Revista Salud y Bienestar

Centinela de la Memoria

Por Seo Bloguero
Centinela de la Memoria


Si tuviera unos cuántos años menos, me preocuparía por el Alzheimer. ¿Tú sabes cuantos años tengo? Cumplí los 74 años, ya no debo preocuparme por ese mal.

Las personas dicen que yo no puedo ser un cuidador de personas con Alzheimer. Esa función la ejercen casi siempre las mujeres. A lo mejor por eso, ganó el premio Cuidar con amor desde que se creó.Centinela de la MemoriaMi esposa se llamaba Elzi Cabellero Selgueira, una negrita muy fina alegre y culta. Daba clases en una escuela en Jagüey Grande. Nos conocimos en la universidad y nos casamos en segundo año de la carrera y celebramos juntos las bodas de oro.Siempre la admire porque llevaba el ejercicio del magisterio en la sangre. Cuando terminaba las clases un grupo de muchachas repasaban con ella, les daba de comer, y las aconsejaba. Incluso ya enferma, una vez una alumna la visitó y aunque no habló con ella; Elzi se echó a llorar como una niña, porque sentía conocerla pero no sabía de dónde.Contaba 56 años cuando empezó a olvidar las cosas y se realizó un chequeo médico de rutina. La remitieron al Hospital Faustino Pérez y allí el doctor Adolfo Valhuerdi nos atendió. Él me advirtió que ya la enfermedad causaba estragos en su cerebro.Confieso: no fue nada fácil estar al lado de ella, en las distintas etapas del mal de Alzheimer. Difícil se torna, pues tarde temprano la persona amada no te reconoce… no formas parte de su historia.Por eso debo agradecer a la Asociación de Familiares de Personas con Alzheimer y otras demencias (AFAPALMA), que se formó en 2004. Al principio no creí importante los contactos con el psicólogo y el grupo. Pero los golpes me fueron enseñando y me empecé a congregarme todos los últimos jueves de cada mes. Hace 7 años asisto a la reunión.Allí, un grupo de doctores y especialistas impartían conferencias sobre las fases de la enfermedad, también nos ayudaban espiritualmente; nos sacaban de nuestra piel de cuidadores para entrar en la de centinela de la memoria.Con esa filosofía me convertí en cuidador, me jubilé para dedicarme por completo a mi esposa. Mientras nuestros hijos trabajaban en base a sus necesidades.Los primeros meses bajo tratamiento, no se dejaba bañar, ¡imagínate! Pobrecita, le daba pena. En una ocasión me dijo: “Vice, qué bueno tu eres”, como queriendo disculparse por su mal humor al bañarse.Las palabras mágicas del Alzheimer lo encabezan el cuidado, la deferencia y el amor. Mi esposa por eso, permaneció conmigo ocho años después de declarada la enfermedad. En los últimos momentos, me conocía a mí y a su nieto más chiquito de 11 años. Siempre pasaba por su lado y me miraba como buscando una respuesta a su problema. El nieto cuando iba a la casa la besaba. El día del entierro hubo que llevarlo al cementerio.El Alzheimer te cambia la vida, deteriora la mente y el alma, por mucho que te preparen, no sabes cómo vas a actuar. Los enfermos viven el pasado y corres el riesgo de no formar parte de él. Y como yo, hay más de 10.000 familiares en Matanzas y alrededor de 100.000 en toda Cuba.Actualmente cuido una viejita de 104 años de Cárdenas. No padece de ninguna enfermedad, simplemente le salvaguardo además de su integridad física… su memoria.Escrito por: LA CUBANITA (Betsy Benitez)Centinela de la Memoria


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Imagen (tamaño real /ver diploma)
Alzheimer Cuba (entrar)
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Cuba - National policies, reports and guidelines
  • Revista Habanera de Ciencias Médicas
    • Orientaciones para una mejor atención de los ancianos con Alzheimer en la comunidad [2008]
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