Pese a que hasta hace poco se consideraba a la celiaquía como una enfermedad infantil, gracias a los continuos avances técnicos podemos afirmar que en la actualidad más del 50 % de los diagnósticos se dan en mayores de 50 años. De hecho, el 20 % de los diagnósticos son personas de más de 60 años, siendo la población femenina la más afectada.
Aunque entorpece la cotidianeidad de los pacientes, los síntomas de la enfermedad celíaca remiten una vez eliminados definitivamente el gluten y sus derivados de la dieta.
Qué produce la celiaquía
La enteropatía sensible al gluten o enfermedad celíaca es una patología crónica que causa inflamación en la mucosa del intestino delgado por intolerancia inmunológica al gluten. Esta situación compromete la asimilación de los macronutrientes. Concretamente, dificulta la síntesis de:
- Las vitaminas liposolubles A, D y K.
- Las vitaminas B6 y B12.
- El ácido fólico.
- Minerales como el hierro, calcio, cobre o zinc.
Esta mal absorción daña la salud de estas personas y eleva su probabilidad de contraer otras patologías como:
- Diabetes.
- Tiroiditis.
- Intolerancia a la lactosa.
- Dermatitis.
El no recibir tratamiento puede favorecer el desarrollo de osteoporosis, problemas de malnutrición o incluso linfomas.
Afecta al 1 % de la población de los países occidentales. En nuestro país su incidencia es de aproximadamente 1 de cada 80 personas. Aunque de acuerdo con Federación de Asociaciones de Celíacos de España más de la mitad de los enfermos no han sido aún diagnosticados, la incidencia de esta patología incurable va en aumento. Muy probablemente por la sobre exposición a la que hemos sido sometido al trigo industrial durante muchos años.
Causas de la celiaquía
Como desencadenantes de la enfermedad celíaca intervienen factores tanto internos como externos:
Factores internos:
- La predisposición genética.
- El propio sistema inmunológico del paciente.
En torno al 15 % de los diagnosticados tienen familiares directos también celíacos. En el caso de los gemelos la probabilidad asciende al 70 %.
Factor externo o ambiental:
- El gluten.
Esta proteína está compuesta por gliadinas, gluteninas, albúminas y globulinas, siendo las gliadinas y gluteninas las responsables del daño intestinal.
Síntomas de los celíacos
A este respecto, cabe destacar que la edad condiciona y varía las peculiaridades de la sintomatología.
En los primeros años de vida del celíaco los síntomas más reseñables se resumen en :
- Bajo peso.
- Inapetencia.
- Pérdida de masa muscular en muslos, nalgas y brazos.
- Cansancio.
- Vómitos.
- Diarrea.
- Bajo índice de leucocitos.
En la adolescencia, en cambio, los síntomas celíacos evolucionan a:
- Dolores de cabeza y de estómago recurrentes.
- Hepatitis.
- Estreñimiento.
- Diarrea.
- Anemia.
- Dermatitis atópica.
- Retraso en la primera menstruación.
- Artritis crónica juvenil.
En la edad adulta destacamos como síntomas:
- Astenia.
- Estreñimiento o diarrea.
- Falta de apetito.
- Apatía.
- Depresión.
- Irritabilidad.
- Anemia.
- Cáncer digestivo.
- Osteoporosis.
- Colon irritable.
- Menopausia precoz.
- Aborto.
- Problemas para quedarse embarazada.
Perfil del celíaco y tipología
Se ha constatado que la incidencia de la celiaquía es mayor si se cumplen alguna de estas circunstancias:
- Familiares celíacos de primer grado.
- Dermatitis en forma de herpes.
- Enfermedad del tiroides.
- Lupus.
- Artritis.
- Psoriasis.
- Cirrosis biliar.
- Colitis.
- Síndrome de Down.
- Hepatitis.
- Alopecia.
Tipos de celiaquía
Aunque la celiaquía más común, presente a cualquier edad, es la denominada enfermedad celíaca Pauci o monosintomática, desde un punto de vista clínico existen otras variantes que desarrollamos a continuación:
Enfermedad celíaca clásica
Es más habitual en bebés de entre 9 y 24 meses. Presentan algunos de los síntomas ya mencionados como diarrea, inapetencia, bajo peso o náuseas aunque el más singular es el dolor abdominal recurrente en forma de cólico. Estos bebés suelen tener un abdomen prominente y unas nalgas aplanadas.
Si no es diagnosticado a tiempo, entre los 12 y 24 meses de vida el pequeño puede sufrir graves hemorragias digestivas y/o cutáneas como consecuencia de la mala absorción de la vitamina K.
A los 3 años, a las deposiciones blandas se suman la anemia y los constantes cambios anímicos como síntomas más destacables.
Superada esta fase, ya en la adolescencia y durante la edad adulta la sintomatología remite o al menos las crisis espacian su frecuencia. Las molestias más habituales son:
- Digestiones pesadas.
- Hinchazón abdominal.
- Reflujo gastroesofágico.
- Estreñimiento.
Enfermedad celíaca silente
Es asintomática a pesar de poder tener anticuerpos positivos. Suele ser descubierta por una analítica o por pertenencia a alguno de los grupos de riesgo.
Enfermedad celíaca latente
Se refiere a las personas que han manifestado o van a manifestar los síntomas a lo largo de su vida.
Enfermedad celíaca potencial
Abarca a las personas que por sus rasgos genéticos o inmunológicos están en riesgo de desarrollar la celiaquía en algún momento de su vida.
Enfermedad celíaca refractaria
Es la referida a la persistencia de los síntomas 6 meses después de haber eliminado drásticamente el gluten de la dieta.
Diagnóstico de la celiaquía
Su diagnóstico es complicado y más aún en etapas incipientes, ya que sus síntomas son fácilmente confundibles con los de otras afecciones digestivas.
Se estima que, como término medio, deben transcurrir unos 20 años desde la aparición de los primeros síntomas hasta el diagnóstico, teniendo que deambular el enfermo por distintas especialidades médicas hasta alcanzar el diagnóstico definitivo.
Para detectar la celiaquía además de observar los síntomas, se practican ciertas pruebas como la biopsia intestinal, se analizan marcadores como los anticuerpos anti-transglutaminasa tisular y se supervisa, mediante sintomatología clínica y analíticas, la evolución del paciente una vez retirado el gluten de su dieta.
Tratamiento de la celiaquía
Aunque se están investigando varios fármacos, lo cierto es que en la actualidad el único tratamiento para los celíacos es seguir estrictamente una dieta sin gluten ni sus derivados.
Esto significa descartar de la dieta aquellos alimentos que contengan trigo, espelta, cebada, centeno, triticale, kamut, avena y cualquiera de sus derivados (almidón, harina, sémola, pasta, pan, galletas, bollería, repostería). Solo así se consiguen controlar los síntomas y reparar la lesión intestinal de las vellosidades.
Esta regeneración se materializa al cabo de unos 3-6 meses en los niños, y de 2-3 años en el caso de los adultos. El especialista determinará la necesidad o no de suplementación específica en los niños.
Consideraciones finales
Dada la relevancia del control dietético se deben reemplazar estos cereales por otros libres de gluten, que en muchos casos aportan además un mayor contenido en fibra y micronutrientes. Nos referimos a:
- Maíz.
- Trigo sarraceno.
- Arroz.
- Amaranto.
- Quinoa.
- Mijo.
- Linaza.
- Sorgo.
- Ajonjolí.
- Tapioca.
- Semillas de girasol.
- Semillas de calabaza.
Las castañas o las legumbres también son una alternativa nutritiva a los cereales convencionales con gluten.
La dieta más saludable del celíaco debe contener estos alimentos en su versión fresca, nunca en forma de conserva:
- Fruta.
- Verduras y hortalizas.
- Carne.
- Pescado.
- Huevos.
- Leche y derivados (mantequilla, nata, requesón).
- Legumbres.
- Marisco.
- Tubérculos.
- Soja.
- Aceite de oliva.
- Miel.
- Grasas poliinsaturadas.
Las especias (pimienta, cúrcuma, canela…) siempre deben consumirse en su forma más natural (en rama, hoja, raíz o semilla). Las infusiones de manzanilla, poleo y hierbaluisa son muy apropiadas en caso de celiaquía por sus conocidas propiedades digestivas y antiespasmódicas.
Para sustituir el pan rallado por otro rebozado apto para los celíacos se puede recurrir a la harina de arroz, el polvo de almendras o los copos de patata.
Para espesar las salsas o cocinar una apetitosa pero segura bechamel se pueden emplear la fécula o harina de maíz.
Otras recomendaciones prácticas son tomar el hábito de etiquetar los alimentos con gluten de los que no lo contienen para evitar confusiones, así como utilizar papel de aluminio para hornear las masas para celíacos, ya que tardan menos en dorarse.
Precauciones
Conviene fijarse en la etiqueta de los alimentos procesados y envasados, por tedioso que resulte, ya que el gluten es utilizado habitualmente como saborizante, espesante o para hacer más pesados los productos manufacturados. Conviene consumir únicamente los alimentos libres de gluten o cuya etiqueta indique “sin gluten” o “apto para celíacos”. En caso de duda, mejor abstenerse.
Extremar las precauciones al cocinar para evitar la contaminación cruzada. Esto se traduce en separar los recipientes y utensilios, así como utilizar distintos aceites para cocinar. De lo contrario, aunque fuéramos a preparar un alimento sin gluten, si anteriormente ha estado en contacto con otro que sí lo contiene, de nada servirán nuestras cautelas.
A los celíacos con anemia se les aconseja tomar suplementación en hierro y vitamina B12.
Solo profundizando en el conocimiento de la enfermedad y revisando al detalle las etiquetas de los alimentos podremos esquivar sorpresas desagradables. El gluten, aunque sea en pequeñas proporciones, está presente en multitud de productos alimenticios que a simple vista no pertenecen al grupo de alimentos críticos.
Los yogures, embutidos, especias, quesos untables, infusiones de té con mezclas de sabores, frutos secos dispensados a granel, chocolates, malteados, conservas, patés… llevan trazas de gluten que todo celíaco debe evitar.
La enfermedad celíaca no es incompatible con poder comer variado, rico y nutritivo. Cada vez se detectan más casos, estamos más concienciados y la industria alimentaria ofrece nuevas alternativas para no empobrecer la calidad de vida de los afectados.
Con rigor, limpieza y organización la vida de los celíacos no debe diferenciarse en demasía de la de los no celíacos.-