Revista Mundo animal

¿Celebrando la caza moderada?

Por Luistovar

Aquí pongo a disposición de todos un artículo del activista vegano Igor Sanz acerca de una reciente noticia sobre una supuesta prohibición de la caza de ballenas por parte de Japón. Una noticia celebrada por casi todo el mundo dentro del ámbito animalista. El análisis me parece excelente y demuestra una vez más que, en lugar de pararse un momento a comprobar lo que realmente está sucediendo, la mayoría de la gente parece que prefiere sentirse mejor auto-convenciéndose de mentiras que sólo sirven para que el problema siga igual que hasta ahora.
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¿Celebrando la caza moderada?
Ya tenemos una nueva noticia que, a pesar de su evidente trasfondo especista, es vitoreada y celebrada a bombo y platillo por un amplio número de personas y grupos animalistas. Se trata de la sentencia del Tribunal de la ONU respecto a la caza de ballenas de los japoneses.
Este tipo de noticias no representan ninguna clase de “victoria”, tal y como muchos están calificando a la susodicha. La sentencia viene motivada por fines puramente antropocentristas, y en ningún caso como una verdadera consideración hacia los cetáceos. Las ballenas no han dejado nunca de ser consideradas como meros recursos de los humanos; recursos económicos y comerciales para algunos, y recursos ecológicos para otros.
Si la caza de ballenas está regulada y restringida a ciertas limitaciones, es lisa y llanamente por considerarse que esos “recursos” se están agotando y por el deseo de seguir teniendo disponibilidad hacia ellos. Nada más. Cualquier otra interpretación que se haga de ello es pura fantasía ingenua.
Mucha de la gente que está celebrando la noticia ni tan siquiera parece haberse molestado en informarse de la misma, aunque sea mínimamente. Si lo hiciera, descubriría que, por de pronto, el fallo del Tribunal sólo hace referencia a aguas del Antártico, manteniéndose la exención en lo tocante al Pacífico norte. Es decir, no es que los japoneses no vayan a poder cazar una ballena, sino que no van a poder hacerlo en el Antártico. Simplemente tendrán que esperar a que el rorcual migre hacia aguas septentrionales, y, ahí sí, podrán darle muerte sin ningún reparo.
Todo ello deriva de una demanda presentada por el gobierno australiano en el año 2010, lo que significa que la ONU no está velando por los intereses de las ballenas, sino de los humanos (en este caso, humanos de nacionalidad australiana).
La caza de ballenas no está prohibida. Lo único que está es regulada y limitada. Como he dicho antes, las ballenas son vistas como meros recursos al servicio de la especie humana, y puesto que esos recursos están menguando peligrosamente, se tomó la decisión de echar mano de ellos de una manera moderada. Por ello, la caza de ballenas con fines científicos está permitida, sobre todo cuando dichos fines tienen alguna relación o repercusión respecto a la recuperación de ese tan preciado recurso perdido. La ONU considera que Japón se ha aprovechado de ello, y lo que han hecho ha sido tomar represalias al respecto. Un tirón de orejas, vayas.
Sólo el día en que las ballenas (así como el resto de animales no humanos) sean verdaderamente respetadas por el valor que tienen en sí mismas, y no por el valor que nosotros les demos, es decir, el día en que sean respetados sus intereses y no los que nosotros tengamos unidos a ellas, será cuando verdaderamente haya algo que celebrar. Por ahora todo sigue igual. Nada nuevo bajo el sol.
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