Antes de comenzar a escribir este post, quiero aclarar que no leí ningún artículo respecto de este tema y simplemente me baso en mi experiencia personal y las cosas en las que se me ocurre pensar.
Hablar del uso de celulares en la escuela resulta siempre un tema controvertido. Yo no voy a entrar en polémicas sobre el tema. Directamente voy a dar mi punto de vista. ¿Celular en el aula? Definitivamente SI.
Este artículo podría terminar aquí, porque ya me auto-espoileé, si se me permite el término. De todos modos voy a fundamentar mi conclusión.
Cuando nosotros estudiábamos, nuestras herramientas eran básicamente el cuaderno y el lápiz. Probablemente nuestros padres usaron los mismos elementos y los padres de nuestros padres también. Eso no significa que sea malo, quizás deberíamos preguntarnos si es suficiente.
Los niños de este siglo nacieron vinculados a la tecnología de una manera natural. Son definitivamente nativos digitales, y es común que nos sorprendamos por la habilidad que tienen para usar cualquier tipo de dispositivo que tenga una pantalla. Nos admiramos de ellos, pero es que en forma análoga daría lo mismo que sorprenderse por la forma en que un niño de dos años agarra un lápiz y hace garabatos en la pared. La curiosidad incluye todos los elementos del entorno, algunos están permitidos y otros no. Jugar con cuchillos, clavos y enchufes no es conveniente y tratamos de evitarlo, pero todo otro tipo de exploración que no implique riesgo es conveniente para el desarrollo de habilidades.
Hoy los pequeños cuentan con una caja de herramientas mucho más nutrida que la que nosotros teníamos.
Ahora bien, si ellos usan habitualmente dispositivos digitales, los conocen, los aprovechan, les divierte… ¿es conveniente prohibirlos en un ámbito educativo? Definitivamente NO. Todo lo contrario, podemos hacer que aprovechen estas plataformas de una manera diferente, para que el proceso educativo formal no sea más que una continuidad del proceso de exploración y aprendizaje natural.
Seguramente habrá detractores que dirán que el uso de celulares los distraen, que van a hacer otras cosas y no las indicadas para la clase, y un montón de críticas más, a mi juicio absurdas. A esos detractores les preguntaría si con un lápiz y un cuaderno nunca se pusieron en clases a hacer dibujitos, figuras geométricas sin sentido, o a dibujar corazones, o escribir mil veces el nombre de alguien especial. ¿Acaso esas acciones no cuentan como distracciones?
No hay que tener miedo, debemos aprovechar de la mejor manera los recursos y el acceso a la información casi ilimitada, la conectividad, la cooperación grupal, y todo lo que una mente abierta pueda promover con el uso inteligente de algo más sofisticado que un simple cuaderno y un lápiz.
Tenemos a nuestra disposición una herramienta poderosísima, que los alumnos adoran usar. ¡A aprovecharla!
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