Un cerebro vivo no se puede estudiar, es por ello, que para la Ciencia supone un reto para el que aún no se han encontrado soluciones. Lo que sí se sabe es que está dotado de facultades maravillosas y poderosas aún por desarrollar ya que del 100%, solo utilizamos un 3% del cerebro. También se sabe que no existe un cerebro igual a otro. Todos los cerebros son diferentes. Esto se sabe por las percepciones y sensaciones que se registran en el cerebro, así como las emociones y los sentimientos. Un individuo puede percibir un vaso de una manera completamente diferente a otro sujeto, y hablamos del mismo vaso y en el mismo contexto. Los estímulos que nos llegan a través de los sentidos al cerebro y su forma de interpretarlos para ser consciente de la realidad. Aunque existen casos en los que el individuo no es consciente de la realidad. Esto ocurre en cuadros patológicos como la esquizofrenia.
A través del famoso test de percepción visual donde se muestra al paciente una imagen y se le pregunta qué ve se descubrió que cada persona percibe de una manera diferente ya que donde una persona veía una mujer otra veía un oso, por poner un ejemplo.
Un aroma afrutado puede resultar fresco para una chica de quince años y empalagoso para un hombre de cuarenta. Quizá para ti la sopa esté salada pero yo la encuentro sosa.
El cerebro se divide en cuatro lóbulos: lóbulo occipital, lóbulo parietal, lóbulo temporal y lóbulo frontal. Luego está el Hipotálamo responsable del equilibrio y muchos más elementos.
Lo mismo ocurre con los sentimientos y las emociones. De lo que yo siento miedo tú te ríes y a lo que me hace sentir enfadada a ti te agrada. Se trata de un tema de percepción.
Los sentidos todos sabemos cuáles son pero no está de más nombrarlos: gusto, tacto, olfato, oído y vista y, en las mujeres, se dice que existe un sexto sentido, la intuición pero… Existe realmente? Según un estudio llevado a cabo por investigadores y científicos de universidades de Granada y Londres la raíz de todo se basa en su etapa prenatal, cuando aún está en el vientre de la madre. La mujer, cuando está embarazada si el bebé que va a nacer es niña, le da a recibir sus hormonas que, como todos sabemos, son los estrógenos y la progesterona y, además, normalmente, unas cantidades mínimas de testosterona. Si embargo si el feto es varón recibe altos niveles de testosterona y mínimos de progesterona y estrógenos, en la mayoría de los casos. Es esta hormona, la testosterona, la que decide cuantitativamente, nunca mejor dicho, por naturaleza sean más intuitivas y menos reflexivas que los hombres y los hombres, a su vez, más arriesgados y menos empáticos que ellas. No es cuestión de que el hombre sea de Marte y la mujer de Venus como nos planteaba aquel famoso bet-seller que se puso de moda a finales de los noventa :-):-):-) Sino que se trata de un componente biológico.
Ante las diferentes situaciones o problemas la mujer es como si le diera al botón de emergencia de su mente que se activa rápidamente de manera automática e inconsciente y nunca falla, siempre consiguen el éxito. El hombre reflexiona, analiza y saca conclusiones aunque no siempre acertadas.
Cabe decir que no siempre es así en todos los casos. Todos tenemos una parte femenina y una parte masculina (bien lo saben los budistas con su simbología ying-yang) y existen hombres intuitivos por tener su lado femenino más desarrollado (más estrógenos y progesterona que testosterona) y al contrario, mujeres con mucha testosterona que son más analíticas y lógicas.