Revista Comunicación

Cercanías, cada vez más lejos

Publicado el 18 enero 2018 por Felipe @azulmanchego

Cercanías, cada vez más lejos

Foto: Renfe

MADRID DISPONE DE un buen sistema de transporte público. Perfectible, como todo en la vida, pero de una acreditada calidad. Basta compararlo con el de cualquier otra ciudad o región equivalente para comprender que en todos los parámetros estamos bien situados.

Cierto es que, en el caso del Metro, las sucesivas ampliaciones llevadas a cabo por los Gobiernos del PP no nos salieron precisamente baratas, ni la planificación fue tal vez la más acertada.La Comunidad cuenta, además, con un gran invento. Una valiosísima herramienta que se debería explotar mejor. Una sociedad pública de enorme utilidad para desarrollo y la coordinación de losasuntos relacionados con la movilidad. Se trata del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) que viene operando desde hace más de 30 años y que, de no ser por las estériles rencillas entre los responsables políticos, podría cumplir mejor la finalidad para la que fue creado. Una cosa son las discrepancias entre la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, lógicas al tratarse de operadores distintos, y otra bien distinta es la incapacidad manifiesta para ponerse de acuerdo, cuando no la demora sin sentido, sobre cuestiones estratégicas para beneficiar a los usuarios.Y qué mejor sitio que el Consorcio, donde están sentados los responsables políticos  de las tres Administraciones, para analizar la cascada de incidentes que, un día sí y otro también, se vienen registrado en las Cercanías de Renfe.Los datos hablan de una incidencia grave al día y los sindicatos atribuyen las averías y retrasos al deficiente mantenimiento -la infraestructura depende de Adif- y a la falta de inversión. Que el servicio ha empeorado es algo más que una evidencia reciente. Y lo que es peor, no estamos hablando de unos hechos aislados, sino del deterioro sistémico de un servicio público, utilizado por 230 millones de viajeros al año, que requiere medidas urgentes.Unas actuaciones, que no serán tan rápidas como reclaman los usuarios y alcaldes de los municipios afectados, y que necesariamente deben incluir un plan de inversiones realista que permita la contratación de más operarios de mantenimiento y maquinistas. Para sacar de los talleres los vehículos inmovilizados por la ausencia de un mantenimiento adecuado y conseguir una mayor frecuencia de trenes. Para acabar, en definitiva, con tantos años de abandono.El departamento que dirige Íñigo de la Serna tiene previsto anunciar en marzo  “un nuevo y ambicioso plan” que debería servir para acabar con esta inaceptable situación. Porque no estamos tan solo ante incidencias relacionadas con la puntualidad de los viajeros.Detrás de cada nuevo sobresalto en Cercanías hay un usuario que ha perdido una cita médica o un examen, o que ha llegado tarde al trabajo o a sus ocupaciones, o que, en definitiva, ha perdido la confianza en un servicio público que cae en picado.

Mal vamos cuando los retrasos se convierten en algo cotidiano para los sufridos usuarios, casi 850.000 cada día en alguno de los cerca de 1.300 trenes que circulan por la red madrileña. Lástima que las Cercanías, tan valoradas en otro tiempo, se hayan convertido en lejanías.

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