Revista América Latina
En 1835, se fundó el Cementerio Central de Montevideo para reemplazar el pequeño camposanto de Durazno y Andes, que funcionaba desde 1808 y por entonces ya estaba rodeado de urbanización. La construcción de una nueva necrópolis fue necesaria cuando el Presidente de la República Manuel Oribe prohibió la hinumación de cadáveres dentro de los muros de la ciudad para prevenir epidemias.