Revista Deportes
Dentro de apenas tres días, Los Angeles Lakers y Boston Celtics abrirán la que es probablemente la serie más atractiva de toda la NBA y podríamos decir que de todo el deporte profesional americano. Una final entre estos dos equipos es el colofón soñado por todo el mundo (aficionados, televisiones, comisionado) para poner el broche de oro a una temporada apasionante. Y no sólo a nivel deportivo, puesto que el enfrentamiento entre Lakers y Celtics trasciende lo meramente baloncestístico para extenderse a muchos otros niveles. Representa dos formas de entender el deporte y la vida. El estilo desenfadado y liberal, el "sello Hollywood" que representan la ciudad de Los Angeles y el equipo de los Lakers, frente a la mentalidad pragmática, tradicional y protestante de Boston. El sol de California contra el frío de Massachusetts. La jet set contra la working class. Lakers contra Celtics; dos antagonistas condenados a prolongar una rivalidad que representa la esencia misma del baloncesto y de la NBA.
La final que nos espera en breve es la más repetida de toda la historia. Será la 12ª ocasión en la que ambos equipos se enfrenten en la lucha directa por el Anillo de campeón. Por eso, este blog se dedicará desde hoy hasta el próximo jueves (día en el que se produzca el pistoletazo inicial de la serie en el Staples Center) a repasar una por una todas las finales que han tenido a Boston y Los Angeles como protagonistas. Un viaje que pretende refrescar la memoria a algunos y poner en antecedentes a otros, a todos aquellos que desconocen lo profundo de la rivalidad entre los dos mejores equipos de la historia.
-Nace el duelo de duelos
Para explicar el origen de la rivalidad entre Celtics y Lakers, lógicamente hay que remontarse mucho en el tiempo. Ambas son dos de las franquicias más veteranas de la NBA. Los Celtics están desde la primera temporada, la 1946-47, en la que se fusionan la BAA y la NBL para dar origen a la NBA. Los Lakers sólo tardarían dos temporadas más en aparecer, ya que debutaron en el curso 1948-49, entonces establecidos en Minneapolis. Sin embargo, sus destinos en las Finales no se cruzarían hasta 1959, año en el que se vieron por primera vez las caras en la lucha por el título.
En aquel entonces, los Celtics ya estaban en la élite de la NBA. El equipo dirigido por Red Auerbach ya había ganado el Anillo de 1957 y llegado a la Final en 1958, donde fueron derrotados por los St. Louis Hawks de Bob Pettit. Aquel equipo ya disponía de los mimbres que les convirtieron en legendarios, quizá en el mejor equipo de toda la historia del baloncesto. Bob Cousy dirigía al equipo y ponía la imaginación, Sam Jones y Bill Sharman ejecutaban desde las alas y Tom Heinsohn aportaba calidad en la pintura. Y, por supuesto, la piedra angular de aquellos celtics se llamaba Bill Russell, el center más dominante de todos los tiempos. Tal vez no destacara en ataque como Wilt Chamberlain, su gran némesis en los años siguientes, pero no ha habido otro pívot en la historia tan determinante en el apartado defensivo, la gran arma de esos Celtics que aprovechaban la intimidación de Russell, un rápido contragolpe y la completa solidaridad entre sus jugadores para masacrar a sus rivales.
Por su parte, los Lakers -aún en Minneapolis- no estaban todavía entre los mejores equipos de la liga. Lejos quedaban ya los días de los cinco títulos de la mano del legendario George Mikan, tanto es así que en la temporada anterior el equipo no pasó de las 19 victorias. Pero todo cambió gracias al impacto de un novato que revolucionó la franquicia. Elgin Baylor debutó en la NBA con unos promedios de 25 puntos y 15 rebotes, y llevó al equipo a ganar 33 partidos y volver a los Playoffs. Aún así, los Lakers (que eliminaron a los Detroit Pistons en semifinales) no eran favoritos contra los St. Louis Hawks, equipo que había disputado la final en los dos años anteriores. A pesar de todo, Minneapolis remontó un 2-1 para ganar tres partidos seguidos y plantarse en la última ronda. Ahí esperaban los Celtics, que habían sufrido de lo lindo para derrotar en siete partidos a los Syracuse Nationals. Y la verdad es que no hubo demasiada historia en la Final. Los Lakers pagaron la novatada ante unos Celtics muy superiores, que les inflingieron el primer sweep de la historia de las finales (4-0). Era el inicio de una serie de ocho Anillos consecutivos para los verdes.
Estamos ahora en 1962. Los Celtics estaban inmersos en plena "época dinástica", con tres Anillos seguidos y cuatro en los últimos cinco años. Habian ganado 60 partidos en regular season y alcanzaron la final después de una agónica serie (4-3) contra los Philadelphia Warriors de Wilt Chamberlain -en la temporada de sus 50.4 puntos por partido-, que se decidió con una canasta de Sam Jones a falta de dos segundos para el final de la prórroga del séptimo partido. En cuanto a los Lakers (ya en Los Angeles), Elgin Baylor ya no estaba solo, sino que le acompañaba otra leyenda Laker como Jerry West, que disputaba entonces su segunda temporada en la NBA. El equipo de Baylor y West ganó 54 partidos en temporada regular y se plantó en la Final después de ganar por 4-2 a los Detroit Pistons. A diferencia del sweep de 1959, esta vez la serie se decidió en el séptimo partido, forzado por los Celtics después de ir perdiendo 2-1 y 3-2. En uno de los finales más apretados de la historia, los Orgullosos Verdes ganaron en la prórroga por 110-107. El tiempo extra llegó después de que Frank Selvy fallara completamente solo un lanzamiento que podría haber dado el Anillo a los Lakers. Selvy declararía después que habría cambiado todos los puntos que consiguió en su carrera por aquella canasta maldita.
No habría que esperar mucho tiempo para volver a ver una final entre Celtics y Lakers. Al año siguiente, en 1963, ambos equipos volvieron a verse las caras en la eliminatoria definitiva. Y los dos tuvieron que sudar la camiseta para conseguirlo. Boston (con la presencia de un novato John Havlicek) necesitó siete partidos para derrotar a los Cincinnati Royals de Oscar Robertson, y los Lakers también se fueron al séptimo encuentro para deshacerse de los St. Louis Hawks. En las Finales, los Celtics empezaron fuerte y se pusieron 2-0, de la mano de un Bob Cousy que había anunciado su retirada al final de la temporada. Al final Boston se llevó la serie por 4-2, siendo la primera vez que se coronaba campeón en la cancha de su eterno rival. Red Auerbach se encendía su famoso puro por quinta vez consecutiva.
La siguiente cita entre Celtics y Lakers en las Finales sería en 1965. El año anterior los angelinos cayeron en semifinales de conferencia ante los Hawks, pero esta vez volvieron a ganar la Conferencia Oeste tras derrotar a los Baltimore Bullets por 4-2. En Boston, la vida seguía igual a pesar del triste fallecimiento de su fundador Walter Brown. Los Celtics ganaron 62 partidos en temporada regular y disputaron contra los Philadelphia 76ers (que habían adquirido a Chamberlain en febrero) una de las mejores series de todos los tiempos. Ambos equipos ganaron sus partidos de casa, y la elimatoria se decidió al final del séptimo partido con el famoso Havlicek steals the ball!!!, un robo de John Havlicek que permitió a los Celtics pasar a la gran final. En la última serie, Boston se aprovechó de la lesión de Elgin Baylor para pasar por encima de los Lakers, a los que derrotaron por 4-1. La fama de "malditos" empezaba a cebarse con los angelinos.
Una fama que se postergaría en los años siguientes. Y eso que en 1966 los Celtics empezaban a dar síntomas de debilidad. Por primera vez en muchos años, Boston no fue el mejor equipo del Este en regular season, siendo superados por los Sixers. Por eso tuvieron que disputar una ronda previa ante los Cincinnati Royals que necesitó de cinco partidos (3-2) antes de enfrentarse a Philadelphia en la final de conferencia. Los Sixers se confiaron en exceso ante los perros viejos de Boston, que se llevaron fácilmente la serie por 4-1 y se plantaron en su décima final consecutiva. En los Lakers, Jerry West ya era la estrella indiscutible, y capitaneó al equipo al mejor record del Oeste y a otra final después de apear por 4-3 a los St. Louis Hawks. En esa final, Los Angeles consiguió lo que parecía casi imposible, y se llevó el primer partido de la final ganando en Boston tras una prórroga. Sin embargo, Red Auerbach dio un golpe de efecto anunciando que se iba a retirar de los banquillos cuando acabara la temporada y que su sustituto no iba a ser otro que Bill Russell, que se convertiría en el primer entrenador negro de la historia de las grandes ligas americanas. La noticia espoleó a los Celtics, que ganaron los siguientes tres encuentros y se llevaron la final por 4-3. Auerbach cumplía así su deseo y ganaba su octavo Anillo seguido y el noveno en diez temporadas. Algo que todavía está por superar.
Con Auerbach retirado, la racha de títulos seguidos de los Celtics se acabó en 1967, cuando los Sixers les apearon de la final y Chamberlain consiguió su preciado Anillo contra su ex equipo, los San Francisco Warriors. Ese año tampoco había sido bueno para los Lakers, que no superaron la primera ronda de Playoffs. Sin embargo, ambos equipos volverían a verse las caras en la gran final de 1968. Los Celtics, con la importante incorporación del alero Bailey Howell, se vengaron de los Sixers y les eliminaron en el séptimo partido de la final del Este. Por su parte, los Lakers llegaron a la Final tras eliminar a Chicago Bulls y San Francisco perdiendo un solo partido. Sin embargo, su maldición contra los Celtics se mantuvo, y volvieron a perder por 4-2. Boston, con Russell como entrenador-jugador, volvía a conquistar el Anillo un año después.
El último capítulo de la impresionante rivalidad entre Celtics y Lakers de la década de 1960 se produjo en 1969, y no pudo ser de forma más brillante para Boston. Los Celtics eran un equipo muy veterano, con sus principales piezas superando con creces la treintena. Su dominio en la temporada regular había tocado a su fin, quedando cuartos en la Conferencia Este por detrás de Baltimore, Philadelphia y New York. Todo lo contrario que los Lakers, que a su estelar pareja Baylor-West habían añadido la presencia de nada menos que Wilt Chamberlain, por aquel entonces máximo anotador de toda la historia. Los Angeles no tuvo problemas para llegar a la última ronda, deshaciéndose con facilidad de San Francisco y Atlanta. Boston, por su parte, tuvo que sufrir algo más para eliminar a Philadelphia y New York. Ambos equipos volvían a cruzarse en la pelea por el Anillo, y esta vez los Lakers estaban convencidos de que era su gran oportunidad.
El séptimo y último partido de aquella final de 1969 es uno de los más recordados de la historia. Los Lakers tenían la ventaja de campo a su favor, y nadie dudaba que el equipo de Baylor, West y Chamberlain derrotaría a unos Celtics envejecidos y exhaustos. Se prepararon miles de globos amarillos que debían caer del techo del Forum cuando se consumara la victoria de los Lakers. Sin embargo, los Celtics fueron más Orgullosos Verdes que nunca, y espoleados por el gesto de prepotencia de su rival se llevaron un partido agónico por 106 a 108. Los globos nunca llegaron a caer, y Bill Russell se retiraría de la NBA con once Anillos en su poder. Acababa así una impresionante rivalidad entre Celtics y Lakers en esta década. Siete veces se habían cruzado en el camino hacia la gloria, y siete veces había salido Boston victorioso. Habría que esperar casi dos décadas para volver a ver otro capítulo del duelo con más solera de la historia del baloncesto.