Timofey Parsshikov
A las seis de la mañana, con Mus, se adivina el día al fondo, hacia el este. Es un indicio, una promesa, un atisbo. Las centellas de lo que será.
A las onche de la noche, con Mus, queda al oeste un rastro del incendio del día. Es una mueca, un adiós, también un indicio. Las ascuas remotas de lo que ha sido.
Hace un año y dos días: Forges, cervezas y Jason Lyte