Revista Cine
César debe morir (Paolo Taviani, Vittorio Taviani, 2.012)
Publicado el 24 noviembre 2012 por Rugoleor @rugoleorCésar debe morir (Paolo Taviani, Vittorio Taviani, 2.012)
Ficha:
Título Original: Cesare deve morire.
Directores: Paolo Taviani, Vittorio Taviani.
Guionistas: Paolo Taviani, Vittorio Taviani.
Intérpretes: Fabio Cavalli, Salvatore Striano, Giovanni Arcuri, Antonio Frasca, Juan Dario Bonetti, Vincenzo Gallo, Rosario Majorana, Francesco De Masi, Gennaro Solito, Vittorio Parrella, Pasquale Crapetti, Francesco Carusone, Fabio Rizzuto, Fabio Cavalli, Maurilio Giaffreda.
Productor: Grazia Volpi.
Fotografía: Simone Zampagni.
Música: Giuliano Taviani, Carmelo Travia.
Montaje: Roberto Perpignani.
País: Italia.
Año: 2.012.
Duración: 78 minutos.
Edad: Apta para todos los públicos.
Género: Drama.
Distribuidora: Golem Distribución, S. L.
Estreno: 23-11-2.012.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 184.
Recaudación: 626,50 €.
Calificación: 5,882.
Sinopsis:
El teatro de la cárcel Rebibbia de Roma. Acaba de terminar la representación de 'Julio César', de Shakespeare; el público aplaude, entusiasmado. Las luces se apagan y los actores vuelven a su condición de presos camino de las celdas. Seis meses antes: El director de la cárcel y un director de teatro se dirigen a los presos para hablarles de un nuevo proyecto, la escenificación de la obra 'Julio César' en la cárcel. El primer paso es el reparto. El segundo, el estudio del texto. El idioma universal de Shakespeare ayuda a los presos a identificarse con los personajes. Es un camino largo, difícil, plagado de ansiedad y de esperanza. Estos suelen ser los sentimientos que invaden a los presos en sus celdas, después de los ensayos. ¿Quién es Giovanni, el hombre que encarna a César? ¿Y quién es Salvatore, convertido en Bruto? ¿Qué han hecho para estar condenados al encarcelamiento? La película no intenta esconder sus crímenes. Pero el orgullo y la pasión que sienten por la obra no siempre libera a los presos de la exasperación que produce la cárcel. Sus violentos enfrentamientos incluso hacen peligrar la representación. Cuando llega el tan esperado día, los temores se recrudecen. El público es numeroso y muy diversificado: presos, actores, estudiantes, directores… Julio César vuelve a la vida en el escenario de una prisión. El éxito es total. Los presos regresan a sus celdas. 'Casio' está entre ellos. Es uno de los personajes principales y también uno de los mejores actores. Hace muchos años que ingresó en la prisión Rebibbia, pero esta noche su celda no parece la misma, se siente en un entorno hostil. Se queda inmóvil un momento antes de girarse y mirar a cámara: 'Desde que he conocido el arte, mi celda se ha convertido en una cárcel'.
Crítica:
23-11-2.012 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Arte tras las rejas
Con "César debe morir" estamos ante la adaptación cinematográfica de la inmortal obra teatral de William Shakespeare 'Julio César', representada aquí por los internos de una prisión italiana, bajo la dirección de los octogenarios hermanos Taviani, de quienes los buenos aficionados seguro que recuerdan "Padre padrone (1.977)". Mucho ha llovido desde entonces, pero el talento de ambos cineastas sigue intacto, al menos por lo que respecta a esta hermosa película, capaz de sorprender al más recalcitrante espectador. Ese equipo de actores no profesionales se muestra convincente a la hora de llevar a cabo la selección de los personajes, los ensayos y el estreno de la obra.
A lo largo de la historia del teatro y del cine muchas han sido las versiones que del vibrante texto del Cisne de Avon se han llevado a los escenarios y a los platós, pero ninguna como "César debe morir", por lo insólito del reparto reunido -el inmenso esfuerzo creativo de sus intérpretes merece ser apreciado como se merece-, así como por su admirable capacidad para despertar el amor a la cultura, al cine, al teatro y al arte en general en espectadores de toda condición.
Conviene recordar que ya en 1.953, el director Joseph L. Mankiewicz realizó una magistral versión cinematográfica de "Julio César", con Marlon Brando, Deborah Kerr y James Mason al frente del plantel estelar. Pero los hermanos Taviani no se andan a la zaga a la hora de captar el espíritu de la obra, que podemos calificar de alta política. Al tiempo, la película incluye escenas de un hondo calado trágico y poético, como es la premonitoria despedida entre Casio y Bruto, tras el asesinato del emperador: «Si nos volvemos a ver sonreiremos. Si no, esta despedida será para siempre». Así pues, estamos ante una profunda meditación sobre el bien y el mal, la inocencia y la perversidad, la fidelidad y la traición, la luz y las tinieblas. El horror, que es el elemento shakespeariano por excelencia, adquiere aquí una fuerza devastadora.
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