Es el Campo Santo más importante de los 21 que existen en La Habana. Ubicado en la esquina de la Calzada de Zapata y la Calle 12 en el barrio habanero del Vedado.
La necrópolis fue declarada Monumento Nacional el 18 de febrero de 1987. Posee un gran número de obras escultóricas y de arquitectura que lo llevan a ser ubicado por muchos especialistas como el tercero en importancia en el mundo.
En julio de 1866 se autoriza su construcción y se realizan concursos de arquitectura y diseño que escogieron al arquitecto español Calixto de Loira como maestro de obras. Escoger el lugar fue complicado, pero al fin la primera piedra es colocada en 1871 y se inaugura el 2 de julio de 1886.
Se planeó una estatua del Descubridor de América que nunca se construyó. ¡Miles de esculturas entre sus muros y carece de una de la persona que le da el nombre! Es el único en América dedicado a Cristóbal Colón.
En la entrada se puede ver un monumento escultórico de mármol de Carrara que representa las Virtudes FE, ESPERENZA y CARIDAD.
Después aparecen cuatro amplias avenidas que sirven de marcador para dividir el cementerio en cuatro áreas. Todas de estructura rectangular; compuestas por una retícula de calles, manzanas y lotes.
La gran mayoría los panteones del cementerio son recreaciones a escala de antiguas mansiones coloniales; con los arcos, cúpulas y vitrales característicos que decoran cada construcción respetando la seriedad del lugar. Muchos de estos panteones están dedicados no solo a personas, sino también a sociedades de beneficencia o instituciones.
Existe una presencia constante de antorchas invertidas simbolizando el fin de la vida, antorchas acompañadas de ramas de laurel y relojes de arena.
Este epitafio está ubicado sobre la tumba de una pareja y se cataloga como uno de los más hermosos del cementerio:
«Bondadoso caminante, abstrae tu mente del ingrato mundo unos momentos, y dedica un pensamiento de amor y paz a estos dos seres a quienes el destino tronchó su felicidad terrenal y cuyos restos mortales reposan para siempre en esta sepultura, cumpliendo un sagrado juramento te damos las gracias desde lo eterno: “Margarita y Modesto”».