Revista Cultura y Ocio

Celestino Corbacho

Publicado el 01 enero 2022 por Plasnisk
Celestino Corbacho

Celestino Corbacho es un político español famoso desde su designación como Ministro del paro de Trabajo e Inmigración (curiosa asociación de ministerios).

Como todos los socialistas valientes de toda la vida, no se afilió al PSOE hasta después de 1976, cuando estuvo seguro que Franco estaba bien muerto. Desde entonces, en política sólo le han movido tres objetivos: pillar, pillar y pillar.

En 1982 fue elegido primer secretario del PSC en L'Hospitalet, y en las elecciones municipales de 1983, las segundas de la democracia, fue elegido concejal. El PSC ya había ganado en 1979 pero tuvo que pactar con el PSUC para gobernar; en 1983 ya consiguió su primera mayoría absoluta. Ser concejal y titular de no sé qué regidoría de distrito no representaba nada para don Celestino: quería llegar a alcalde, pero la presencia de un muy asentado Juan Ignacio Pujana, con sus sucesivas, búlgaras e indiscutibles mayorías absolutas, lo dificultaba. Había que cargarse a Pujana como fuese.

Poco a poco fue escalando posiciones hasta que fue nombrado primer teniente de alcalde y responsable de Urbanismo y ahí empezó su asalto a la gran poltrona.

Se convirtió en el único jefe de la oposición del alcalde Pujana. Con tal de buscarle el máximo de dolores de cabeza al entonces alcalde, Corbacho hasta se buscó a un jefe de prensa propio, al margen del Gabinete de Comunicación municipal, pero igualmente con cargo a los presupuestos públicos.

Pujana se veía obligado a presentar su dimisión como alcalde al ser imputado por presunto cobro de comisiones ilegales. Esta historia fue desvelada por Celestino, con reuniones secretas con algún portavoz de otro partido de la ciudad y entrega de documentos comprometedores incluída. No sólo se conformó con trincar, además contrató a un detective privado para espiar a concejales de su propio Ayuntamiento con dinero público, porque según explicó en el juicio, "pretendía velar por el interés de los ciudadanos". Llegaron unas nuevas elecciones municipales, y a pesar de eso, volvió a ganar por mayoría absoluta.

En 2008 fue simultáneamente alcalde de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y Presidente de la Diputación Provincial de Barcelona.

Llegó en 2008 como Ministro de trabajo e inmigración para controlar la inmigración y se topó de bruces con una crisis económica que infló cada mes con cien mil parados.

Desde que llegó al Ministerio casi cuadruplicó el número de parados y el porcentaje de tonterías sin reflexión.

Uno de sus grandes éxitos fue el proyecto de ley de la reforma laboral, la cual desembocó en huelga general. Cuando le tocaba presentarla en el congreso, se negó con la excusa que el contenido ya era conocido. En cambio no tuvo inconveniente en hacer declaraciones a los periodistas en el pasillo de la Cámara para defender la nueva normativa del mercado laboral. Cabe recordar que Corbacho sí defendió el decreto ley de reforma laboral cuando el Congreso celebró el debate que terminó con su convalidación y su conversión en un proyecto de ley.

Su forma de combatir el paro fue maquillar los datos del paro y obligando a los funcionarios del INEM a que tramiten solicitudes de parados que acuden a las oficinas de empleo mediante la web Redtrabaj@, su proyecto estrella. Mientras el tren de Europa crecía el PIB bruto español se reduce causando la destrucción de puestos de trabajo. Simultáneamente el índice bursatil registró records históricos, demostrando que el gobierno persistía en actitudes como las que llevaron a la crisis.

Se apuntó al discurso victimista y creía que su pésima gestión no tenia nada que ver con las políticas del Gobierno, que era simple mala suerte.

Dejó su cargo con la "satisfacción" de que durante su mandato España haya tenido el "mayor porcentaje de protección social" de la historia. Es decir, se vanaglorió de haber "doblado el número" de parados atendidos por el Inem. Los suecos posiblemente instauren un Nobel de Economía contra la gestión del desempleo en su memoria.

ZP lo jubiló de ministro 2 años después y lo mandó a Cataluña. Allí estuvo de retiro dorado hasta que en 2018 lo echaron del PSC. Luego fue por el partido de Manuel Valls, al que dejó tirado para irse a Ciudadanos.


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