Revista Política

Censuras, monarquías y las costuras del sistema

Publicado el 06 junio 2014 por Trinitro @trinitro

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Esto de la portada del Jueves, y la censura (sí, permitidme que utilice ese término, cuando a la redacción de un medio le retira su editor 60.000 números y les obliga a publicar otra portada, es censura) de RBA me suena al cuento del traje nuevo del emperador.

Los que buscamos cuestionar el status quo no tenemos fuerza, no controlamos suficientes resortes del poder y seguramente tampoco sabemos aunar esfuerzos en un mismo sentido (excepto en el tema catalán). Pero está claro que el “sistema” es un gigante de pies de barro.

Seguramente es una minoría de la población la que quiere sustituir la monarquía constitucional por una república parlamentaria. Pero aún así, al parecer los defensores del status quo tienen miedo.

Que las redacciones de los medios tengan la presión suficiente para ejercer esa autocensura, o transformar sus líneas editoriales en máquinas de felaciones intelectuales al futuro monarca y a la monarquía. Las cabeceras de la mayoría de diarios y medios van llenas de tanto sexo oral monarquil que parece la feria del porno.

Como he dicho esto es una partida que no podemos ganar, pero ellos tampoco. En lo importante, el monarca Felipe VI “el preparado” será monarca de las españas. No habrá consulta de ningún tipo sobre el estatus de monarquía y república, la trueleft pegará cuatro gritos, medio PSOE posiblemente se suicide electoralmente para toda una generación, pero don Felipe de Borbón y Grecia será el nuevo y flamante monarca del reino de España.

Pero los defensores del status quo no podrán ganar. No pueden callar todas las voces contrarias a la monarquía. Han conseguido un logro magnífico, que la entrada de “el preparado” no sea vista como una herramienta de consenso como lo fue su padre sino una imposición del establishment a través del control de todos los resortes del poder a una ciudadanía que tal vez se la pelaba, pero con muchas ganas de pasar cuentas en esta crisis institucional.

Tampoco censurar una portada provoca más efecto que amplificar su contenido. Todos hemos visto como Juanca I “el campechano” le pasaba una corona llena de mierda a la cabeza de Felipe “el preparado”. Todos sabemos que media redacción de El Jueves ha dimitido, que han sido censurados, por segunda vez, por una portada cuestionando la realeza.

Nosotros no podemos ganar, ellos tampoco. El emperador (y con esto no me refiero al monarca sino al status quo) va desnudo, lo sabemos, y a la que tengamos una oportunidad le meteremos mano de forma democrática y pacífica. Vivimos en una democracia y los ciudadanos y además de las urnas hay muchos lugares donde hurgarle las narices al status quo.

Ya no son solo los punkis, los anarcos de toda la vida, ni siquiera una ingenua población que salió en el 15M a pedir democracia. Somos ya los cuadros intermedios del propio sistema, los que nos sabemos parte de los trucos, los que estamos en las organizaciones y en los partidos políticos. La gente sindicada, los insiders del sistema con dos dedos de frente que ven que hay que cambiar cosas.

Cada portada que censuráis, cada gesto en contra de cuestionar el status quo, cada llamada a la responsabilidad, cada cesión al inmovilismo, cada llamada a la unidad ante el poder, lo único que consigue es sumar más gente a nuestras filas.

Unas filas eslabazadas, con agendas dispersas, con intereses incluso contradictorios, pero incluso un montón de partículas con movimiento browniano y actuando como pollos descabezados puede llevarse por delante la agenda de un establishment cada vez más pequeño, limitado, reducido, endogámico.

Estamos ya en vuestras organizaciones, entre vuestras filas, en vuestros parlamentos, en vuestros congresos, en vuestros consejos de administración. Ni tan siquiera necesitamos organizarnos. Más tarde o más temprano, se os escapará el control.


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