Revista Cultura y Ocio

Cervecitas y aceitunas.

Publicado el 22 junio 2013 por Erikaconka Erika Coello @ErikaCoello

A menudo tengo la sensación que somos lo más parecido a un banco de peces en busca de aguas más propicias.A donde va uno irá el resto,pero…¿Y si un pez decide desviarse del camino trazado?.
Resulta gratificante reunirse de vez en cuando con un grupo de amigos o conocidos.Entre el “elixir” de las cervezas y las aceitunas para picar que ponen en la terraza o en aquel bar de la esquina ,aprendes a discernir unas cosas de otras.
Todo va perfectamente,compartimos ideas,existen miradas cómplices de aprobación y hablamos de las cosas que parecen ajustarse a la conversación general del grupo.(Aquí no hay dios que desentone).
Pero he aquí que en un momento determinado en mitad de la conversación, sale a relucir un tema espinoso (o no tanto) y un componente del jubiloso “clan” expone su propia opinión. Cuando todos estaban de acuerdo y se habían consensuado en verlo todo negro,solo él únicamente lo veía de color blanco.
Todos lo observaban estupefactos.Algunos callados como si estuvieran en otra mesa o ausentes como si no hubieran sido invitados,otros encendían el cigarrillo apresuradamente exhalando humo cual chimeneas, y otros los más aguerridos como William Wallace dirigiendo a los escoceses le decían :-”¡No!¿Como va a ser eso?¿Estás loco?¿Como puedes afirmar tal cosa?”.
El rebelde del grupo seguirá manteniendo lo dicho,y probablemente lo repetirá en busca de alguien que por fin comparta su opinión (aunque está claro que no será con la misma gente…).Cuando se disuelva la reunión lo tacharán de loco,tonto o que probablemente el efecto de las cervezas le hizo efecto mucho antes a él que a los demás.
No nos engañemos,la mayor parte de los allí presentes aunque se habían acomodado al “fácil” color negro,en el fondo pensaban lo mismo que el compañero desterrado y lo veían blanco.
Y es que a veces a todo aquel que dice algo claro a la cara,sin medias tintas y sin rodeos aunque sus maneras no sean las más heterodoxas,nos limitamos a desaprobarlo (mientras no se haga daño a nadie…) .Ser brutalmente honesto parece no estar permitido.Y…¿por qué?.Quizás porque en el fondo a todos y cada uno de ellos les hubiera gustado ser el desterrado y haber dicho lo que de verdad pensaban en aquel instante.
Moraleja:Respetemos las opiniones y decisiones de los demás.Y sobretodo no coartemos esa libertad que nos hace auténticos e independientes.
Y no,no insistas.No te invitaré a una cerveza.

Cervecitas y aceitunas.


Cervecitas y aceitunas.

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