Revista Salud y Bienestar
Ni una, ni dos... ni trescientas ovejas son capaces de hacer siquiera pestañear a quienes no pueden dormir. El insomnio deja sin descanso a entre el ocho y el doce por ciento de la población española, unos cinco millones de personas. Alicia González, paciente, no duerme hace años, y apenas parece que le da importancia. «No cuento las horas que duermo, pero no suelen ser más de cinco», añade Alicia.Muchos pacientes ni siquiera saben que sufren insomnio porque le restan importancia a la falta de descanso nocturno. Pero, ¿cuál es el límite que lleva a la patología? Los médicos, como apunta Antonio Vela, jefe del Laboratorio de Estrés y Sueño Humano de la Universidad Autónoma de Madrid, aseguran que superar los seis meses en una vigilia permanente desencadena la forma crónica de la enfermedad. «La atención primaria juega un papel importante en esta área. Si se les da la formación suficiente y las armas de prevención pueden hacer frente a muchos casos», apunta Vela.
Con el fin de que esto sea posible desde la Agencia Laín Entralgo –la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias–, de la Comunidad de Madrid, se ha editado una guía que en su elaboración ha contado con la colaboración de los pacientes, en concreto con la Asociación Española del Sueño. Este manual, que se ha editado con diferentes versiones –una para el profesional médico y otro para el afectado–, recopila las principales características de la enfermedad. La guía está disponible para descarga en la red: www.guiasalud.com. Para aquellos pacientes que deseen saber más sobre su problema de salud, las páginas del libro ayudan a entender por qué ocurre la enfermedad.
Y a los médicos de cabecera les ayuda a a conocer las intervenciones terapéuticas disponibles, sobre todas las que no implican emplear medicamentos, como las basadas en la modificación de los hábitos de vida. Sin embargo, Alicia asume que la reeducación de hábitos y la terapia no farmacológica no siempre funciona. «Sí, siempre tomas nota de lo que te recomiendan antes de acudir a los medicamentos, pero no resulta posible. Necesitas algo más, una pastilla que te asegure que dormirás algo, por lo menos lo justo que te ayude a descansar», se lamenta Alicia.Por su parte, a Raúl, que está diagnosticado hace unos pocos años, lo que más le molesta es «que tardo más de una hora en quedarme dormido y no pasan ni tres antes de que volver a despertarme.
Sé que mirar el reloj es contraproducente, pero no me queda más remedio, ya que la sensación que experimento es de que no descanso y ¡eso es tan molesto!». Sin embargo, tanto Alicia como Raúl no reparan las horas de sueño durante el día, sino que simplemente, desaparecen.Como Raúl se encuentra Pedro, de 52 años, cuyos ánimos empiezan a fallar tras cuatro años sin dormir más de dos o tres horas seguidas. «Me tomo una pastilla, duermo unas horas, me despierto y vuelta a empezar. He probado de todo y nada me funciona», se lamenta Pedro.
**Publicado en "La Razón"
Con el fin de que esto sea posible desde la Agencia Laín Entralgo –la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias–, de la Comunidad de Madrid, se ha editado una guía que en su elaboración ha contado con la colaboración de los pacientes, en concreto con la Asociación Española del Sueño. Este manual, que se ha editado con diferentes versiones –una para el profesional médico y otro para el afectado–, recopila las principales características de la enfermedad. La guía está disponible para descarga en la red: www.guiasalud.com. Para aquellos pacientes que deseen saber más sobre su problema de salud, las páginas del libro ayudan a entender por qué ocurre la enfermedad.
Y a los médicos de cabecera les ayuda a a conocer las intervenciones terapéuticas disponibles, sobre todas las que no implican emplear medicamentos, como las basadas en la modificación de los hábitos de vida. Sin embargo, Alicia asume que la reeducación de hábitos y la terapia no farmacológica no siempre funciona. «Sí, siempre tomas nota de lo que te recomiendan antes de acudir a los medicamentos, pero no resulta posible. Necesitas algo más, una pastilla que te asegure que dormirás algo, por lo menos lo justo que te ayude a descansar», se lamenta Alicia.Por su parte, a Raúl, que está diagnosticado hace unos pocos años, lo que más le molesta es «que tardo más de una hora en quedarme dormido y no pasan ni tres antes de que volver a despertarme.
Sé que mirar el reloj es contraproducente, pero no me queda más remedio, ya que la sensación que experimento es de que no descanso y ¡eso es tan molesto!». Sin embargo, tanto Alicia como Raúl no reparan las horas de sueño durante el día, sino que simplemente, desaparecen.Como Raúl se encuentra Pedro, de 52 años, cuyos ánimos empiezan a fallar tras cuatro años sin dormir más de dos o tres horas seguidas. «Me tomo una pastilla, duermo unas horas, me despierto y vuelta a empezar. He probado de todo y nada me funciona», se lamenta Pedro.
**Publicado en "La Razón"
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