Por múltiples motivos y circunstancias cada quien en su fuero interior SABE que nuestras organizaciones necesitan cambiar aunque sólo sea para adaptarse a cómo cambian nuestros usuarios y su forma de acercarse y usar los servicios que les prestamos.
Pero de saber que los cambios son necesarios a aceptar que afecten nuestro día a día, las relaciones que cada día establecemos y cómo damos solución a las barreras/problemas que surgen hay mucho camino... un camino que transcurre en nuestra mente.
Y es que los cambios en la organización tanto los que se explican como los que ocurren "de facto" alteran cómo funciona nuestro cerebro y, por ende, a ese "cerebro colectivo" del que formamos parte queramos o no.
No me cabe duda de que las ideas escondidas en esa mente de todos constituyen las claves para conseguir seguir prestando el mejor servicio en dinámicas de "quita" como la actual, pero hace falta saber darle paso, filtrar y ordenar las ideas y sumarle a las mismas la información agregada de la que se disponga para que las modificaciones sugeridas tengan el sentido completo.
Pero hace falta pasar de los discursos a la conciencia de que las personas y su conocimiento son la ventaja competitiva de la empresa y que no es necesario esperar a las crisis para tener la oportunidad de cambiar algo.