Revista Libros

Centésima vigésima octava mañana

Por Malaventura

11:35

Al payaso que le pegan bofetadas, las asume, se integra en ellas. Instaladas en el sistema, las bofetadas son un producto de la risa. Consagra la hostia su gracia cuando se recibe, cuando se esquiva o cuando se devuelve. A las bofetadas que nos da la vida se les llama madurar o experiencia; unidas van sin ser lo mismo, hay quien madura mejor y quien madura peor habiendo vivido experiencias iguales. 

11:45

Al inicio de la función están claros los roles: el payaso listo da, el payaso tonto recibe, pero ¿quién es el bueno y quién es el malo? En las entretenidas películas de intachable moralina justiciera, el bueno aguanta y recibe hasta el final, pero termina sacudiendo al malo estopa de lo lindo y toma, jeroma, pastillas de goma. Salimos del cine con un rictus de: nada hay más reconfortante que la no piedad contra los malvados. 

11:55 

El cine nos resarce de las venganzas de la vida.

 

CENTÉSIMA VIGÉSIMA OCTAVA MAÑANA


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