Revista Educación

Cerrando puertas

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Cerrando puertas

Cerrando puertasMuchas veces, cuando me pongo profunda, que afortunadamente no es muy a menudo, veo mi vida como un pasillo con puertas a ambos lados. Calculo que en este momento estoy un poco más allá de la mitad y, tras de mí, hay varias puertas cerradas. Al fondo hay una pared, el final supongo, pero antes de ella quedan algunas puertas abiertas.

En algún momento de mi vida he estado en el interior de esas habitaciones cuyas puertas he ido cerrando, algunas con mucha facilidad y otras con dificultad porque parecían pesar toneladas. Eran habitaciones agotadas, vistas, experimentadas. En algunas de esas habitaciones he disfrutado de lo lindo mientras que en otras lo he pasado francamente mal. En cualquier caso ninguna ha sido completamente mala o buena, de todo ha habido, aunque de algunas he salido con más ganas que de otras al pasillo central para seguir avanzando.

Creía que algunas de las personas que me acompañaban en las primeras habitaciones estarían conmigo hasta el final, o casi, ilusa que es una en el principio del recorrido. A estas alturas muchas de las personas que han estado en alguna de esas habitaciones ya no están. Algunas, desgraciadamente, se han marchado sin que yo lo quisiera y a otras les he dado una patada en el culo. Unas pocas, simplemente, se han ido diluyendo y ya no me acompañan.

Los últimos meses no me he quitado el pomo de la mano, no he parado de empujar, con dolor, con costes, pero sabiendo que no queda otra porque dejar puertas abiertas a mi espalda supone que no pueda disfrutar de las que me quedan, con sus pros y con sus contras. En los últimos meses también he sentido que esas personas que lamentablemente ya no están, sin embargo, están, y me han empujado para que salga de una habitación que ya estaba agotada, recordándome que no hay nada que nos destruya más que el inmovilismo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog