En el Rincón nadie determina mis escritos. Soy yo quien dice en voz alta lo que se cuece en mi cocina
menudo recibo correos electrónicos de lectores y lectoras. Hay de todo tipo: algunos son para felicitarme por el blog y otros para sugerirme temas de interés. También recibo correos con quejas y descontentos sobre algún que otro post. Pues bien, el otro día recibí un mensaje de estos últimos. En él, la lectora – cuyo nombre no viene a cuento – exponía las razones por las que había dejado de leer el blog, tras dos años de seguimiento. Criticaba que "El Rincón de la Crítica" no tuviera una línea editorial definida como la tienen el resto de diarios. Esta falta de directriz editorial, le indignaba como lectora porque a veces se sentía incómoda con lecturas que arrojaban piedras contra su propio tejado. Me ponía como ejemplo los recientes artículos, publicados en el blog, sobre Podemos: "las debilidades de Podemos", "Podemos, luces y sombras" y "política ficción", entre otros. Escritos – me decía esta exlectora del Rincón – que barrían más hacía a la derecha que hacia la izquierda. Otro lector, sin embargo, criticaba que el blog tuviera vinculaciones con periódicos digitales, tales como: ElPlural.com y Vegamediapress, entre otros. Diarios – decía – afines a la izquierda, que manchaban la imagen de independencia y pluralidad defendida por esta bitácora. Eduardo García – lector del Rincón y cuyo nombre me autoriza a que sea mencionado – criticaba la ausencia de noticias y echaba de menos la presencia de otros columnistas para que las actualizaciones del blog fueran más frecuentes. Desde México, un estudiante de periodismo denunciaba, el otro día, que en España faltaban más "rincones" como el mío. Gracias a lugares como éste – decía – disponía de una ventana abierta para asomarse a nuestros problemas, con amplitud de miras, sin líneas editoriales definidas por rodillos partidistas.
En varias ocasiones, he manifestado, en distintos foros de opinión, que "El Rincón de la Crítica" no recibe subvenciones por parte de empresas y/o partidos. Es, precisamente, esta ausencia de servilismo económico hacia los intereses ideológicos, la que hace que el blog no posea una línea editorial definida, como sí la tienen La Razón de Marhuenda o el ABC de Rubido, por poner algún ejemplo. Así las cosas, el blog se distingue del resto de medios por la ausencia de censura, tanto en sus artículos como en sus comentarios. Entre los suscritos al Rincón, hay diputados del Pepé; alcaldes del Pesoe; lectores de Interviú; periodistas de la Sexta y adictos a Podemos. Quiero decir con esto, que el concepto de Crítica, tal y como algunos lo entienden en España, está a años luz de la función sociológica del mismo. En este país, y por favor no se sientan ofendidos, los lectores están acostumbrados a lecturas afines a sus mimbres ideológicos. Tanto es así que es raro, rarísimo- que las plumas de la Caverna hablen mal de Rajoy o de Aguirre, por ejemplo. Como tan inusual resultaría que el diario Público o el medio de Ignacio Escolar pusiera a parir – en sus habitáculos de opinión – a Sánchez o a Llamazares. Podrían, pero no es muy frecuente.
Si lo hicieran a menudo recibirían cartas de denuncia y críticas de sus lectores; como así ha sucedido en El País desde que cambió de director.
En tales medios, les decía, los periodistas opinan de conformidad con las directrices que les marca su línea editorial. Algunos buscan medios afines a sus modos de pensar. Otros, sin embargo, por cuestiones económicas o por falta de oportunidades, se torturan en los barrotes de su mente. Sus pensamientos, lo que de verdad opinan, no pueden trascender a las líneas del papel porque ello supondría una transgresión de la buena fe profesional y, por tanto, una carta del lector, quejándose por tal o cual opinión contraria a sus expectativas lectoras.
En el Rincón, por su parte, nadie determina mis escritos. Soy yo quien dice en voz alta lo que se cuece en mi cocina. En ocasiones, mis pensamientos son afines con los colores de algún que oto partido, pero ello no es una condición necesaria que se cumpla en todos los artículos. No olvidemos que no existen dos personas en el mundo que piensen igual en todos los sentidos. Siempre existen y existirán puntos de discordia en el diálogo cotidiano. Hasta las parejas más afines han discutido, alguna que otra vez, por desacuerdos y formas de percepción distinta. Luego, estimados lectores y lectoras, si escribiera siempre, de conformidad con tal o cual partido, estaría siendo hipócrita con mis pensamientos. Sería un escritor populista, o dicho de otro modo, una pluma que escribe de acuerdo con los moldes de los otros; lo mismo que hacen la mayoría de columnistas de este país.
Si tan independiente soy, ¿por qué escribo en diarios progresistas?, os preguntaréis algunos. Si observáis, tanto en ElPlural.com como Vegamediapress – medios en los que colaboro desinteresadamente – mis artículos aparecen enlazados al Rincón. Gracias a esta forma de publicación, los escritos ganan visibilidad y, al mismo tiempo, nunca pierden su fuente original. Desde que escribo en el blog me han llegado muchas sugerencias de periódicos y revistas; invitándome a que escriba para ellos. Me piden que "desinteresadamente", o sea gratis, les autorice para que publiquen mis artículos, de forma íntegra, en sus medios. A todos les respondo que "no", precisamente por ello, para salvaguardar mi opinión de tales marcos ideológicos. Otra cosa, bien distinta, es que la colaboración sea entrelazada – como lo es en ElPlural y Vegamediapress – donde los artículos comienzan en el medio colaborador y acaban en el Rincón.
Si algún día me pagaran por escribir en el ABC, El Mundo o El País, entonces me convertiría en un escritor populista, como lo son la mayoría. Quizá si escribiera en el diario de Rubido tendría que contar hasta diez antes de poner a parir a Rajoy, o si escribiera para Público, tal vez, tendría que ser moderado en mis críticas contra la izquierda. Así las cosas, en muchas ocasiones he enviados artículos a periódicos, díscolos con los mismos, y nunca han salido a la luz. Nunca han salido a la luz, les decía, porque en este país, aunque ustedes no lo crean, todavía quedan residuos de las censuras de Franco.
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