Si, cierro una etapa. Cerrar etapas me va bien para seguir hacia adelante, para continuar con mis objetivos sin dejar de visualizar mi meta, me funciona porque es el final de un ciclo, y así me da la sensación de que empiezo otro con más fuerza y renovada.
Este año ha sido difícil para mi, he tenido algunos problemas personales que han hecho desestabilizar un poco mi vida, gracias a Dios, como siempre, esas cosas me enseñan y me ayudan a descubrir esos aspectos del día a día y esas caras de las personas que por rutina no se ven.
Los momentos difíciles son los que desenmascaran a la gente
¡¡y vaya si he quitado mascaras de golpe!!
A día de hoy me siento bien, estoy conociéndome más que nunca gracias a la meditación que por cierto me ha enganchado :), y viviendo sin prisa pero sin pausa, disfrutando de cada instante que paso con mi marido y mi hijo, sin duda lo más valioso que tengo en este mundo.
Estos días nos vamos a descansar, David me obliga, quiero sentir la brisa, disfrutar de las risas de mi hijo, y pasear de la mano por algún camino insospechado.
Quiero sentir la vida, hacer un parón en la rutina, y coger aire para todo lo que va a venir, esa nueva etapa.
Esa etapa que intuyo va a ser muy buena, porque después de la tormenta llega la calma, y estoy lista para recibirla.
Una etapa llena de moda, de belleza, de MOMENTOS y personas, que como en cada ciclo, estarán en mi camino para enseñarme, acompañarme y hacerme mejor persona.