Está considerado como el pueblo de las brujas. El escondite de las mujeres malvadas de Castilla. Cernégula, tratado de lugar maldito porque era frecuentado por brujas que llegaban a esta localidad montadas en escobas procedentes de Cantabria y Navarra que huían del Santo Oficio. Lejos de saber si tales historias fueron verdad o pura ficción, la leyenda y las tradiciones del lugar aseguran que en la laguna de este minúsculo municipio que no llega al medio centenar de habitantes, se reunían las brujas de toda Castilla para realizar aquelarres y poner en común las últimas recetas mágicas que habían aprendido.
La propia Inquisición española ha dejado crónica de que el mismo Satanás presidía y bendecía los ritos, las pócimas y los brebajes alucinógenos de estas brujas hasta el canto del gallo. Como recuerdo de aquel pasado, real o no, gran parte de las casas de Cernégula mantienen su legado en forma de veletas con la figura de una vieja montada en su escoba que lucen en sus tejados. La única gasolinera del pueblo también hace un guiño a la brujería. Su nombre, Las Brujas, lo dice todo.
Cernégula, el pueblo de las brujas.
Lo cierto es que la misteriosa laguna donde la tradición oral cuenta que se reunían las brujas en torno a esotéricos aquelarres es uno de los principales atractivos para visitar Cernégula. Se alimenta de aguas pluviales y procedentes del deshielo. En invierno, gracias a una gruesa capa de hielo que se forma debido a las bajas temperaturas, permite patinar y aunque su nivel disminuye en verano, no no se la conoce seca. En este lugar hasta no hace mucho también aparecía la imagen de una bruja montada sobre una escoba.
Nada queda de lo que narra la leyenda. De aquel pasado brujeril solo hoy sobreviven antiguos aliados: sapos, batracios, pequeñas culebras de agua e insectos varios. Pero no es la única superfice acuosa que permanece en la zona. La charca de la Pila Vieja y la de la Venta Parra, muy cercanas al pueblo, son lagunas de origen kárstico que configuran una de las pocas unidades lacustres de la provincia de Burgos.
Según la leyenda, en esta laguna las brujas realizaban sus aquelarres.
Amén de Cernégula, otras tierras sorianas comparten protagonismo en el mito brujeril durante la Edad Media; por ejemplo, el municipio de Barahona mantuvo relación con este peculiar mundo de fantasía, que queda documentada en los diarios de la Santa Inquisición del siglo XVI. El Santo Oficio se encargó de mantener la ortodoxia cristiana a lo largo y ancho de cada uno de los denominados ‘pueblos malditos’ de Castilla y alrededores con el ánimo de ‘limpiar’ las calles de magos y brujas.
Al igual que en Zugarramurdi (Navarra), las brujas de Cernégula fueron perseguidas por la Inquisición. En España, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de Europa, murieron en la hoguera una veintena de brujas. Un dato inferior respecto a lo que ocurrió en otros países europeos como Francia y Alemania.
Cartel situado junto a la charca de las brujas.
En esta purga de captura de brujas, tuvo especial protagonismo un lugareño, el inquisidor Alonso Salazar Frías, encargado de llevar a cabo miles de interrogatorios no tan abusivos. El burgalés recorrió buena parte del norte de la península ibérica para cuestionar algunas de las sentencias que otros inquisidores habían interpuesto sin fundamento alguno. Incluso llegó a evitar el ajusticiamiento de dos acusados de brujería.
Salazar Frías dejó para la posteridad este dicho: “No hubo brujos ni embrujados en este lugar, hasta que se comenzó a tratar y escribir de ellos”. Por si quedaba alguna duda. Pese a todo, el halo esotérico nunca dejará de envolver al considerado pueblo de las brujas de España, uno de los lugares con historia de Castilla y León.
Dónde dormir: Casa rural Los Cazillos; C/ Barriuso, 69; 09142 Masa (Burgos); teléfono: 667813357.
Dónde comer: Asador Santa Centola; C/ Santa Elea, 15; 09145 Valdelateja (Burgos); teléfono: 947150153.