeo y forcejeo, entre liga y liga, el emperador salió con la bandera en un desfile, simulando llevar la bandera como prenda, sin admitir que era demasiado inepto, estúpido y corrupto como querer y comprender a su pueblo.
Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje independentista temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo:
«¡Pero si es un puto corrupto, todo es mentira, no quiere la independencia»
La gente empezó a cuchichear la frase hasta que toda la multitud gritó que el emperador era un corrupto. El emperador lo escuchó y supo que le habían descubierto pero levantó la cabeza y los pícaros caciques españoles le dijeron: “Termina el desfile, será bueno para ti pues nadie podrá creer que seas tan corrupto y será bueno para nosotros, pues podremos mantener el chiringuito un siglo más”.
No hay bandera que pueda tapar la más mínima vergüenza. Al final te pillan. El Celebgate independentista tendrá su justa respuesta cuando los selfies de la clase política que ha coqueteado con la independencia aparezcan desnudos, sucios y corruptos frente a la historia.