Revista Cultura y Ocio
"La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera,morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera."
JOSÉ GUADALUPE POSADA
El ilustrador mexicano José Guadalupe Posada falleció el 20 de enero de 1913 en la capital de ese país americano. El próximo domingo se cumplen exactamente 100 años. A pesar de no estar relacionado directamente con Getafe, en varias ocasiones hemos utilizado sus ilustraciones y estamos, por ello, obligados con su obra y con este pequeño homenaje, no como un deber impuesto; con el placer de disfrutar de sus dibujos y grabados.
Don Lupe, como le conocían sus amigos, fue coetáneo del escritor getafense Silverio Lanza con el que compartió, uno desde la prosa y otro desde la ilustración, una visión del mundo crítica. También coincidió en el tiempo con otro gran ilustrador: el getafense Daniel Urrabieta Vierge. Guadalupe fue un artista innovador, no solo por los personajes y los temas, sino por su forma tan mordaz y espeluznante de tratar la sorda realidad mexicana de finales del siglo XIX y primeros años del XX.
José Guadalupe Posada nació en 1852 en San Marcos, la capital del estado mexicano de Aguascalienes; era hijo de un panadero. Guadalupe comenzó a publicar sus primeras viñetas de crítica política en el periódico local El Jicote. A los 20 años se traslado a León donde abrió un taller de litografía y en donde permaneció hasta 1888, año en el que se traslada a Ciudad de México. Allí aprendió las nuevas técnicas de grabar con plomo y zinc que llegaban desde Francia. Colaboró con numerosos periódicos y fundó otros. Fue implacable contra la tiranía, la opresión, la hipocresía y la miseria. Alabó a la república y la criticó. Honró con sus dibujos a la revolución y la repudió. Era un artista heterodoxo, atípico, disconforme; separado dela manada humana, pero defendiendo su dignidad con una obra molesta, inquieta y moderna. Guadalupe Posada era, como Silverio Laza, un raro.
Acabó arruinado y sin amigos. Su muerte pareció no importar a nadie. En un modesto ataúd inició su último viaje hacia la única zona gratuita del Panteón civil de Dolores, uno de los mayores cementerios de México capital. Siete años después, desenterrado sin que nadie reclamara sus restos, fue arrojado a una fosa común, junto a cientos de osamentas de otros miserables y olvidados. ¡Destino fatal e implacable!
El Fondo Díaz de León de la Colección Andrés Blainstein es un buen lugar digital para disfrutar con sus ilustraciones.http://capitaldelsur.blogspot.com/feeds/posts/default/?alt=rss