El Sevilla empató a dos tantos frente al Celta de Vigo en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Estadio de Balaídos, sellando así su pase para disputar la final de la competición frente al FC Barcelona con un resultado global de 6-2.
- El Sevilla arrancó el encuentro con la máxima concentración y apenas concedió oportunidades a su rival durante los primeros minutos, evitando el arreón inicial de los locales.
- La reacción al segundo tanto del Celta fue casi inmedita. El gol de Banega cortó de raiz cualquier atisbo de remontada cuando el rival se encontraba realmente crecido.
- Sergio Rico no estuvo demasiado afortunado y la mejor noticia fue que no lo expulsaran en la jugada del penalti para poder estar presente en la final.
- El tanto de Konoplyanka evitó la derrota y provoca que el Sevilla llegue a la final sin perder un solo partido.
- La mala noticia de la noche fue la tarjeta amarilla a N´Zonzi, que se perderá la final ante el Barcelona al encontrarse apercibido.
Unai Emery no se guardó ningún as en la manga y salió con todo en Balaídos, presentando la siguiente alineación: Sergio Rico, Coke, Escudero, Rami, Kolo, Carriço, Iborra, Banega, Krohn-Dehli, Vitolo y Gameiro.
En las fases iniciales del encuentro se esperaba ver a un Celta agresivo y lanzado a por el primer tanto aunque la realidad fue bien distinta. El Sevilla, bien ordenado, supo contener a los locales e incluso se fue haciendo con el partido con el transcurso de los minutos, de hecho, el conjunto sevillista golpeó primero a los 6 minutos con un disparo de Krohn-Dehli desde el interior del área que acabó en el lateral de la red. A los 16 minutos, Coke lo intentó desde fuera del área al recoger un rechace tras un saque de esquina pero el golpeo del lateral derecho se marchó demasiado desviado.
Los minutos fueron transcurriendo y el encuentro discurría por los cauces que pretendía el Sevilla. Banega, escoltado por Carriço e Iborra, lideraba el juego de los sevillistas y le daba esa pausa necesaria al partido. De momento, no pasaban muchas cosas y esa era la mejor noticia para el conjunto dirigido por Emery, que en vista de los acontecimientos, comenzó a presionar más arriba y a dificultar la salida de balón de los vigueses. El Celta, completamente desactivado en ataque, no se acercó con cierto peligro hasta el minuto 30, cuando Iago Aspas disparó desde el interior del área para que Sergio Rico atajara con seguridad. Mientras tanto, la lluvia persistía sin conceder una tregua en Balaídos. Apenas cinco minutos después, Orellana se adentró en el área partiendo desde el extremo izquierdo del campo y asistió por bajo al segundo palo para que Iago Aspas empujara el balón hacia el fondo de la red después de que Sergio Rico no consiguiera llegar al esférico. Sin apenas crear juego ni ocasiones, el Celta se adelantó en el marcador alimentando las esperanzas de los celtistas.
El gol no revolucionó demasiado el juego y el Celta apenas volvería a llegar a las inmediaciones de Sergio Rico, exceptuando un disparo de Wass que se perdió desviado. En cambio, el Sevilla dispuso de dos ocasiones, primero con un remate de Rami que acabó marchándose alto y posteriormente en un saque de esquina sacado en corto hacia Krohn-Dehli, que buscó a Iborra para que éste cabeceara al poste ante la salida en falso de Rubén Blanco. Ahí estuvo el empate del Sevilla, instantes antes de que finalizara el primer periodo.
La segunda parte comenzó con los mismos hombres sobre el campo y con el césped completamente anegado por la lluvia. Lo cierto es que el Sevilla no había pasado demasiados apuros y se encontraba medianamente cómodo en el terreno de juego. Sin embargo, el partido terminaría viviendo una segunda parte "loca" que tuvo un poco de todo.
Iborra avisó con un remate de cabeza tras un saque de esquina en los primeros compases tras la reanudación. Poco después, el Celta se vino arriba tras ver como un centro de Orellana al área que no tocó nadie por poco termina en gol tras evitarlo Sergio Rico como buenamente pudo en el 50´. Prácticamente en la siguiente jugada, Iago Aspas perdonó de cabeza a puerta vacía tras una salida a por uvas de Sergio Rico, que no tuvo precisamente su mejor noche.
Eran los mejores minutos del Celta y el Sevilla permanecía embotellado en su propia área por el empuje de los locales. Además, la zaga sevillista vivía momentos de confusión y no lograba mostrar la contundencia necesaria, circunstancia que aprovecharían los vigueses en el 55´ con un centro-chut de Wass desde el lado derecho que Sergio Rico despejó mal y que Iago Aspas aprovechó con su cabeza para hacer su segundo tanto y poner en el marcador el 2-0. Unai Emery le vio las orejas al lobo y decidió mover el banquillo, dando entrada a N´Zonzi y retirando a Iborra.
Balaídos comenzó entonces a soñar con la remontada aunque el Sevilla no había dicho aún la última palabra. A los sevillistas les bastaba un solo gol para sentenciar la eliminatoria y la reacción fue prácticamente inmediata. A los 57 minutos, Banega se hizo con el esférico en campo rival, avanzó unos metros sin encontrar oposición, se acomodó el balón en la línea divisoria del área y ejecutó un disparo raso y cruzado que acabó en el fondo de las mallas para desesperación de los aficionados locales y alegría de todos los sevillistas.
Las ilusiones del Celta se desvanecieron con el gol del argentino aunque el partido tuvo un giro de guión inesperado. En una jugada aparentemente sin peligro, Guidetti controló en las inmediaciones del área sevillista y con la involuntaria ayuda de un césped cada vez más impracticable se plantó ante la portería sevillista y Sergio Rico se precipitó en su salida cometiendo penalti sobre el delantero celtista. Era el minuto 61 del partido y el colegiado decidió que con la tarjeta amarilla sería suficiente castigo para el portero sevillista. Un verdadero alivio para los intereses del Sevilla, pues de haber sido expulsado ese habría perdido la final. El caso es que Sergio Rico permaneció en el campo y Guidetti estrelló en el poste su lanzamiento, frustrando las escasísimas opciones de superar la eliminatoria para los suyos.
En el 63´, Carriço abandonó el terreno de juego y su lugar lo ocupó Cristóforo. El Celta experimentó un bajón en su juego y el Sevilla lo aprovechó, Banega tuvo una clara ocasión a los 70 minutos pero su disparo se marchó alto. En la jugada siguiente, Orellana lo intentó desde la frontal con un golpeo que se marchó muy cerca del poste izquierdo de la portería sevillista.
A partir de ahí, el Celta lo intentó con más corazón que cabeza y el Sevilla intentó dormir el partido y tocar en corto, aunque el estado del césped desaprobara esa opción. Poco importaba ya eso, pues la eliminatoria estaba ya más que sentenciada. Unai Emery sustituyó a Banega por Konoplyanka para descanso del argentino, que había hecho un gran esfuerzo.
En el tramo final del encuentro, Orellana lo intentó con un disparo en el interior del área pero se encontró con una buena respuesta por parte de Sergio Rico. A los 80 minutos, Vitolo protagonizó una arrancada de las suyas, se plantó ante el portero pero no supo definir y estrelló su disparo en las piernas de Rubén Blanco. El Sevilla estaba acariciando el tanto del empate, que no se haría de rogar. El mismo protagonista de la anterior ocasión, Vitolo, realizó una gran jugada partiendo desde la banda derecha hasta penetrar en el área con habilidad e intentó un pase hacia el interior del área pequeña que tras tocar en el guardameta quedó franco para que Konoplyanka lograra el tanto del empate. No hubo mucho más reseñable hasta el pitido final exceptuando la tarjeta amarilla que vio N´Zonzi y que le impedirá estar la final.
El Sevilla luchará por el título frente al Barcelona en una final que se presenta vibrante, con el recuerdo aún presente de la pasada Supercopa de Europa. El conjunto sevillista ha alcanzado la final sin conocer la derrota y anotando nada más y nada menos que 22 goles y encajando tan solo dos. Ahora, el Sevilla tiene la ocasión de centrarse en la Liga y en la Europa League y aparcar la Copa del Rey hasta el próximo mes de mayo.