Revista Comunicación

Cenicienta

Publicado el 18 abril 2015 por Universo De A @UniversodeA

“Un fanfiction oficial” o “digna pero no un clásico”

Cartel Cenicienta 5

Sinopsis y ficha técnica

Actores Cenicienta

  • Cate BlanchettStepmother
  • Richard MaddenPrince
  • Lily JamesCinderella
  • Holliday GraingerAnastasia
  • Sophie McSheraDrisella
  • Helena Bonham CarterFairy Godmother
  • Hayley AtwellElla’s Mother
  • Stellan SkarsgårdGrand Duke
  • Nonso AnozieCaptain
  • Derek JacobiKing
Dirección
  • Kenneth Branagh
Producción
  • Simon Kinberg
Producción (ejecutivo)
  • Tim Lewis
Guión
  • Chris Weitz
Música
  • Patrick Doyle

La historia de “Cenicienta” cuenta las andanzas de la joven Ella (Lily James) cuyo padre, un comerciante, vuelve a casarse tras la muerte de su madre. Ella quiere dar gusto a su padre y acoge con cariño a su nueva madrastra (Cate Blanchett) y a sus hijas Anastasia (Holliday Grainger) y Drisella (Sophie McShera) en la casa familiar.

Pero, cuando el padre de Ella muere inesperadamente, la joven se encuentra a merced de una nueva familia celosa y cruel. Al final, Ella queda relegada a ser una sirvienta cubierta de ceniza por lo que le ponen el triste nombre de Cenicienta. Pero no pierde la esperanza y a pesar de la crueldad con la que la tratan, está dispuesta a cumplir las últimas palabras de su madre que le dijo que debía “ser valiente y amable”. Ella no caerá en la desesperación ni despreciará a los que la maltratan.

Y además está ese apuesto extraño que conoce en el bosque. No sabe que se trata de un príncipe; cree que es un aprendiz que trabaja en Palacio y que ha encontrado su alma gemela. Y su suerte está a punto de cambiar cuando envían desde Palacio una invitación abierta a todas las doncellas para que asistan a un baile donde Ella confía en volver a ver al encantador Kit (Richard Madden). Por desgracia, su madrastra le prohíbe asistir y desgarra su vestido en un acto de crueldad.

Pero, como en todos los buenos cuentos de hadas, siempre hay alguien que acude en su ayuda. Esta vez toma la forma de una bondadosa mendiga (Helena Bonham-Carter) que, armada con una calabaza y un par de ratones, cambia para siempre la vida de Cenicienta.

Cenicienta es un largometraje de acción real inspirado en el clásico cuento de hadas. Da vida a las intemporales imágenes de la obra maestra animada de Disney de 1950 con maravillosos personajes en un espectáculo visualmente deslumbrante para una nueva generación

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Comentario previo

No hay como la historia de Cencienta, mil veces versionada, mil veces un éxito; quizás porque resume de una forma muy sencilla todos los sueños y aspiraciones humanas (entendámonos, no me refiero a casarse con alguien de la realeza y ser feliz para siempre; sino la idea de que suceda algo que cambie nuestra vida a mejor, que alguien esté ahí para cuidarnos o salvarnos, la identificación con el sufrimiento que puede causar el mundo real frente al escapismo que produce la magia y la fantasía; esa necesaria inspiración de esperanza que tantas veces necesitamos… etc).

No es para menos, con razón se puede encontrar contada de las más distintas formas y maneras por todo el mundo (aunque occidente haya impuesto la versión de Perrault, con gran ayuda de Disney, todo lo hay que decir; lo cierto es que encontramos una versión antiquísima en China, e incluso “Las mil y una noches” -en este caso, curiosamente, sustituyendo el zapato por un brazalete para el tobillo- recogen su propia versión), lo que demuestra el calado, lo inmortal de esta historia, pero además, hasta que punto somos iguales los seres humanos, por encima de todas las diferencias que hayamos creado o nos queramos inventar.

Quizás por eso, una nueva versión seduce tanto… o tal vez tenga que ver con la moda de la revisión de los cuentos de hadas, que sin duda también… aunque esto puede causar bastante desconfianza, especialmente en el caso Disney. Puesto que, aunque el reciente estreno de “Into the woods” nos ha sorprendido por su fidelidad a los cuentos originales de los hermanos Grimm; lo cierto es que las últimas adaptaciones de acción real de Disney de sus películas de animación clásicas han resultado algo espantoso, una mera caja registradora con el único objetivo de hacer taquilla sin la más mínima consideración a los originales que fácilmente puede hacer que aquellos que dicen que la compañía del ratón Mickey sólo tiene un objetivo, y que ese es el dinero, se afiancen en su opinión; buen ejemplo de ello son las muy desafortunadas “Alicia en el país de las maravillas” o “Maléfica”.

Sin embargo, los nombres que se unen a este filme resultan tan especialmente atractivos (que ya había anunciado previamente), que era difícil resistirse, aunque, la verdad, iba a ir con un profundo excepticismo, pues el trailer ya no prometía mucho.

Como premio extra, y siguiendo esa tradición ya instaurada en sus películas de animación (que además recuerda, muy agradablemente a los principios de la compañía Disney, cuando esta arrasaba en los Oscar con sus cortos de animación), podemos disfrutar del corto “Frozen fever”, que si bien sólo es una excusa (y se nota) para volver a disfrutar de los personajes del último gran clásico (y obra maestra) de la compañía, es un divertimento agradable que contiene una nueva canción; aunque lo dicho, sólo es un complemento, ninguna maravilla de por si.

Crítica

Era muy difícil superar la magia de la película original de los 50, y esta producción lo sabía. No en vano, salvó a un estudio que tras la guerra, y múltiples fracasos como “Bambi”, “Fantasía”, “Pinocho”; difícilmente hubiera podido tener continuidad, y más cuando otros filmes como “Peter Pan” o “Alicia en el país de las maravillas” no iban a tener grandes resultados… y sí, lo sé, resulta sumamente curioso que esos clásicos, hoy tan consolidados, no fueran bien recibidos por el público en su momento.

De hecho, quizás lo que más llama la atención de este nuevo producto, es su profunda y gran admiración por el original, pero ese encandilamiento no es tanto que les impida hacer su propia interpretación de la historia o buscar su propio camino (algo muy apropiado, y muy al contrario de lo que pasa, por ejemplo, en el musical de “El rey león” y base de que sea un gran fiasco); y quizás lo que más se puede destacar de la nueva versión de “La Cenicienta” de Disney en acción real es que admira y reconoce los méritos de su predecesora (no faltan los guiños a esta), pero quiere y sabe crear su propio mundo para ser un producto con entidad propia. Con toda probabilidad, este es el mayor mérito del filme y lo más interesante a analizar de él. Otra cosa es que eso sea suficiente o lo consiga del todo, puesto que la realidad es que el resultado final no alcanza toda la magia del original, se esfuerza en ello, pero no logra su intensidad.

El guión es bastante inteligente, separándose y a la vez acercándose a la película de los 50; así, la original de Disney (como la gran mayoría de sus producciones animadas) se basaba en unos eficacísimos personajes secundarios (que en esta versión se mantienen -los ratones, especialmente Gus-, de palabra, aunque para nada tienen el protagonismo de la original) que se convertían en la perfecta distracción para crear todo tipo de subtramas (frecuentemente cómicas, proporcionando, por añadidura, una distensión de la trama principal) que ayudaban a alargar unas historias que apenas duran unos minutos contadas de palabra; y qué difícilmente podrían ser extendidas de otro modo, sino profundizando mucho en los personajes, algo que les quitaría emocionalidad, lo cual sería muy poco Disney.

Sin embargo, la versión de acción real ve en la profundización su salvación, su manera de renovar la historia y llevarla por otro camino, desgraciadamente, y aunque empieza a caminar por esa vía, se queda sólo en el principio. Eso es sin duda lo peor de la película, podría haber sido otra obra maestra si el guión hubiera dado los pasos adecuados en ese sentido, y no sólo los hubiera abocetado; pues finalmente, con una emocionalidad y una racionalidad mediadas, la película queda descafeinada, disfrutable, pero sin alcanzar cotas de intensidad.

El mejor ejemplo es el personaje de lady Tremaine (la madrastra), su presentación promete: “era una mujer que también había sufrido mucho… aunque lo disimulaba muy bien”; pero todo se queda ahí, no hay más, y ello se puede aplicar al resto del conjunto, que acaba resultando terriblemente superficial, parece que va a llegar a algún sitio, parece que comienza a encaminarse, pero, de repente, se para en seco, y te deja con ganas de más y con el pensamiento de lo que pudo haber sido. Volviendo al ejemplo mencionado, se podría haber ahondado más en el personaje de la madrastra: por qué ha sufrido tanto, qué la ha convertido en una persona tan cruel, qué siente hacia su hijastra, qué la ha llevado a casarse con su padre, qué aspiraciones tiene, en qué piensa… etc; en definitiva, que conozcamos al personaje; cosa que no llegamos a hacer, tenemos que aceptarlo porque sí; algo que es, por otra parte, muy frecuente en este tipo de relatos, pero teniendo en cuenta las aspiraciones de esta película, no debería de ser así. Y lo anteriormente comentado se puede aplicar a todos los personajes y a la historia en general.

Por otro lado, esa profundización en los personajes hubiera sido especialmente necesaria, a falta de los útiles y adorables personajes secundarios característicos de Disney; además de la falta de canciones; por ello, el guión se complementa hábilmente reconsultando el material original de Perrault, e incorporando cosas que no se usaron en el filme original de los 50. No se puede decir, como comentaba cierto crítico, que sea la versión más fiel al cuento de Perrault, pero sí que lo respeta, coge y usa sus referencias (aunque no duda el decidir lo que quiere y lo que no, para, mantener ese buen objetivo de crear un producto con entidad propia).

Aparte de eso, sorprende que los diálogos no fueran tan cursis como era de esperar, de hecho, y aunque hay algún que otro momento tópico (cuando Ella y el Príncipe se conocen por primera vez a caballo), por lo general, están sorprendentemente bien escritos.

Y por supuesto, se echa muchísimo de menos que fuera un musical como su predecesora (de hecho, yo me quedé todos los créditos para escuchar las canciones que no pude oír durante toda la película; entre otras, una nueva versión de “Soñar” cantada por Edurne u otra del famoso “bibbidi-bobbidi-boo” por Helena Bonham Carter -que claramente se sintió decepcionada al no poder cantar una de las más famosas canciones de Disney-); es más la banda sonora de este filme llega a resultar molesta, y te pasas la mayor parte de la película deseando que se pongan a cantar (aún cuando sabes que eso no va a pasar)… pero claro, ese momento nunca llega. Lo que es, sin duda, otra de las cosas que lastran a esta película, pues aquellas magníficas canciones inolvidables ayudaban en mucho a la grandeza del clásico de Disney y a enfatizar su componente emocional (además de una inolvidable banda sonora).

La dirección es tan eficaz como cabría esperar de Kenneth Branagh, que en su apartado da lo mejor de si mismo; así, su estilo cargado de fastuosidad y grandilocuencia, le va magníficamente bien a este filme. Vamos a entendernos todos aquí, no es ni será de las mejores películas de Branagh o por la que se le recuerde, pero es bastante digna.

En lo que respecta al resto del apartado técnico, todo el colabora en plan “todos a una, Fuenteovejuna” para lograr un resultado apoteósico, pues claramente en esta película sólo hay un objetivo: que el espectador quede deslumbrado, apabullado, por una estética absorvente y poderosa; y lo logran. No es para menos, así, armados por un barroquismo imponente, el espectador entra en un mundo en el que hasta el último detalle está cuidadísimo.

Aunque perjudica a esto una fotografía que crea demasiados contrastes, y no suaviza lo suficiente los colores, ni enfatiza su brillo, algo especialmente importante cuando se utilizaron tantos cristales de Swarovski.

Mención especial quiero hacer al vestuario (que ya pudimos admirar en la exposición del Museo ABC, para la que incluso varios diseñadores españoles hicieron sus propias e interesantes creaciones e interpretaciones de la zapatilla de la Cenicienta), que ya no me convenció en persona, y tampoco lo hace en la película… quizás porque es excesivo, incluso para este producto no resulta creíble (el mejor ejemplo es el hada madrina, su peluca se ve demasiado obvia, nada es natural en ella).

Así, aunque la película tiene la habilidad de crear una estética diferente (e imponente) a la de la película original (pero con el cierto respeto ya comentado, puesto que la “Cenicienta” de los 50  se inspiraba en el estilo rococó; y la nueva versión no le va a la zaga en absoluto)… esta no me termina de convencer; sigue gustándome más la original.

Los efectos digitales, tan proclamados y anunciados, a mi me dejaron bastante indiferente (y una vez más, enamoradísimo de las transformaciones insuperables de la película original), de hecho, no me pareció ver nada que no haya visto antes, ni me ha impresionado ninguna cosa… lo que es especialmente grave de decir de una película en la que la magia tiene un componente muy importante, y por tanto es un gran momento de lucimiento para estos efectos; desgraciadamente, no satisfacen las expectativas y se quedan muy por debajo del resultado del filme de animación.

En lo que respecta a los actores, sucedió lo inesperadísimo.

Lily James, que nunca jamás me había gustado como lady Rose, y a la que no veía para nada en el papel (ni me gustaba como actriz, ni me parecía lo suficientemente guapa), me ha sorprendido para bien, consiguiendo interpretar hábilmente el encanto, inocencia y bondad natural de la Cenicienta (algo para nada fácil, y menos si pretendes que no quede falso o como si fueras tonta); es creíble y verosímil, algo que, insisto, no es nada fácil en este tipo de personaje.

Todo lo contrario he de decir de mi habitualmente adorada Cate Blanchett, que hace, sin duda alguna, una de las peores actuaciones (quizás incluso la peor) de toda su carrera: exagerada, sobreactuada, carente de todo tipo de realismo o freno a un desmande interpretativo que asusta; horroriza verla humillada de ese modo en la gran pantalla. Mi teoría es que Branagh la tenía tan en un pedestal, y además había tantos actores jóvenes que dirigir y a los que prestar atención, que dejó a la veterana a su aire; total, si lo hace Cate Blanchett, seguro que está bien, ¿es Cate Blanchett, ¿no?; pero desgraciadamente, este caso, es perfecto para ver como hasta una de las más grandes actrices que se puedan ver, se puede venir abajo debido a una dirección de actores no adecuada (o más bien la total falta de ella); al fin y al cabo, un actor no se puede ver a si mismo… y no creo que Blanchett quiera volver a visionar esta película en toda su vida; era lo más deseado y esperado, el componente clave en la publicidad para la comercialización de la película… y está simplemente esperpéntica.

Por lo demás, nos encontramos también a uno de los habituales favoritos de Branagh, Derek Jacobi (quien le iba a decir a este que aquel chico que le pidio hablar con él sobre Shakespeare, acabaría dándole trabajo al hacerse mayor), en el papel del Rey, cumpliendo eficazmente su función, pero no aportando nada nuevo.

Lo mismo se puede decir del resto del reparto en el que también aparece otro miembro de “Downton Abbey”, Sophie McShera (la ayudante de cocina Daisy en la serie).

Richard Madden no convence demasiado como el príncipe, pero de sus declaraciones también se extrae que no se entera muy bien de que va la historia.

Helena Bonham Carter por su parte, está espantosa interpretando al hada madrina, y también se la ve muy perdida, como no sabiendo muy bien por donde salir.

Valoración final: agradable de ver, pero nada más, no es otra adaptación infame, es algo digno, pero que no está a la altura de la original (en su favor también hay que decir que lo tenía extremadamente difícil); tiene algunas virtudes, pero mucho me temo que no será recordada por mucho tiempo. Aún así no deja de ser recomendable para volver a soñar… aunque sólo sea cerca de dos horas….

Cenicienta
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Foto Holliday Grainger y Sophie McShera en Cenicienta 2
Foto Richard Madden y Lily James en Cenicienta 6
Foto Lily James en Cenicienta 8 2
Foto Richard Madden y Lily James en Cenicienta 5
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Foto Richard Madden y Derek Jacobi en Cenicienta
Foto Cate Blanchett en Cenicienta
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Foto Cate Blanchett en Cenicienta 5
Foto Lily James en Cenicienta
Foto Lily James en Cenicienta 2
Foto Holliday Grainger y Sophie McShera en Cenicienta
Foto Cenicienta 2
Foto Lily James en Cenicienta 18
Foto Helena Bonham Carter en Cenicienta
Foto Helena Bonham Carter en Cenicienta 2
Foto Ben Chaplin y Eloise Webb en Cenicienta 2
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Foto Lily James en Cenicienta 14
Cartel Lily James y Richard Madden en Cenicienta
Cartel Cate Blanchett en Cenicienta
Cartel Helena Bonham Carter en Cenicienta
Cartel Cenicienta 4


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