Cuando casi nadie lo esperaba, apareció Ricardo Centurión para colarse entre los máximos candidatos en ocupar la plaza número 23 de los que viajarán a Rusia.
Y de pronto, cuando casi nadie lo esperaba, apareció Ricardo Centurión para colarse entre los máximos candidatos en ocupar la plaza número 23 de los que viajarán a Rusia buscando la Copa del Mundoque a Argentina se le niega desde hace 32 años.
El controvertido delantero de Racing, que hasta ahora no fue convocado en ninguna de las citas de la selección desde que Jorge Sampaoli se hizo cargo de la dirección técnica, se fue metiendo de a poco en el gusto del entrenador de Casilda, quien en numerosas ocasiones asistió al Cilindro de la Academia a ver fútbol. Supuestamente, sus ojos estaban puestos en Lautaro Martínez, y de hecho el goleador debutó con la albiceleste en el último amistoso frente a España, pero sobre la raya su compañero lo habría adelantado para llegar antes a la meta.
En todo caso, son dos futbolistas muy diferentes. Más certero y definidor el juvenil Lautaro, que sí figurará en la lista de 35 que Sampaoli dará a conocer el próximo lunes, con más intervención en el armado de la jugada el hombre de pasado turbulento y presente promisorio desde que en enero volvió de Italia al club en el que hizo las divisiones inferiores.
Centurión, según sostiene el cuerpo técnico argentino, podría aportarle al equipo el toque de rebeldía que a veces es necesario cuando las defensas rivales se cierran y no aparecen caminos para romper el cerco. Sus números en este 2018 son inapelables: 7 goles y 8 asistencias en 19 partidos jugados. No hay dudas de su habilidad, que puso de manifiesto desde el mismo día que apareció en la Primera de Racing hace exactamente seis años (debutó el 7 de mayo de 2012).
Tampoco que ha evolucionado en su adaptación al juego colectivo, ha entendido que puede ser un eslabón en la cadena de elaboración de fútbol y no siempre el punto final de la acción de ataque. Ni se discute su versatilidad para ocupar cualquier posición en el tercio final de la cancha. Pero sin embargo, su presencia llegaría envuelta en dudas.
Por el lado del juego, porque sus experiencias fuera de las fronteras del país han sido poco satisfactorias. No rindió ante rivales más cualificados en ninguna de sus dos etapas en el Genoa italiano, y mucho menos en el San Pablo brasileño, en una liga con un nivel semejante a la nuestra. Pero sobre todo, las resistencias apuntan a una conducta “difícil”, condimentada por salidas nocturnas, peleas callejeras, excesos de velocidad al volante y de alcohol en los controles policiales, exhibición de armas diversas y hasta una denuncia por violencia de género. En definitiva, un carácter volcánico que en más de una ocasión también le trajo problemas con los árbitros, aunque en los últimos tiempos parece relativamente apaciguado.
Hay otro aspecto que llama la atención en la posible inclusión de Ricky en la expedición a Moscú: ni siquiera entrenó alguna vez con el grupo de la selección. Tampoco sería una novedad. Antes de México 86, Carlos Bilardo había dicho que para ir al Mundial un jugador debía tener 80 prácticas con el equipo pero acabó llevando a Héctor Enrique, al que jamás había citado antes.
Sin embargo, y más allá de los puntos negativos que colman uno de los platos de la balanza, a última hora Sampaoli consideraría que pesa más aquello que puede dar Centurión cuando pisa una cancha. Al fin y al cabo, el Negro Enrique también apareció de golpe hace 32 años y acabó dando el pase de gol más famoso de la historia del fútbol argentino…
Fuente: As
Recopilación por Martin Eraso
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