Revista Tecnología

Cerrando la puerta a la culpa y a la frustración

Publicado el 27 enero 2014 por Ajmasia @ajmasia

Open to the skySi hay algo que me gusta de GTD, es que la sistemática de la metodología ofrece muchísimo más de lo que a simple vista parece. De forma general y mediante el ejercicio de sus principios fundamentales se consigue mantener una mente libre de distracciones por lo que puedes llegar a alcanzar unos niveles muy elevados de productividad y eficacia. Sin duda alguna esto aporta grandes beneficios a nivel personal, y por extensión, a todas aquellas personas que nos rodean dado que nos hacemos mucho más confiables. En una sociedad en la que parece que cada vez nos fiamos menos de todo, este valor hace que las personas pasen a ocupar un lugar privilegiado justo en el centro de las relaciones.

El primer paso para comenzar a experimentar algún tipo de beneficio personal es desarrollar el hábito de capturar. ¿Qué es lo que se experimenta relamen cuando llevas a cabo esta actividad? Hay personas que comienza a sentirse bien y por otro lado, personas que comienza a experimentar ciertos sentimiento negativos. Cuando comienzas a trabajar sobre esté hábito, lo normal es sentirse atrapado entre estos estados de ánimo radicalmente opuestos, que incluso puede llevarnos a experimentar algún tipo de ansiedad. ¿Y a qué se debe esto? Pues sencillamente a que se toma consciencia de todo aquello que realmente se está aplazando y oxidando en nuestra mente, abriendo por tanto la puerta a los sentimientos de culpa y frustración. Si eres capaz de comprender cuál el origen de estos sentimientos negativos, descubrirás cual es el modo de librarte de ellos. Inicialmente podemos llegar a pensar que el origen está en que tenemos demasiadas cosas que hacer y sin embargo ese no es el problema.

El precio que las personas pagan en el mundo cuando incumplen un compromiso es la desintegración de la confianza en la relación y esa es una consecuencia negativa. David Allen

El verdadero origen de los sentimientos negativos está en el grado de cumplimiento con los compromisos que alcanzamos con nosotros mismos. Cuando rompemos cualquiera de nuestros compromisos, automáticamente nos hacemos conscientes de ello y disparamos el estrés y la ansiedad. Y ¿cómo podemos conseguir no romper dichos compromisos?

En primer lugar, no comprometiéndonos. El ser humano tiene una tendencia general hacia la voluntad de hacer cosas, y regular este hecho resulta crucial a la hora de gestionar nuestros compromisos. GTD dispone de mecanismos y herramientas para aprender a regular nuestro exceso de voluntad a través de la gestión objetiva de nuestro inventario de compromisos, lo que nos lleva a poder decir que no con mayor integridad. En segundo lugar, cumplir el compromiso. Dada la tendencia natural hacia la voluntad de hacer cosas de la que hablaba en el párrafo anterior, cuando consigues tachar algo como hecho te invade una gran sensación de bienestar. Y por último, renegociar el compromiso. ¿Hay algo que realmente impida hacer esto? Normalmente no, pero nos olvidamos de que existe esta posibilidad. Un compromiso renegociado no es un compromiso roto, se trata de un compromiso actualizado.

Si hay algo que distancia radicalmente a GTD de otras metodologías, es precisamente la gestión que propone de los compromisos. Capturar todo aquello que llama nuestra atención no supone que todo es igual de importante, sino precisamente que no lo es y sin embargo, todo lo que no se captura parece que si es igual, dado que manifiesta una cualidad común, el ejercer presión y robarnos nuestra atención.

¿Quieres dejar de sentirte culpable y frustrado por todo aquello que no haces? ¿Quieres convertirte en una persona confiable? Si la respuesta es si, todo pasa por entrenarse en la práctica de estos sencillos principios, los cuales te permiten gestionar tus compromisos de forma consciente y eficaz.

Esta entrada Cerrando la puerta a la culpa y a la frustración has sido publicada por Antonio José Masiá


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